Siempre que se comete alguna travesura, de no tomar medidas profilácticas, es posible que alguien lo vea, o alguno de los participantes lo comente, o haga algo que ponga el secreto a la luz pública y traiga como consecuencia un escándalo que alcance proporciones imposibles de imaginar, por muchos méritos que puedan tener los participantes en la violación de la llamada moral pública.
Nada menos que el ex jefe de la CIA, el Gral. de Ejército- de cuatro estrellas- David Petraeus fue sustituido al renunciar a su cargo ante el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, producto de haber mantenido relaciones extramaritales con una subordinada, que a través de sus relaciones se convirtió en la biógrafa y acompañante del general en sus actividades extraterritoriales y dentro de la misma agencia de inteligencia estadounidense, sin ser miembro de la misma.
Según las informaciones publicadas en los propios territorios norteamericanos, la investigación se inició en el FBI, producto de la denuncia realizada por Jill Kelley, también vinculada personalmente al general, al recibir varias amenazas a su persona por el correo electrónico y solicitar se investigara la procedencia de los mensajes.
Eso dio como responsable de este tipo de amenaza a la oficial Paula Broadwell, coautora del libro testimonial de Petraeus sobre sus experiencias militares y personales en el libro All in. The Education of Gral .David Petraeus, el cual cobró interés por el escándalo iniciado.
Fue durante una conferencia realizada en la universidad de Harvard en el año 2006 cuando se produjo el primer encuentro entre el general y la Broadwell, de ahí en lo adelante se fue convirtiendo en acompañante asidua del alto militar, incluso en sus visitas a los teatros de operaciones en Irak y Afganistán.
Fue durante una conferencia realizada en la universidad de Harvard en el año 2006 cuando se produjo el primer encuentro entre el general y la Broadwell, de ahí en lo adelante se fue convirtiendo en acompañante asidua del alto militar, incluso en sus visitas a los teatros de operaciones en Irak y Afganistán.
Estas actividades cubiertas con motivo del libro en preparación.
La denunciante Jill Kelley, también relacionada con las altas esferas militares y sociales de Estados Unidos, producto de esta investigación implicó de alguna manera al actual máximo jefe de las tropas norteamericanas en Afganistán, el general John Allen, puesto que en los correos cursados todo indica que hubo salidas de información clasificada como secreto, aparte de las amenazas de la Broadwell, que salpicaban directamente a Petraeus en sus actuaciones.
Por todo esto el FBI elevó la información y según dicen solo fue conocimiento del presidente Obama el día después de la votación por la reelección , o sea, el 8 de noviembre, en que se presentó el general con su renuncia después de aceptar su responsabilidad ante los investigadores.
La denunciante Jill Kelley, también relacionada con las altas esferas militares y sociales de Estados Unidos, producto de esta investigación implicó de alguna manera al actual máximo jefe de las tropas norteamericanas en Afganistán, el general John Allen, puesto que en los correos cursados todo indica que hubo salidas de información clasificada como secreto, aparte de las amenazas de la Broadwell, que salpicaban directamente a Petraeus en sus actuaciones.
Por todo esto el FBI elevó la información y según dicen solo fue conocimiento del presidente Obama el día después de la votación por la reelección , o sea, el 8 de noviembre, en que se presentó el general con su renuncia después de aceptar su responsabilidad ante los investigadores.
Resulta que en un país como Estados Unidos , se hace una investigación donde aparece el jefe de la CIA y no lo sabe de inmediato ni el presidente ni la Agencia de Seguridad Nacional, ni la Comisión de seguridad de la Cámara de Representantes, ni del Senado, tampoco lo conocía el secretario de Justicia.
Todo indica que en este proceso existe el marcado interés en no profundizar en lo que hay detrás de todo esto donde se sacrifica a uno de los personeros mas importantes del gobierno por un problema de faldas y rápidamente tratan de quitar de la causa al general Allen y su relación con la denunciante Kelley.
La renuncia del jefe de la CIA se produce precisamente en el momento en que tenía que comparecer ante el Congreso para dar su versión de lo ocurrido en Bengazi, Libia, donde dieron muerte a varios norteamericanos en suceso aún por esclarecer.
James Clapper, director nacional de Inteligencia, fue el encargado de reunirse para pedir la renuncia a Petraeus y a la vez designar como director interino de la CIA a Michael Morell.
Las conclusiones del caso esperamos que algún día Wikileaks las haga públicas, porque seguramente las verdades tras las cortinas no van a salir para nuestro conocimiento en la actualidad, es solo un caso pendiente más del sistema.
La renuncia del jefe de la CIA se produce precisamente en el momento en que tenía que comparecer ante el Congreso para dar su versión de lo ocurrido en Bengazi, Libia, donde dieron muerte a varios norteamericanos en suceso aún por esclarecer.
James Clapper, director nacional de Inteligencia, fue el encargado de reunirse para pedir la renuncia a Petraeus y a la vez designar como director interino de la CIA a Michael Morell.
Las conclusiones del caso esperamos que algún día Wikileaks las haga públicas, porque seguramente las verdades tras las cortinas no van a salir para nuestro conocimiento en la actualidad, es solo un caso pendiente más del sistema.