Pablo Gonzalez

Atunes rojos capturados en EEUU contaminados por Fukushima


Pescado capturado en California, en concreto el atún rojo del Pacífico, ha sido contaminado por el desastre nuclear de Fukushima Daiichi, origen posible del cesio-134 que se encuentra en la carne del atún según los autores de un estudio recientemente publicado. 
 
Afortunadamente, los consumidores no tienen nada que temer porque la radioactividad emitida por los radionucleidos es baja, muy por debajo de las normas de salud niponas.

El atún rojo del Pacífico, Thunnus orientalis, es un pez de mar especialmente veloz que puede nadar a una velocidad de 80 km por hora.
 
 Un nuevo estudio publicado en la revista Pnas por Daniel Madigan de la Universidad de Stanford, señala hoy que también son animales migratorios. Se reproducen en el Pacífico occidental y viven en el Pacífico oriental.

El atún capturado en la costa de EE.UU. ha demostrado claramente un nivel anormalmente alto de partículas radiactivas. Han sido contaminados en aguas de Japón, contaminados por el desastre ocurrido en Fukushima Daiichi el 11 de marzo de 2011.
 
 Estos peces, habrían abandonado las aguas del Pacífico occidental, después de haber cumplido sus dos primeros años de vida, y han llevado este tipo de contaminación a lo largo miles de kilómetros.

Los consumidores de atún pueden estar seguros. Las cantidades de radionucleidos medidos están por debajo de los niveles que marcan las autoridades sanitarias japonesas y son seguros para la salud. Los isótopos encontrados acumulan una radiactividad 30 veces menor que la del potasio 40, un radioisótopo que se encuentra naturalmente en el medio ambiente, y en un promedio de 347 ± 49 becquerilios por kilo. La contaminación se ha incrementado en sólo un 3% en la radiactividad presente en la carne de estos peces.


El logotipo de color amarillo indica la ubicación de la catástrofe de Fukushima Daiichi que se produjo 11 de marzo 2011. 
 
Las flechas representan los diferentes caminos migratorios realizados por varias especies de animales desde las aguas niponas: tiburón salmón (líneas superiores con pequeñas líneas), la pardela sombría (larga línea discontinua), el atún aleta azul del Pacífico (líneas continuas) y tortuga boba (línea punteada). © Madigan et al. 2012, PNAS
El isótopo radiactivo cesio-134 es la causa

Los análisis se realizaron en los músculos blancos de quince atunes rojos capturados en agosto de 2011 en San Diego. 
 
Hicieron hincapié en la presencia anormalmente elevada de cesio-134 (4,0 ± 1,4 becquerelios por kilo) y cesio-137 (6,3 ± 1,5 becquerelios por kilo). Este última está presente en el agua desde la realización de pruebas nucleares por parte de diversos países.

El cesio-134 tiene una vida relativamente corta de dos años. 
 
Desaparece rápidamente después de ser liberado en el medio ambiente, como por ejemplo durante los incidentes nucleares
 
En los meses previos al estudio, una sola contaminación de los ambientes naturales se ha producido en Fukushima. Hay, por tanto, sólo una fuente de contaminación.

Para validar esta hipótesis, se compararon los resultados con otras mediciones en de atunes rojos que emigraron antes del desastre.
 
 Las tasas de isótopos radiactivos post-Fukushima son diez veces más elevadas. Adicionalmente también se realizaron análisis en atunes de aleta amarilla (Thunnus albacares) que frecuentan las aguas del Pacífico en su vida. 
 
No hay elevación anormal de la cantidad de cesio después de la tragedia del 11 de marzo de 2011, lo que confirma el origen geográfico de la contaminación.

Monitorizar las especies migratorias

De este modo, las especies migratorias actúan como vectores biológicos de este tipo de contaminación extendiendo la misma en varios miles de kilómetros. 
 
Este recordatorio demuestra una vez más las interconexiones entre varias eco-regiones relativamente remotas. Según una estimación, los atunes rojos del Pacífico pescados en los Estados Unidos en 2011 habrían transportado casi el 1% del cesio liberado en Japón.

No todo es negativo. 
 
Los autores de esta publicación proponen utilizar esta contaminación para investigar aún más la migración realizada por diversos animales que viven en aguas japonesas (pinnípedos, ballenas, etc.). 
 
El cálculo de la relación entre dos isótopos de cesio permite, por ejemplo, mediante el uso de la vida media, calcular el tiempo del movimiento. 
 
Así, los atunes capturados que participaron en el estudio tardaron cuatro meses para realizar la travesía de un lado a otro del océano Pacífico.

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