Pablo Gonzalez

La evasión de capitales: una plaga internacional


La fuga de dinero a nivel goblal es tan habitual en estos tiempos como orinar tras ingerir cinco cervezas. 
Desde España a Japón, de EE.UU. a Kuwait, miles de milmillonarios se llevan sus riquezas monetarias a los llamados paraísos fiscales, que ellos mismos ayudaron a establecer.

Países como Suiza, Panamá, Luxemburgo, las islas Bermudas, las Caimán, Singapur o Hong Kong, figuran en la lista de los preferidos por los evasores que encabezan la relación de potentados que acostumbra a publicar la revista “Forbes”.
 Pero el pánico financiero alcanza igualmente a los pequeños inversores.

Como ejemplo, valga este dato: los clientes extranjeros de los bancos estadounidenses en Miami están transfiriendo velozmente sus activos a entidades de otros países, como Panamá y las Islas Caimán, famosos por sus beneficios fiscales.

La razón del pánico es la orden de Hacienda que obliga a la banca a informar sobre los intereses y activos que provienen de fuera del país. 
Según la cifra de la Oficina de Regulación Financiera de Florida, en 2011 en los bancos de Miami estaban depositados, al mínimo, 14.000 millones de dólares provenientes del exterior.

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