Pablo Gonzalez

La tragedia de Kurt Wise

Como científico, soy hostil hacia el fundamentalismo religioso porque perjudica seriamente el desarrollo de la ciencia. 
 
Nos enseña a no cambiar de opinión y a no desear conocer temas fascinantes que están a nuestro alcance. 
 
Socava a la ciencia y debilita al intelecto.

El más triste de los ejemplos que conozco es el del geólogo estadounidense Kurt Wise, quien dirige el Centro de Investigación de los Orígenes del Bryan College, en la ciudad de Dayton, estado de Tennessee. 
 
No es por accidente que el Bryan College lleva el nombre de William Jennings Bryan, el fiscal acusador del profesor de ciencias John Scopes durante el "Juicio del Mono" en la ciudad de Dayton, en 1925.

Wise pudo haber alcanzado su meta de convertirse en un profesor de geología en una verdadera universidad, cuyo lema pudo haber sido "Piense críticamente", en lugar del contradictorio mostrado en la página web del Bryan College "Piense crítica y bíblicamente". 
 
De hecho, obtuvo un título verdadero en geología de la Universidad de Chicago, seguido de dos títulos de mayor nivel, en geología y paleontología de la Universidad de Harvard (nada menos), donde estudió bajo la supervisión de Stephen Jay Gould (nada menos). 
 
Wise estaba muy bien calificado y era un joven científico genuinamente prometedor, bien encaminado a lograr su sueño de enseñar ciencia e investigar en una universidad de verdad.

Entonces la tragedia lo golpeó. Vino, no del exterior, sino del interior de su propia mente, una mente fatalmente perturbada y debilitada por una crianza religiosa fundamentalista, que requería que él creyese que la Tierra - el objeto de su educación geológica en Chicago y Harvard - tenía menos de diez mil años de edad. 
 
Era demasiado inteligente como para no reconocer la colisión frontal entre su religión y su ciencia, y el conflicto en su mente lo intranquilizó cada vez más. 
 
Un día no pudo soportar más la presión, y enfrentó el problema con un par de tijeras. Tomó una Biblia y la leyó minuciosamente, cortando literalmente cada verso que debía ser eliminado si el punto de vista científico fuera cierto. Al final de ese inmisericorde pero honesto ejercicio, quedó tan poco de su Biblia que señaló:

Hice lo posible, pero aún con la ayuda de los márgenes todavía intactos de las páginas de las Escrituras, me fue imposible tomar la Biblia sin que se desgarrase en dos. 
 
Tenía que tomar una decisión entre la evolución y las Escrituras. O las Escrituras eran ciertas y la evolución estaba equivocada, o la evolución era verdadera y debía desechar la Biblia... Fue allí, esa noche, cuando acepté la Palabra de Dios y rechacé todo lo que la contradijese, incluyendo la evolución. En ese acto, con profundo dolor, eché al fuego todos mis sueños y esperanzas sobre la ciencia.

Encuentro el relato de Kurt Wise terriblemente triste, incluso patético y condenable. La herida a su carrera y a la felicidad de su vida fue autoinfligida, tan innecesaria, tan fácil de evitar. 
 
Todo lo que él tenía que hacer era desechar la Biblia, o interpretarla simbólicamente, como hacen los teólogos. En vez de eso, hizo lo que hacen los fundamentalistas y desechó la ciencia, la evidencia y la razón, junto con sus sueños y esperanzas.

Quizás único entre los fundamentalistas, Kurt Wise es honesto, devastadora, dolorosa y asombrosamente honesto. Wise expone lo que secretamente ocurre en las mentes de los fundamentalistas en general cuando encuentran evidencias científicas que contradicen sus creencias. Lean esta perorata:

Aunque existen razones científicas para aceptar una Tierra joven, yo soy un creacionista de la "Tierra joven", porque así entiendo las Escrituras. 
 
Como lo compartí con mi profesor hace años cuando estaba en la universidad, si toda la evidencia en el universo se tornara en contra del creacionismo, yo sería el primero en admitirlo, pero todavía seguiría siendo un creacionista porque eso es lo que la Palabra de Dios parece indicar. En eso no puedo ceder.

Wise pareciera estar citando a Lutero cuando clavó sus tesis en la puerta de la iglesia de Wittenberg, pero el pobre me recuerda más a Winston Smith en "1984", luchando desesperadamente para creer que dos más dos es igual a cinco, si el "Hermano Mayor" dice que lo es. Winston, sin embargo, estaba siendo torturado. 
 
El pensamiento doble de Wise no proviene del imperativo de la tortura física, sino del imperativo - aparentemente tan innegable para algunas personas - de la fe religiosa, posiblemente una forma de tortura mental.

Soy hostil hacia la religión por lo que le hizo a Kurt Wise. Y si le hizo eso a un geólogo educado en la Universidad de Harvard, sólo piense en lo que puede hacerle a otros menos dotados y menos preparados. La religión fundamentalista tiende a arruinar la educación científica de miles de mentes jóvenes inocentes, bien intencionadas y ansiosas de conocimiento. 
 
Es posible que la religión no-fundamentalista no esté haciendo eso, pero enseñar a los niños durante sus primeros años que la fe incuestionable es una virtud, es hacer al mundo más propicio para el fundamentalismo.

Extraído del libro "The God Delusion", escrito por Richard Dawkins.

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