AVN – Tras la redacción del informe
final sobre la Carta Democrática, ayer (miércoles) en Washington,
Estados Unidos, el embajador de Venezuela ante la Organización de
Estados Americanos (OEA), Roy Chaderton, consideró que en la discusión
se dejó en evidencia el temor de algunos Estados miembros “a la palabra
pueblo, en la medida que está vinculada con la participación”.
Las declaraciones de Chaderton se producen luego de la polémica
generada cuando la delegación propuso la inclusión de un párrafo en el
que se reconociera la importancia “de la participación del pueblo en la
formación, ejecución y control de la gestión pública, a través de las
vías institucionales respectivas”.
La iniciativa generó un intenso intercambio entre las legaciones y
provocó la oposición de Estados Unidos, Canadá “y, curiosamente, del
secretario general (José Miguel Insulza), que esta vez participó a lo
largo de la negociación como si él fuese un país”, detalló el embajador
venezolano.
De hecho, según declaraciones reseñadas por la agencia AP, Insulza se
manifestó “vehementemente” en contra del texto porque: “me olía a poder
popular y eso no me gusta”.
Para Chaderton, en esa diatriba lo que “hay es un problema ideológico
de fondo, porque no es que ellos no entienden cuál es el concepto de
democracia participativa sino que lo entienden muy bien y por eso es que
lo rechazan”.
“Ellos saben perfectamente que una democracia controlada por el
pueblo se diferencia totalmente de una democracia donde cada cinco, seis
o siete años los electores extienden un cheque en blanco para el
ejercicio del poder”, agregó Chaderton.
No obstante, luego de una prolongada discusión, el cónclave logró la
aprobación de una declaración en la que se deja sentado que sólo
“algunos Estados” reconocen la importancia de la participación del
pueblo en la gestión pública.
“Lo interesante es que, sin darse cuenta, implícitamente (en el texto
final) reconocieron que así como hay delegaciones que están de acuerdo
con el ejercicio de la democracia por parte del pueblo, hay otras que
no”, consideró Chaderton.
Más poder…para la OEA
En paralelo a su ardorosa oposición a la atribución de poder al
pueblo, Insulza abogó más bien por la ampliación de sus atribuciones
dentro del organismo, destaca el citado despacho de AP.
Para Chaderton, esa posición es una muestra de que “mientras más
débil la OEA, por la acumulación de sus errores durante años, más
aspiraciones de poder tiene el señor secretario general”.
El embajador enfatizó que las posturas asumidas por Insulza son cada
vez más parecidas a las de un Estado miembro “que al empleado que es,
como lo son todos los dirigentes de los organismos internacionales”.
Por esa razón, insistió en su denuncia a la actuación del sistema
interamericano, porque ha mutado en “una burocracia internacional que
termina considerándose otra entidad, una entidad supranacional o
soberana por encima de los Estados miembros”.
Este miércoles, Insulza también dejó entrever sus preocupaciones por
el estado financiero de la OEA y en esa misma línea discursiva desestimó
la reciente creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y
Caribeños (Celac), porque “no cuesta plata, así que no veo competencia.
El problema es cómo financiamos nuestras cosas”.
El represente venezolano ante la OEA calificó la opinión de Insulza
como “poco profunda” y agregó: “lo que pasa es que el señor secretario
general está silbando en la oscuridad”.
Chaderton estimó que las urgencias de Insulza están enfocadas en los
problemas económicos del organismo, producto “de mala administración que
ha tenido la OEA durante muchos años, funcionando con una burocracia
inflada y privilegiada”, a la que, dijo en broma, “le están aplicado
ahora las medidas del Fondo Monetario Internacional”.