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Las misiones secretas de entrenamiento del Pentágono en Oriente Próximo


Mientras la Primavera Árabe florecía y el presidente Obama dudaba en si hablar o no a favor de los manifestantes que buscaban cambios democráticos en el Gran Oriente Medio, el Pentágono decidía actuar con decisión. 

Y a tal empeño, se puso a forjar lazos aún más profundos con algunos de los regímenes más represores de la región, construyendo bases militares y auspiciando ventas de armamento y transferencias a los diversos déspotas desde Bahrain al Yemen.
 
Mientras las fuerzas de la seguridad estatal por toda la región aplastaban la disidencia democrática, el Pentágono enviaba también repetidamente tropas estadounidenses en misiones de entrenamiento para los ejércitos aliados de la zona. 

Durante más de cuarenta de esas operaciones, con nombres como León Ansioso y Amistad Dos, que en ocasiones duraron semanas o meses, enseñaron a las fuerzas de seguridad medio-orientales los aspectos más sutiles de la contrainsurgencia, de las tácticas para unidades pequeñas, de la recogida de inteligencia y operaciones de información, habilidades cruciales todas ellas para derrotar los levantamientos populares.

Estos recurrentes ejercicios conjuntos de entrenamiento, apenas recogidos por los medios y casi nunca mencionados fuera del ejército, constituyen el núcleo de un sistema elaborado y duradero que vincula al Pentágono con los ejércitos de los regímenes represivos de todo Oriente Medio. 

Aunque el Pentágono envuelve estos ejercicios en un total hermetismo, negándose a contestar a las preguntas más elementales acerca de su escala, nivel o coste, una investigación llevaba a cabo en TomDispatch revela los perfiles de un programa de entrenamiento de nivel regional de amplias ambiciones y completamente contradictorio con los supuestos objetivos de Washington de apoyar las reformas democráticas en el Gran Oriente Medio. 

Leones, marines y marroquíes, ¡ay, Dios!

El 19 de mayo, el presidente Obama se tomó finalmente en serio la Primavera Árabe.

No fue ambiguo cuando dijo que se mantendría al lado de los manifestantes y en contra de los gobiernos represores, afirmando “que los intereses de EEUU no son hostiles a las esperanzas de los pueblos; son esenciales para ellos”.

Cuatro días antes, los mismos manifestantes con los que el presidente al parecer se había alineado habían salido a las calles en Temara, Marruecos. 

Allí se dirigieron hacia unas instalaciones de las que se sospechaba albergaban un centro secreto de interrogatorio del gobierno para presionar a favor de las reformas políticos. 

Fue entonces cuando las fuerzas de seguridad del reino atacaron.

“Yo estaba en un grupo de unos once manifestantes a los que la policía perseguía con sus coches”, dijo a Human Rights Watch Osama al-Khlifi, un manifestante de 23 años procedente de la capital, Rabat.

“Me obligaron a gritar ¡larga vida al rey!, y me golpearon en el hombro. Cuando me caí al suelo, me aporrearon en la cabeza y me quedé inconsciente. 

Cuando volví en sí, me encontraba en el hospital con la nariz rota y un hombro herido.”

Tras cinco horas de coche en dirección hacia el sur, estaba teniendo lugar otra reunión bajo circunstancias mucho más acogedoras.

En la ciudad costera de Agadir se había puesto en marcha una transferencia de mandos militarwa.

“Estamos aquí para apoyar… el compromiso bilateral con uno de nuestros aliados más importantes en la región”, decía el coronel John Caldwell, del cuerpo de marines de EEUU, en un encuentro que marcaba el comienzo de la segunda fase del León Africano, un ejercicio de entrenamiento conjunto anual con las fuerzas armadas de Marruecos.

El Mando para África de EEUU (AFRICOM), el cuartel general militar regional del Pentágono que supervisa las operaciones en África, planificó solo en 2011 trece importantes ejercicios conjuntos de Uganda a Sudáfrica, de Senegal a Gana, incluido el León Africano.

Sin embargo, es el Mando Central (CENTCOM) quien se encarga de la mayoría de las misiones de entrenamiento en el Gran Oriente Medio, de supervisar las guerras y otras actividades militares en veinte países de la zona.

“Anualmente, el USCENTCOM ejecuta más de 40 ejercicios con un extenso espectro de naciones-socias en la región”, dijo un portavoz del ejército a TomDispatch.

“Debido a las sensibilidades de las naciones-anfitrionas, USCENTCOM no discute la naturaleza de muchos de nuestros ejercicios fuera de nuestras relaciones bilaterales.”

De las docenas de ejercicios de entrenamientos conjuntos patrocinados estos últimos años, el CENTCOM solo reconocería dos de nombre: el Leading Edge, un ejercicio de 30 naciones centrado en la contra-proliferación, que se llevó a cabo en los Emiratos Árabes Unidos (EAU) a finales de 2010; y el Eager Resolve, un ejercicio anual para simular una respuesta coordinada ante un ataque químico, biológico, radiológico, nuclear o con explosivos de gran rendimiento, que implicó a los estados miembros del Consejo de Cooperación del Golfo: Bahrain, Kuwait, Omán, Qatar, Arabia Saudí y los EAU.

