Pablo Gonzalez

Cuba, referente para el desarrollo sostenible

 
Así destaca el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo/ Avanzan medicamentos vs. el cáncer/ ¿Qué dice Joseph E. Stiglitz?

Tenía pendiente compartir con mis lectores/as que al cierre de la IX Convención Internacional Sobre Medio Ambiente y Desarrollo que sesionó en La Habana, Claudio Tomasi, Representante Residente Adjunto del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en la Isla, afirmó que Cuba es un referente continental en la integración de políticas y acciones para el desarrollo sostenible, a saber:

El proceso mediante el cual se trata de satisfacer las necesidades económicas, sociales, de diversidad cultural y de un medio ambiente sano de la actual generación, sin poner en riesgo la satisfacción de las mismas a las generaciones futuras —al decir de la propia Naciones Unidas.

(La misma fuente acredita que el desarrollo sustentable es el proceso por el cual se preserva, conserva y protege solo los Recursos Naturales para el beneficio de las generaciones presentes y futuras sin tomar en cuenta las necesidades sociales, políticas ni culturales del ser humano).

Además, Tomasi consideró que nuestro esquema de desarrollo conjuga la parte económica con componentes sociales y ambientales —tres pilares del desarrollo sostenible— mediante programas integrados que permiten ahorrar esfuerzos y fondos con mayores resultados.

Como complemento, Yannick Glemarec, Director de la Oficina de Fondos Multilaterales del PNUD, alegó que la Mayor de las Antillas tiene exitosos efectos movilizando fondos para el desarrollo de proyectos ambientales gracias a la alta calidad de la implementación de sus programas, entre los cuales mencionó los relacionados con la economía verde y el manejo ambiental.

Tales apreciaciones me conllevan a afincarme más en percibir correcto el camino que transita hoy día la edificación del Socialismoen nuestro Caimán Verde que —sin descartar los frutos que dará la actualización del modelo económico desde el seno de trabajadores/as— exhibe la congruencia de la propiedad social al amparo del Estado cuyo ejemplo más reciente quizás puede localizarse en el estudio acerca del medicamento contra el cáncer que no afecta a células sanas, entre otras derivaciones halagüeñas.

Sin embargo, lejos de algo similar a lo que acontece en nuestro archipiélago nacional, está lo que sucede desde las últimas décadas del siglo pasado en las ¿cultas? sociedades de Occidente, si el examen tiene en cuenta La farsa del libre comercio a los ojos de Joseph E. Stiglitz.

En ese trabajo, este Premio Nobel en Economía y Profesor de esa disciplina en la estadounidense Universidad de Columbia —hasta donde conozco, no tiene afiliación comunista o algo semejante— penetra en la Ronda de Doha de la Organización Mundial del Comercio para develarnos el cuento llevado y traído sobre la “pertinencia” del Neoliberalismo.

Adrede, subrayo Una de las tantas “boberías” del Capitalismo que adelanta en su inscripción: “Pese a abundancia de alimentos, 870 millones padecen hambre: FAO/ El mismo órgano de Naciones Unidas certifica lo contrario en Cuba/ ¡Cuántas “desgracias” genera el Socialismo!

¿Casualmente?, nada parecido consta en la “gran” prensa que hace lo indecible en el intento de desacreditar la gloriosa y difícil obra de la Revolución Cubana al calor de más de 50 años de una multilateral guerra impuesta por la política del vecino del Norte. Tampoco, en la “nueva” ¿izquierda? del patio ni en la “disidencia” interna ni en otros consortes de Washington.

En este contexto —revelador de cómo apuntar a la armonía Persona-Sociedad-Naturaleza—, una vez más significo la valía de Cuba: ¿qué entender por su Socialismo hoy día? o sea, por el sistema que construimos la mayoría de sus hijas e hijos.

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