Pablo Gonzalez

En busca de la "amenaza islámica" en Bolivia


Si estuviera contando el sueño húmedo de la presidenta del Comité de Asuntos Exteriores de EE.UU., Ileana Ros-Lehtinen, auto-designada salvaguardia contra la presunta amenaza islámica-boliviariana a la seguridad nacional, podría describir mi llegada a La Paz hace una quincena como sigue:


Al descender desde la ciudad de El Alto a la capital boliviana, mi autobús fue detenido por un batallón del Cuerpo de Guardias Revolucionarios de Irán.

Exigieron a todos los pasajeros que juraran simultáneamente lealtad a Mahmud Ahmadineyad, Adolfo Hitler y Evo Morales. Una vez que los iraníes verificaron que no había empresarios judíos a bordo a los que pudieran secuestrar, permitieron que el vehículo siguiera adelante.

Sin embargo, nuestro viaje fue nuevamente interrumpido por un desfile de diplomáticos iraníes, cuya infestación de Bolivia comenzó cuando la República Islámica tomó la alarmante decisión de abrir embajadas en Latinoamérica, lo que no ha hecho ningún otro país del mundo. 
Aumentan la infestación más de dos docenas de hijos de diplomáticos iraníes que, según se informa, se han matriculado en la escuela internacional de La Paz.

Finalmente me registré en un hostal en el centro de la ciudad y encendí la televisión para descubrir que el único canal disponible era HispanTV, el nuevo diseminador de propaganda extremista en idioma español de Irán.

Apagué la televisión, me recosté y esperé que estallara la bomba.

La posibilidad de que estallara una bomba en La Paz la mencionó en diciembre de 2011 Ros-Lehtinen, una de las estrellas de un “documental” sin base real titulado "La amenaza iraní", en el cual insinúa que EE.UU. debería atacar Irán para evitar explosiones de bombas en diversas capitales latinoamericanas. La cinta fue transmitida por Univision, la destacada cadena estadounidense, de propiedad de alguien que ofrece galas en honor de los militares israelíes.

Antes, en el mismo mes, los iraníes consiguieron un nuevo rival en el campo de la diseminación de propaganda extremista multilingüe cuando –como ha señalado irónicamente Charles Davis– Univision, que transmite en español, volvió a presentar su cinta en inglés.

La Fuerza Quds disfrazada

Después de varios días en La Paz sin haber visto todavía ninguna evidencia de la penetración iraní en el hemisferio occidental, me dirigí al epicentro de las operaciones de penetración la embajada de Irán, de la que afirman que está protegida por la elitista Fuerza Quds.

Al no encontrar la dirección en Internet, me dirigí a la oficina de la Fundación Cultural Islámica Chií Boliviana, en la calle Landaeta. Sin embargo estaba cerrada por el Carnaval y tuve que desembarazarme de las garras de los misioneros de una oficina adyacente de otra entidad a la que Latinoamérica ha resultado cada vez más permeable: Herbalife, el culto a la nutrición y al control del peso.

Por fin encontré la embajada gracias a una reunión con un exfuncionario boliviano, en la que mencionó por casualidad la hipócrita autorización de Evo Morales de los OGM en Bolivia después de criticar los proyectos de OGM iraníes. 
Aproveché la oportunidad para preguntar por los coordinados del buque nodriza de Teherán en La Paz; me envió al sitio a la Web del Ministerio de Exteriores de Bolivia, que ciertamente contenía una dirección, pero incorrecta.

Mi visita a la embajada, ubicada en una casa con patio, reveló que la Fuerza Quds había conseguido disfrazarse de un solo policía boliviano.

La recepcionista boliviana me informó de que no estaba autorizada a divulgar la dirección del Hospital de la Sociedad de la Media Luna Roja en la vecina ciudad de El Alto, donde se rumoreaba que se obligaba a las empleadas a vestir el hiyab.

Un Estado chií dentro de un Estado

Volví a la Fundación Cultural Islámica Boliviana que ahora estaba abierta. Allí, un boliviano convertido al Islam que se presentó como "Sergio Grover" y "Grover Musa", me contó que su sueño de viajar a Irán con una beca religiosa había sido frustrado por ningún otro que el documental de Univision. Según Grover, se había declarado una moratoria para tales becas, después de la colaboración de exbecarios espías mexicanos.

Una teoría planteada hace algunos años por Ely Karmon del Instituto Nacional de Contraterrorismo en Herzliya, Israel, según la cual la ideología chií podría encontrar resonancia entre sectores empobrecidos de la sociedad latinoamericana, pareció encontrar confirmación en la afirmación de Grover de que los habitantes pobres de El Alto se mostraban sensibles al discurso de la fundación.