Sin embargo, documentos militares, informes de fuentes abiertas y otros datos analizados por TomDispatch abren una ventana a las relaciones de entrenamiento que el CENTCOM se negó a reconocer. 

Aunque los detalles de esas misiones son escasos en el mejor de los supuestos, los resultados son claros: durante 2011, las tropas estadounidenses acompañaron y entrenaron a las fuerzas de seguridad de numerosos regímenes que estaban reprimiendo activamente las protestas democráticas y asfixiando la disidencia dentro de sus fronteras.

Haciendo amistades con el Reino

En enero, por ejemplo, el gobierno de Arabia Saudí restringió la escasa libertad de expresión existente en el reino implantando diversas restricciones nuevas respecto a la información online y de comunicación entre sus ciudadanos. 

Ese mismo mes, las autoridades saudíes se dedicaron a aplastar cualquier manifestación de protesta pacífica.

Poco después, seis hombres saudíes trataron de que el gobierno reconociera el primer partido político del país cuyos objetivos manifiestos, según Human Rights Watch, incluían “mayor democracia y protección de los derechos humanos”. Fueron arrestados de inmediato.

El 19 de febrero, justo tres días después de esos arrestos, fuerzas estadounidenses y saudíes lanzaron Friendship Two, un ejercicio de entrenamiento en Tabuk, Arabia Saudí.

En los diez siguientes días, 4.100 soldados estadounidenses y saudíes practicaron maniobras de combate y tácticas de contrainsurgencia bajo el implacable sol del desierto.

“Estos ejercicios y este lugar son fantásticos, y estamos enviando un mensaje estupendo a los pueblos de la región”, insistía el general de división Bob Livingston, un comandante de la guardia nacional que tomó parte en la misión.

“Los compromisos que tenemos con el ejército saudí afectan a su ejército y a nuestro ejército pero también muestran a los pueblos de la región nuestra capacidad para cooperar el uno con el otro y para actuar conjuntamente”.

Luces y leones ansiosos

Mientras la Primavera Árabe derribaba a dos autócratas aliados de EEUU en Túnez y Egipto, en el reino de Jordania, donde criticar al rey Abdullah o incluso manifestarse pacíficamente contra las políticas del gobierno es un delito, se continuaba aplastando la disidencia. 

El pasado año, por ejemplo, las fuerzas estatales de seguridad asaltaron la casa del estudiante de informática de 24 años Imad Al-Din al-Ash y le arrestaron. 

¿Su delito? Un artículo en la red en el que llamaba al rey “afeminado”.

En marzo, las fuerzas de seguridad jordanas se abstuvieron de actuar, y algunas incluso se incorporaron, con los manifestantes a favor del gobierno que se dedicaron a atacar a los activistas políticos que pedían reformas políticas. 

Después salieron a la luz acusaciones que afirmaban que las fuerzas del estado habían torturado a activistas islámicos.

Mientras tanto, en marzo, tropas estadounidenses se unieron a las fuerzas jordanas en la operación Eager Light 2011, un ejercicio de entrenamiento que se llevó a cabo en Ammán, la capital del país, y que se centró en actuaciones de contrainsurgencia.

Después, desde el 11 al 30 de junio, miles de fuerzas de seguridad jordanas y tropas estadounidenses emprendieron la operación Eager Lion, centrada tanto en las misiones de las operaciones especiales y la guerrilla como en la contrainsurgencia.

En noviembre, Cristoph Wilcke, de Human Rights Watch, se encargó de supervisar el juicio de 150 manifestantes detenidos en la primavera con acusaciones de terrorismo tras una pelea pública con los partidarios del régimen. 

“Solo están procesando a los miembros de la oposición. 

El juicio… era una farsa”, escribió Wilcke. 

“Se selecciona a los islamistas acusándoles de terrorismo, lo cual siembra dudas acerca de la intención del reino de realizar auténticas reformas políticas, de su compromiso con el imperio de la ley y de su declarado deseo de proteger los derechos de libertad de expresión y reunión”.

Por esa misma época, las estadounidenses estaban concluyendo la Operación Flexible Saif

A lo largo de unos cuatro meses, las tropas de EEUU se habían dedicado a formar en tareas básicas al ejército jordano, según los estadounidenses que tomaron parte de la operación, centrándose en temas que iban de los fundamentales de un militar a los esenciales de la recogida de inteligencia.

¿Quiénes son los Guerreros Felices de Kuwait?

A principios de año, las fuerzas de seguridad kuwaitíes asaltaron y arrestaron a los manifestantes “Bidun”, una minoría de la población que pedía derechos de ciudadanía después de llevar 50 años con el estatus de apátridas en el reino rico en petróleo.

