México es sinónimo de violencia y corrupción ligada al
narcotráfico en la percepción general estadunidense. Esa impresión
crece todavía más cuando se reporta que el Presidente no permanecerá en
el país al concluir su periodo porque sería muy peligroso, así como por
la reciente balacera en el aeropuerto internacional y porque han sido
asesinadas más mujeres en Ciudad Juárez, Chihuahua.
Aquí no se puede mencionar a México sin que alguien mueva la
cabeza y pregunte si las cosas (o sea, la narcoviolencia) son tan malas
como se dice.
Un día antes de la elección, The Washington Post reporta que
el presidente Felipe Calderón comenta que “es probable que él y su
familia dejen México para vivir en el extranjero cuando su gestión
termine. Será demasiado peligroso como para permanecer, advierte en
conversaciones privadas, porque las poderosas mafias del narco podrían
venir por él”.
El Post agrega que "el comandante en jefe de la guerra
antinarcóticos respaldada por Estados Unidos sugiera que no ha otorgado
suficiente seguridad para vivir en su país es una revelación asombrosa, y
podría verse como una admisión de fracaso o evidencia de qué tan duro
ha batallado y qué tan lejos aún necesita avanzar México".
Mientras, la noticia principal en torno a México en los
medios masivos aquí, como ha sido durante el último sexenio, es la
violencia y la sangre del otro lado de la frontera como trasfondo de
cualquier reporte sobre la elección.
Igual de notable es que a pesar de los pronunciamientos
oficiales y de analistas sobre qué tan clave es México para Estados
Unidos –tanto por el tema del narcotráfico como por la inmigración, las
relaciones comerciales y la inversión–, estos comicios no han imperado
en las primeras planas ni en los noticieros nacionales en las últimas
semanas.
A asuntos como Siria, la crisis europea y los desastres
climatológicos se da mayor importancia. Hoy, 24 horas antes de la
elección, México no aparece en ninguna de las primeras planas de los
principales periódicos estadunidenses, ni está destacado en sus sitios
de Internet. Las noticias sobre el país en esta coyuntura se enfocan en
la violencia y la curiosidad de un posible retorno del PRI y sus
implicaciones.
En un amplio reportaje sobre México publicado en el número
más reciente de The New Yorker, William Finnegan resume: "Nadie cree que
el gobierno es el que manda hoy en México".
Guerra Civil de bajo grado
Enfocado en la guerra de las drogas, el artículo describe
que “la guerra civil de bajo grado en México se lleva a cabo, en el
terreno, entre facciones con lealtades cambiantes, en ciudades y pueblos
con historias enredadas.
El ‘gobierno’ tiene innumerables caras –hay de
2 mil agencias policiacas, para empezar– y sus controles sobre
corrupción son demasiado débiles para contrarrestar el poder de los
miles de millones de dólares de los narcos. Cada comandante local, cada
funcionario y cada comunidad tiene que buscar algún acomodo con el
crimen organizado”.
Finnegan detalla la impunidad (98 por ciento de los delitos
serios nunca son castigados), el terror de los secuestros (más de 5 mil
en los últimos cinco años), el poder y la brutalidad de los capos, entre
otros temas.
"El poder del crimen organizado en México ahora mantiene de
rehenes amplias áreas del país, incluyendo las principales ciudades,
como Monterrey, y aterroriza a las demás con espectáculos de violencia
sorprendente".
Agrega que el despliegue de tropas ha manchado la
reputación de las fuerzas armadas, por corrupción y violación de los
derechos humanos, e informa que más de 56 mil militares han desertado
bajo el gobierno de Calderón.
Los principales medios que reportan sobre la elección se
enfocan en uno u otro de los elementos incluidos en ese reportaje, donde
la violencia y la corrupción son el trasfondo permanente.
Centros de estudios y análisis de política internacional
coinciden en que el epicentro de todo ahora en México es el tema de la
seguridad pública. Junto con eso, casi todos resaltan el lento
crecimiento económico y el déficit de confianza en instituciones
públicas como otros factores que explican, entre otras cosas, por qué el
partido de Calderón no conservará el poder.
La contienda electoral en México frecuentemente se reporta
como un concurso entre el guapo 'telegénico' priísta, el 'izquierdista' y
la primera mujer candidata presidencial de uno de los principales
partidos. Se dice poco sobre la diferencia en sus planteamientos
políticos.
Acerca de Enrique Peña Nieto, se recuerda que ha encabezado
las encuestas desde el inicio, ayudado en gran medida por los medios
masivos, sobre todo Televisa.
De Andrés Manuel López Obrador la cobertura en general lo
identifica como quien dice que ganó en 2006 y recuerdan sus
movilizaciones masivas de protesta. De Josefina Vázquez Mota sólo se
ofrece su currículum político y sólo se afirma que representa al partido
de Calderón.
Prensa internacional, observaciones
Algunos de los grandes medios (es notable que pocos, entre
ellos The New Yorker y The Wall Street Journal) han reportado sobre el
surgimiento del movimientos #YoSoy132 de manera muy favorable, pero
concluyen que no tendrá gran efecto sobre los resultados finales, a
pesar de que reconocen que logró cambiar el tablero del juego electoral.
Algunos de los centros de análisis de política internacional
más influyentes (el Consejo de las Américas y el Consejo de Relaciones
Exteriores) coinciden en que las diferencias entre los tres candidatos
sobre asuntos de importancia para Estados Unidos son mínimas, tanto en
torno al asunto de la lucha antinarcóticos como en la relación
económica.
Sin embargo, casi todos insisten en que el país "necesita"
tres reformas fundamentales: la del sector energético (o sea, abrir
Petróleos Mexicanos a la inversión privada), la fiscal y la laboral.
El gobierno estadunidense oficialmente guarda silencio para
evitar cualquier percepción de que interviene de alguna manera en este
proceso electoral.
http://www.rlp.com.ni/noticias/general/122953/calderon-se-va-porque-teme-narcos-le-pasen-la-cuenta