Pablo Gonzalez

Misterios olmecas


No se sabe su origen ni la causa de su desaparición. 
 
Tampoco cómo tallaron y transportaron las enormes cabezas de rasgos negroides que se han encontrado en su territorio.
 
 Desconocemos también por qué cavaron zanjas pavimentadas con piedras semipreciosas o para qué utilizaron espejos cóncavos. 
 
La civilización olmeca sigue estando plagada de misterios, alimentados, además, por recientes investigaciones que han sacado a la luz los increíbles conocimientos técnicos que poseía esta cultura.

En 1958 se descubrió petróleo en La Venta, un enclave situado en el actual estado mexicano de Tabasco.
 
Esto no tendría nada de particular si no fuera porque allí se encuentra uno de los principales yacimientos de la cultura olmeca. 
 
Fue Carlos Pellicer Cámara,conocido como “el poeta de América”, quien, al ver el desastre ocasionado por los trabajos de perforación de la compañía petrolífera PEMEX (Petróleos Mexicanos), convenció a los políticos de Tabasco de que los descubrimientos arqueológicos realizados hasta ese momento, incluidas tres cabezas gigantescas, se debían trasladar a un parque situado a las afueras de Villahermosa. 
 
Diez años después el arqueólogo de la Universidad de Yale (EE.UU.) Michael D. Coe seguía denunciando la situación de la zona en estos términos: “Una refinería lanza nubes de humo, una pista de aterrizaje corta en dos el sitio arqueológico... 
 
La Venta se ha convertido en víctima del petróleo que se encuentra bajo su superficie, y se ahoga en su sangre negra”. Pellicer y Coe denunciaron la dramática situación. 
 
Menos mal, porque no es mucho lo que nos queda de los olmecas, una cultura milenaria que surgió en el Golfo de México hacia el año 1500 a.C. y que fue la primera en marcar la pauta en muchas cosas. 
 
Los olmecas crearon el primer sistema de numeración a base de puntos y barras, efectuaron las primeras dataciones con su calendario de cuenta larga e inventaron el juego de pelota. 
 
También se adelantaron en la construcción de centros ceremoniales y fueron los primeros en orientar sus edificios en función de los puntos celestes.

Expertos en terraplenes, excavadores de complejas zanjas, usuarios de espejos, descubridores de la brújula, creadores de la primera escritura glífica mesoamericana...
 
 ¿Pero quiénes fueron realmente los olmecas? 
 
Es difícil responder a esta pregunta, aunque cada año sabemos más sobre esta extraña y prodigiosa cultura. 
 
Sus conocimientos técnicos resultan tan sorprendentes que han desatado la imaginación de investigadores heterodoxos como Zecharia Sitchin (MÁS ALLÁ, 164) o el doctor Óscar Padilla Lara para quien “la única explicación razonable para comprender el desarrollo cultural y tecnológico de los olmecas, que después heredarían los mayas, los aztecas y las demás culturas mesoamericanas, es el contacto con alguna civilización extraterrestre”. 
 
Sin llegar a estos extremos, vamos a exponer el top ten de los misterios olmecas, diez enigmas que han dado y seguirán dando mucho que hablar.

EL INCIERTO ORIGEN DEL "PUEBLO DE GOMA"

El origen de esta cultura es un enigma. Uno de tantos.
 
 Los olmecas aparecieron de súbito sin que existiera un período anterior de avances graduales.
 
 Lo curioso es que no sabemos cómo se denominaban a sí mismos.
 
 Fueron llamados olmecas (que significa “el pueblo de goma” o “gente de caucho”.) por los aztecas debido a que la zona costera del Golfo de México en la que vivían era famosa por sus árboles de goma o de caucho. También se les denomina tenocelome (“hombres con boca de jaguar” u “hombres jaguar”.) por ser éste su animal totémico. 
 
La teoría oficial dice que tal vez fueron los supervivientes de un naufragio procedente de alguna isla del Atlántico. Sitchin cree que llegaron de África y de Sumeria cruzando los mares y Mike Xu, profesor de estudios chinos, opina que eran chinos. 
 
Su zona geográfica de influencia inicial fue el triángulo comprendido entre La Venta, Tres Zapotes y San Lorenzo. 
 
Después se extendieron hacia el sur del continente, ya que se han encontrado restos de esta cultura en Monte Albán (estado de Oaxaca). 
 
Todos estos datos son circunstanciales, pero si en algo están de acuerdo los historiadores es en considerar la civilización olmeca la madre de las culturas de Centroamérica.

LAS CABEZAS OLMECAS

Esculpidas con una increíble habilidad y con herramientas desconocidas, ninguna de las 17 cabezas olmecas de piedra basáltica encontradas hasta el momento tiene un rostro igual al de otra. 
 
Respecto a lo que representan, se ha especulado sobre la posibilidad de que sean retratos de jefes olmecas o de jugadores de pelota. 
 
El primero que descubrió una de estas enormes cabezas fue José María Melgar Serrano. Sucedió en 1862 en la localidad de Tres Zapotes (estado de Veracruz).
 
 Describió así su hallazgo en un informe de 1869: “En tanto que obra de arte es, sin exageración, una escultura magnífica. 
 
Pero lo que más me ha asombrado es el tipo etíope que representa. He pensado que sin duda ha habido negros en este país. 
 
 
Y ello en las primeras edades del mundo”. Era la primera vez que se sugería el origen o la influencia africana en la cultura olmeca.

Esa primera cabeza estuvo considerada una rareza hasta 1925.
 
 Ese año un equipo de arqueólogos de la Universidad de Tula dirigido por Franz Blom encontró en La Venta otra cabeza de 2,5 m de altura y 24 toneladas de peso. 
 
También representaba a un individuo negroide, tocado con un casco o yelmo y con los lóbulos de las orejas traspasados por unos aretes. Entonces se despejó la duda: esos rostros no eran de pueblos indígenas conocidos en la zona. 
 
Cada nueva cabeza encontrada era siempre distinta, con una cara y un yelmo diferentes. 
 
En el asentamiento de San Lorenzo (Veracruz), a unos 100 km de distancia de La Venta, diversas expediciones hallaron cinco cabezas más del mismo tipo en la década de 1940. Algunas pesaban hasta 30 toneladas. 
 
Los análisis efectuados a algunas de estas piezas mediante el método del carbono 14 las dataron en torno al año 1200 a.C. 
 
Pero hace 3.000 años no existían africanos negros en el Nuevo Mundo, pues, salvo algunas excepciones caribeñas, la gente de esa raza no llegó al continente americano hasta que se inició el comercio de esclavos, después de la Conquista. 
 
A la habilidad de tallar y manipular los pesados bloques de piedra para convertirlos en ciclópeas cabezas hay que añadir la dificultad de transportarlos por tierra y agua a lo largo de unos 100 km desde las montañas de Tuxtla. 
 
La última cabeza se descubrió, también en San Lorenzo, el 3 de mayo de 1994 gracias a las investigaciones realizadas por la arqueóloga Ann Cyphers. 
 
Por tanto, llevamos ya trece años sin que aparezca alguna nueva, la que sería la número 18, que debe dormir en alguno de los tres yacimientos principales. 
 
Recordemos que en San Lorenzo se han hallado 10, en La Venta, 4 y en Tres Zapotes, 3. De momento.
 
http://misteriosmario.blogcindario.com/2010/03/00216-10-misterios-olmecas.html

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