Pablo Gonzalez

Panamá: ¿Estamos ante un autogolpe?


RUBEN D. SOUZA BATISTA – Estamos en las inmediaciones del filo de los 4 años de gobierno de Cambio Democrático encabezado por el Presidente Martinelli. Es un plazo suficiente para calificar su obra, su efecto en la sociedad panameña y la expectativa para nuestro futuro que en la mayoría de nuestro pueblo crea sombras y tenebroso pesimismo.

En el aspecto económico el deslumbrante desarrollo material focalizado en los servicios y comercio, sobre todo en los servicios logísticos y financieros internacionales, expresa un crecimiento excluyente, agudizando la desigualdad social. El círculo de los ricos se estrecha e incrementa su poder económico sobre todo los recursos nacionales y la riqueza social. Como resultado contrario, crece la faja de pobreza, se multiplica el ritmo de pauperización popular y, lógicamente, el conflicto social se amplia y profundiza.

Cambio Democrático, por el carácter de su administración, ha conducido a nuestra sociedad a un dilema: o seguimos soportando pacientemente este desastre sin límite o trazamos la raya y ni una pulgada más.

Las fuerzas en el poder perciben ese detente, que ellas ya no pueden burlar, porque ya no pueden apartarse de la inercia de su glotonería; pero a la vez entienden que son poseedores de un expediente que tiene que afrontar ante la justicia popular. Sobre esos delincuentes políticos pesa la vindicta global de los pueblos que están castigando a los autores de sus desesperanzas y martirios y saneando la existencia social.

Esta experiencia internacional y la rebeldía creciente de las masas populares de Panamá, se han convertido en un fantasma para las fuerzas políticas que gobiernan. Esas fuerzas políticas sienten y perciben que cada día es más precaria su autoridad, su credibilidad, pese a todo el esfuerzo de soborno, clientelismo e impunidad sistemática de la corrupción administrativa.

La dinámica del descontento popular, cada vez se hace más profunda y amplia. Su efecto aun no es contundente y sistemático por su dispersión. Para que se convierta en un peso que incline la balanza a favor del progreso, contra el abismo al que nos conduce Martinelli, es necesaria la acción común de las masas populares panameñas para crear una fuerza superior capaz de derrotar a los que nos gobiernan por el camino infame.

Cambio Democrático tienen claro su amenazador futuro y pretenden alterar el orden que ya no les sirve. Está claro, que en esa opción lo que emerge es la posibilidad de un auto-golpe como sería reformar la Constitución o convocar una Constituyente paralela por iniciativa del Gabinete Ejecutivo en el periodo pre-electoral. Ya Martinelli en sus declaraciones públicas ha lanzado sus primeros globos. Pero hay que tomar en serio esos tanteos, porque un auto-golpe es el último resquicio que le queda en sus ambiciones continuistas para convertir a nuestro país en su rebaño.

Hay que contrarrestar esos afanes golpistas, incrementando las denuncias de los efectos de su política en todo el espacio nacional. Hay que solidarizarse con todas las expresiones de protestas populares parciales e ir hilvanado la acción dispersa en un gran frente nacional de acción común que aísle el martinelato y derrote sus afanes continuistas. Si queremos librarnos de peores días, actuemos ahora, como una fuerza común salida de la diversidad.

Todos somos uno y uno seamos todos.

Panamá, 1 de agosto de 2013

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