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Enrique Mendoza: "Claro que la función tiene que seguir, vendrán nuevos accidentes"


En la madrugada del sábado 25 de agosto, una tragedia sorprendió al pueblo venezolano, la explosión registrada en la Refinería de Amuay, en la península de Paraguaná, del estado Falcón. El lamentable incidente ha cobrado la vida de más de cuarenta personas.

Esta noticia que mantiene consternado al pueblo venezolano, parece despertar en algunos personajes de la oposición, una especie de sadismo, que va más allá del disimulo, por ejemplo Diego Arria arremete contra la Guardia Nacional y expresó en su cuenta de twitter: 
 
“A la cúpula militar desvergonzada le importa un pito q cadáveres guardias nacionales sean tratados como animales-El Horror es su Divisa“, burlándose incluso del slogan que identifica a ese componente militar, que de hecho ha sido el más afectado por la tragedia.

Otra mención aparte merece la diputada María Corina Machado, quien expresó: “Las tragedias de Amuay y Guarapiche son el resultado de la desprofesionalización de nuestra industria petrolera”, descalificando así a los trabajadores de PDVSA. 
 
Es curioso que la oposición haga un llamado a los empleados públicos para votar por su candidato Capriles, pero por otro lado denigre su formación profesional.

Así mismo y aprovechándose de las palabras del Presidente Chávez durante la visita realizada el día domingo a las instalaciones de la refinería, donde expresó: “la función debe continuar, con nuestros dolores, nuestros pesares y nuestros muertos”, el diputado a la Asamblea Nacional y dirigente de Copei, Enrique Mendoza escribió en su cuenta de Twitter, @mendozadice: 
 
“Claro que la función tiene que seguir, vendrán nuevos accidentes”.

Mendoza parece vaticinar lo que el sector opositor espera con ansias, más desgracias para el país. 
 
Parecen aves de rapiña merodeando, sacando al jugo a todo lo que causa dolor, las lluvias, los damnificados, los ríos crecidos y ahora Amuay. La intención no es otra que responsabilizar al gobierno nacional, el fin: inclinar la opinión pública a su favor.

La pregunta es si lo expresado por Mendoza se puede traducir en sólo deseos o si obedece a planes desestabilizadores.

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