Aunque la comunidad está formada actualmente solo por unos 50 miembros, Grover piensa que, una vez que la membresía aumente a 3.000, la comunidad podría plantear un desafío al modus operandi del Estado. Por ejemplo, explicó, los policías bolivianos musulmanes podrían mostrar más conciencia que los policías bolivianos comunes, cuyos recientes logros incluyen la represión de una protesta de personas incapacitadas.

En cuanto al hospital iraní, Grover afirmó que el uso del hiyab solo se requirió para la ceremonia de inauguración en 2009, y agregó que existe un descuento sustancial para los pacientes musulmanes, una actitud un poco más sutil que otras históricamente empleadas en el continente americano, como la destrucción de poblaciones indígenas mediante enfermedades infecciosas.

El hospital del hiyab

Al día siguiente, tomé el autobús a El Alto y encontré el hospital, solo a unas cuadras del sitio mencionado por Grover. No se veían hiyabs por ninguna parte.

El director y el gerente general del hospital, ambos iraníes, aceptaron hablar conmigo después de haberse mostrado poco impresionados inicialmente porque no llevaba ninguna forma identificación. Mientras tomamos té y luego almorzamos, mencionaron las numerosas instalaciones de la institución y otras contribuciones a la salud general, de la Sociedad de la Media Luna Roja Iraní.

Los hombres afirmaron que los empleados del hospital, que eran todos bolivianos excepto dos y sus esposas, tenían libertad total para practicar sus propias creencias religiosas y políticas, siempre que no bebieran alcohol en el trabajo. Agregaron que la obligación de la Sociedad de la Media Luna Roja era tratar a toda clase de gente, incluidos enemigos de Ahmadineyad.

El gerente general declaró: “Nuestra preocupación es aliviar el dolor de los seres humanos”.

Semillero de terror

Los motivos benignos tras las iniciativas sanitarias iraníes en Latinoamérica se detectaron en un artículo del Jerusalem Post en 2009 titulado “La ‘otra’ América: Un semillero perfecto de terror”, en el que el autor recordaba la huida a Bolivia, tras la Segunda Guerra Mundial, de altos funcionarios nazis como evidencia de que “regiones privadas de derechos y marginadas son objetivos preferidos de fundamentalistas y fanáticos de todo tipo”.

Curiosamente también menciona “dictaduras bolivianos ayudadas por altos oficiales nazis” pero se las arregla para no especificar que el funcionario nazi en cuestión es presumiblemente Klaus Barbie –criminal de guerra, torturador, y exjefe de la oficina de la Gestapo en Lyon– cuya huida a Bolivia fue facilitado por ningún otro que la otra “América”, es decir EE.UU.

En Bolivia se utilizaron los talentos de Barbie en la coordinación de eventos como el denominado “golpe de la cocaína”, que instaló el régimen asesino narcomilitar de Luis García Meza Tejada.

Los propagadores contemporáneos de la idea de una amenaza iraní basada en Latinoamérica, prefieren expurgar hechos semejantes de la historia, así que no fueron derrocamientos respaldados por Irán de gobiernos en sitios como Panamá y, más recientemente, Honduras, los que intensificaron los roles respectivos de dichos países en el narcotráfico internacional. 
En vez de eso, los expertos nos informan de que la proximidad geográfica de África Occidental con Venezuela facilita el narcotráfico islámico.

En cuanto a la lógica de Ros-Lehtinen –según la cual lanzar bombas a Irán evitará las bombas sobre La Paz– todavía queda por explicar por qué iba a bombardear Irán repentinamente a su supuesto satélite, especialmente cuando el objetivo ostensible de la penetración iraní en Latinoamérica es amenazar EE.UU., no a Bolivia.

En todo caso, si Ros-Lehtinen se quiere divertir un poco y explotar la coincidencia de que la paz significa “peace” en inglés, puede convertir su desatino en la siguiente atractiva consigna para la guerra: “Destruyamos la paz antes que lo haga Irán”.

Belén Fernández es editora en PULSE Media. Su libro: The Imperial Messenger: Thomas Friedman at Work está en venta en Verso, Amazon y muchos sitios más.
 Sus artículos han aparecido en London Review of Books blog, CounterPunch, Guernica Magazine y muchas publicaciones más.

Síguela en Twitter: @MariaBelen_Fdez

Fuente: http://www.aljazeera.com/indepth/opinion/2012/02/2012226115755915312.html

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