Hernán Cortés y otros hechos desconocidos sobre el canal de Panamá

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El martillo de Texas



Oopart (Out of Place Artifact), así son denominados todos aquellos objetos que resultan tremendamente incómodos para la arqueología y la ciencia puesto que su ubicación en algunos de sus casos en estratos geológicos de hace millones de años representan todo un desafío para la historia de la humanidad.


Quizás por ello (siempre y cuando no haya fraude de por medio) no se habla de ellos, porque no hay una explicación racional convincente que los sitúe en una ubicación geológica más natural con sus características.

Y uno de los más enigmáticos es el conocido como "Martillo de Texas".

En la localidad de Londres del estado de Texas fue encontrado en 1934 un objeto que dejó petrificados (nunca mejor dicho) a los científicos.

 Incrustado en el interior de una roca apareció lo que a simple vista parecía un martillo moderno, en un principio a nadie debería extrañar este descubrimiento pero el problema es que aquella madera se encontraba petrificada y su cabeza de hierro fundida en la piedra que lo alojaba.

Un martillo que por lógica tendría que haber sido fabricado unos pocos millones de años atrás, algo increíble pero nada comparable al inexplicable hecho de que el lento proceso de petrificación prehistórica ocurrida en dicha zona, según los geólogos, data de hace 140 millones de años.

Por tanto de ser cierto nos encontraríamos con una herramienta de trabajo fabricada hace unos 140 millones de años, cuando la civilización humana no era ni un mero proyecto.

Quizás por ello los científicos decidieron olvidarla en el Museo Somerwell, de Texas, en el que posteriormente se le hizo un estudio a la pieza que concluyó que el interior del mango estaba carbonizado y que la cabeza (perfectamente formada) había sido construida en hierro con un grado de pureza, solo alcanzable con tecnología moderna.

La cabeza, según estudios del Instituto Metalúrgico de Columbia, está conformada prácticamente en un 97 de hierro puro, un 2 por ciento de cloro y un 1 por ciento de azufre y habría estado sometida a un proceso metalúrgico equiparable al que se utilizó en el siglo XX.

La citada pieza comenzó a incomodar tremendamente a los científicos que lanzaron la hipótesis de que se trataba un meteorito, una hipótesis que quedó echada por tierra cuando se pudo comprobar que la porción de piedra que rodeaba el martillo presentaba una anomalía en forma de muesca, como una vaina a modo de envoltorio que fue analizada químicamente y que arrojó también resultados sorprendentes, puesto que contenía ciertas cantidades de potasio, silicio, cloro, calcio y azufre.

Una naturaleza química no presente en nuestro sistema solar, con lo que la hipótesis del meteorito se fue abajo.

Por si todo lo ya expuesto no fuera suficiente todo apunta a que este objeto al ser descubierto incrustado en la roca tendría que haber estado sometido a una distinta presión atmosférica, más acorde a épocas remotas

.En definitiva un enigmático objeto tremendamente molesto para la ciencia y la historia tradicional, puesto que su presencia nos abre un abanico de posibilidades muy amplio e increíble entre las que podríamos citar la posibilidad de que hace millones de años una civilización de avanzada capacidad técnica, poblara la tierra y dejara como únicos vestigios de su presencia, viejas leyendas y este inexplicable oopart.

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