Carlos Angulo Rivas (especial para ARGENPRESS.info)
La ambición desmedida del capitalismo salvaje, representado por las grandes empresas transnacionales extractivas, no tiene en consideración la defensa del medio ambiente como tampoco la preservación de la vida humana, la animal o vegetal.
El éxito de estas corporaciones de la globalización económica, el neoliberalismo y el libre mercado, es decir, las sobre ganancias de ellas, se basa en la depredación, en la ruina de vastos territorios en cualquier parte del mundo.
Muchos habitantes del planeta no prestan atención a esta maligna forma de explotación de los recursos naturales, no toman en serio los estudios científicos del cambio climático, el calentamiento global, la destrucción de bosques naturales y la contaminación mortal de aguas y tierras.
El irresponsable y criminal gobierno de George W. Bush lideró un boicot irracional a los líderes anti-cambio-climático, Barack Obama está guiado por la continuidad sin mencionarla, no ha hecho nada a favor de la protección del medio ambiente y hoy nos encontramos en un momento donde los datos y los hechos ya no permiten la mentira ni la negación de los males ocasionados en diferentes países del mundo.
La humanidad está en peligro de afectarse a sí misma con el permanente deterioro de la atmósfera a través de la emanación de miles de toneladas de gases tóxicos industriales y los de la vida diaria con el monóxido de carbono; a ello se suma la acción depredadora de la naturaleza que atenta contra la vida de las personas, los animales y las plantas, pues el agua se convierte en elemento no consumible y las tierras en cementerios fantasmas de suelos contaminados inhabilitados para la siembra.
Las cifras de los estudios realizados muestran que las transnacionales Chevron, Exxon, Royal Dutch Shell y British Petroleum, son entre otras ochenta más, las empresas responsables del cambio climático y la contaminación ambiental conducente a la crisis climática del siglo XXI.
En su mayoría estas empresas multinacionales están dedicadas a la producción de petróleo, gas, carbón, cemento, oro, cobre y plata.
La mitad de los daños ocasionados al planeta se han producido en los últimos treinta años, mucho después del período cuando los países afectados, los gobiernos y las transnacionales, fueron prevenidos de las peligrosas emisiones de gases de efecto invernadero a consecuencia de la quema de carbón y petróleo.
Los líderes mundiales grandes o pequeños tienen la palabra.
Los responsables de la destrucción de la naturaleza deben ser frenados y de acuerdo a su responsabilidad sancionados a fin de resarcir las pérdidas ocasionadas.
Ha hecho bien el presidente de Ecuador, Rafael Correa, y ojalá lo sigan muchos presidentes, denunciando a la empresa Chevron –Texaco por los crímenes ambientales producidos durante 26 años debido a la explotación de petróleo crudo en las provincias de Sucumbíos y Orellana (zona central norte de Ecuador).
Correa en la denuncia a Chevron – Texaco ante los tribunales ecuatorianos señala que la petrolera desparramó 15 mil 834 millones de galones de agua tóxica, altamente cancerígena, realidad admitida por el representante legal de la empresa transnacional, Rodrigo Pérez Pallares.
El presidente ecuatoriano informó que durante todo ese tiempo se quemaron 235 mil millones de pies cúbicos de gas al aire libre, catástrofe ecológica que supera en 85 veces el derrame de British Petroleum en el Golfo de México y en 18 veces el desastre de Exxon Valdez, en las costas de Alaska.
Por esa razón, luego de un proceso judicial la empresa petrolera estadounidense, Chevron –Texaco, fue condenada a pagar un total de 9,511 millones de dólares por los daños ambientales ocasionados en la Amazonía. Sentencia expedida en última instancia por la Corte Nacional de Justicia de Ecuador, fallo válido apelado internacionalmente y burlado por la empresa transnacional.
Pero no todo está perdido, pues felizmente Canada recuperando la condición de país defensor del medio ambiente, venida a menos durante el gobierno conservador de Stephen Harper, el Tribunal de Apelaciones de Ontario dictaminó que Ecuador tiene el derecho y la competencia para ejecutar la sentencia que exige el pago a Chevron por la contaminación ambiental y los daños que afectaron a la Amazonía ecuatoriana.
Los habitantes y los indígenas de la región perjudicada vivían felices hasta que llegó la Chevron – Texaco a arruinar la supervivencia de mujeres, hombres, niños, animales, aguas y sembríos, sin cuidar la ecología del lugar.
Según nos informa Telesur, la orden del Tribunal también dictamina que dos filiales canadienses de Chevron deben cancelar a Ecuador un total de cien mil dólares.
La decisión emitida por tres jueces del Tribunal canadiense sostiene que “Después de todos estos años, los demandantes ecuatorianos merecen tener el reconocimiento y que la ejecución de la sentencia ecuatoriana sea escuchada en una jurisdicción apropiada".
El abogado de la Unión de Afectados por las Operaciones de Texaco, Pablo Fajardo, afirmó que con esta orden tienen “la oportunidad de parar a Chevron y que no huya de la escena de sus crímenes ambientales en Ecuador después de que se dictó una sentencia válida en contra de ella.”
En entrevista para la agencia Andes, otro de los abogados, Juan Pablo Sáenz, consideró como un logro importante el dictamen, “porque a pesar que la petrolera se opuso a que la jurisdicción canadiense reconozca la sentencia realizada en Ecuador, la Corte de Ontario ratificó la jurisdicción y se aceptó la apelación para que el proceso no sea detenido y se reconozca la sentencia realizada en Ecuador”.
La sentencia de la Corte canadiense evidencia cómo Tribunales de otros países reconocen el daño causado por la Chevron, “y no como lo hizo el juez de la Corte de Nueva York, Lewis Kaplan, durante el juicio Rico (Racketeer Influenced and Corrupt Organizations Act), que estaba dispuesto a hacer lo que le diga la petrolera” agregó Sáenz.
La sentencia de 222 páginas ratifica el fallo emitido por la Corte de Sucumbíos aunque redujo el monto a pagar por parte de la petrolera a los ciudadanos afectados por la contaminación ambiental que, según peritos internacionales, Chevron dejó en la Amazonía del país suramericano.
El documento también indica que las disculpas públicas que se le exigía a la petrolera estadounidense no proceden por no existir la figura en la legislación ecuatoriana.
Carlos Angulo Rivas es poeta y escritor peruano.