¿Alguien en Cuba se puede imaginar que en el país más poderoso del planeta tierra, solamente por exceso de celos de un grupo político o por hacerle daño al alcalde de una ciudad que simplemente no apoyó políticamente al gobernador del estado, se cierren por varios días varias vías del puente más transitado del mundo?
Me imagino que para el cubano común y corriente le debe ser muy difícil creerlo, pero en realidad, no solamente para el cubano sino que, también, a cualquier norteamericano común y corriente le ocurre lo mismo.
El puente en cuestión es el George Washington, el cual une la isla de Manhattan, en donde está la ciudad de Nueva York, con el estado de New Jersey, donde está una ciudad llamada Fort Lee.
Según las autoridades que administran el puente, en el 2013 lo transitaron, por sus 14 vías, 102 millones de vehículos los cuales pagan un peaje por hacerlo.
Son miles de personas que viven en New Jersey, que viajan diariamente a New York para trabajar, y que llegaron tarde a sus centros de trabajo por culpa del cierre parcial del puente.
Todo comenzó cuando los encargados de la campaña de reelección del gobernador Republicano de New Jersey se acercaron al alcalde Demócrata de Fort Lee para recabar el apoyo de este a la candidatura del gobernador.
Según el alcalde, él no dijo ni sí ni no, lo que fue interpretado por los ayudantes del gobernador como una negativa del alcalde, y como venganza contra el mismo, decidieron hacer uso del poder que poseían para crear un caos vehicular en la ciudad de Fort Lee y así sucedió, formándose un tranque de vehículos de hasta dos millas de distancia de la entrada del puente.
Para hacer peor las cosas, fue el día que comenzaban las clases después de las vacaciones veraniegas.
En cualquier ciudad de los Estados Unidos se duplica el tráfico en las calles cuando están funcionando las escuelas, así es que el caos que crearon se duplicó.
El desastre duró 4 días, hasta que se ordenó, por parte de la autoridad portuaria de Nueva York, que se abrieran las vías cerradas.
Nadie tenía una respuesta que dar con respecto al cierre de vías hacia el puente. Todos los funcionarios que estaban cerca del gobernador negaban tener algo que ver con el asunto.
Tanto fue así, que se lo negaron al gobernador directamente.
Pero salió a relucir un correo electrónico que le había enviado Anne Kelly, la segunda al mando del despacho del gobernador, a David Wildstein, funcionario de la entidad que administra el puente, en el que le decía "Es hora de crear un problema de tráfico en Fort Lee" y este le contestó "Entendido".
Y es ahí donde todo comenzó. Pero no es ahí donde todo terminó, al contrario.
En este momento, el escándalo está en su momento estelar.
El gobernador se ha disculpado con el alcalde y se ha responsabilizado por lo que sucedió, aunque afirma que él no tenía la menor idea de que fue desde su oficina de donde partió la orden para el cierre de vías.
La legislatura estatal está llevando a cabo una investigación sobre los sucesos, lo mismo el fiscal federal en el estado de New Jersey.
Decenas de personas están siendo citadas a declarar sobre el caso.
Tanto Anne Kelly, como David Wildstein, han sido despedidos de sus empleos y las aspiraciones del gobernador para la presidencia del país en las próximas elecciones presidenciales han sido dañadas muy seriamente.
La bola pica y se extiende y todo hace indicar que algunos van a parar con sus huesos a la cárcel.
¿Cómo es posible que la arrogancia de unos cuantos haya llevado a crear el caos vehicular que se creó en Fort Lee, NJ, por cuatro días consecutivos?
Yo no puedo pensar que las personas que estuvieron involucradas en este asunto pudieran pensar que esto no iba a tener consecuencias.
La única explicación es que existen personas que se ciegan cuando tienen el poder en las manos y llegan a pensar que están por encima de los demás.
Lo más probable es que el carismático gobernador de New Jersey no estuviera involucrado, pero él es el jefe y como jefe le toca asumir la responsabilidad por lo que hacen sus funcionarios.
Hay que ver hasta dónde le va a perjudicar en sus aspiraciones presidenciales.
Todavía falta mucho para las elecciones, pero las encuestas llevadas a cabo después de estallar el escándalo no le han sido nada favorables. Hay quien dice que el tiempo se encarga de borrar errores.
Veremos a ver.
Lázaro Fariñas es un periodista cubano residente en EE.UU.