“Las autoridades kuwaitís… deberían permitir que los manifestantes se manifestaran y reunieran libremente, como es su derecho”, escribió Sarah Leah Whitson, la directora para Oriente Medio de Human Rights Watch. Más recientemente, Kuwait se ha dedicado a imponer duras medidas a los activistas online.

En julio, Priyanka Motaparthy, de Human Rights Watch, escribió en la revista Foreign Policy que Naser Abul, de 26 años, fue llevado, con los ojos tapados y esposado, a un tribunal kuwaití. Su delito, según Motaparthy, eran “unos cuantos tweets… criticando a las familias reinantes de Bahrain y Arabia Saudí”.

Esta primavera, tropas estadounidenses tomaron parte en la Lucky Warrior, un ejercicio de entrenamiento de cuatro días en Kuwait diseñado para perfeccionar las habilidades de combate de EEUU relacionadas directamente con la región. 

El escaso material disponible del ejército no menciona directamente la implicación kuwaití en la Lucky Warrior, pero los documentos examinados por TomDispatch indican que se habían utilizado traductores en versiones anteriores del ejercicio, sugiriendo la implicación de Kuwait y otras naciones árabes en la operación.

Sin embargo, el hermetismo del Pentágono, hace imposible conocer el alcance total de la participación de los socios regionales del Pentágono.

Tomdispatch ha identificado otras operaciones regionales de entrenamiento que el CENTCOM se ha negado a reconocer, incluida la Steppe Eagle, un ejercicio anual multilateral llevado a cabo en el represivo Kazajstán del 31 de julio al 23 de agosto, que entrenó a tropas kazacas en todo tipo de operaciones, desde misiones de convoy a operaciones de búsqueda y cerco. 

Después se produjo el Falcon Air Meet, un ejercicio centrado en tácticas de apoyo aéreo cercano que incluyeron incluso una respuesta de bombardeo, que se llevó a cabo en octubre por fuerzas aéreas turcas, jordanas y estadounidenses en la Base Aérea de Shaheed Mwaffaq Salti, en Jordania.

El ejército estadounidense dirigió también un seminario sobre asuntos públicos y operaciones de información para miembros de las fuerzas armadas libanesas que incluyó, según un estadounidense que asistió, una discusión acerca del “uso de la propaganda respecto a la información militar de las operaciones de apoyo”. 

Además, hubo un ejercicio conjunto sobre demoliciones submarinas, la Operación Eagar Mace, llevada a cabo con fuerzas kuwaitíes.

Estas misiones de entrenamiento son solo una fracción de las docenas que cada año se llevan a cabo en secreto, lejos de los ojos entrometidos de la prensa o las poblaciones locales. 

Son un componente clave de un enorme sistema de apoyos del Pentágono que también lleva ayuda y armamento a una serie de reinos y autocracias aliados del Oriente Medio.

Estas misiones conjuntas aseguran estrechos vínculos entre el ejército de EEUU y las fuerzas de seguridad de gobiernos represivos por toda la región, ofreciendo a Washington acceso e influencia, y a las naciones anfitrionas de esos ejercicios las últimas estrategias y tácticas militares y las herramientas del comercio en un momento en que están, o temen estar, asediadas por manifestantes que tratan de aprovechar el espíritu democrático que barre la región.

Secretos y mentiras

El ejército estadounidense ignoró las solicitudes de información formuladas por TomDispatch acerca si había habido operaciones conjuntas que se habían dejado en suspenso, cambiado de fecha o cancelado como consecuencia de las protestas de la Primavera Árabe.

Sin embargo, en agosto, la agencia France Presse informó que se había cancelado el Bright Star, un ejercicio bianual de entrenamiento entre EEUU y las fuerzas egipcias, como consecuencia de las revueltas populares que derrocaron al presidente Hosni Mubarak, un aliado de Washington.

La cifra de ejercicios de entrenamiento de EEUU por toda la región se vio sin duda afectada por las protestas en pro de la democracia, pero no puede conseguirse siquiera ni la más mínima información sobre el número total de misiones regionales de entrenamiento del Pentágono, su ubicación, duración o quién toma parte en ellas.

El CENTCOM mantiene esa información fuera de las posibilidades de conocimiento del pueblo estadounidense, por no hablar ya de las poblaciones que habitan el Gran Oriente Medio.

El ejército se negó también a comentar qué ejercicios se habían fijado para 2012. Sin embargo, no hay razones para creer que su número vaya a aumentar a medida que los autócratas regionales intentan repeler las fuerzas del cambio.

“Con el fin de la Operación Nuevo amanecer en Iraq y la reducción de las fuerzas del incremento en Afganistán, los ejercicios del USCENTCOM continuarán centrándose en… los asuntos de seguridad mutua y en reforzar las ya firmes y duraderas relaciones dentro de la región”, dijo a TomDispatch por email el portavoz del CENTCOM.

Ya que las protestas y los levantamientos populares a favor de la democracia son “las preocupaciones de seguridad” de regímenes que van desde Arabia Saudí a Bahrein y a Jordania y el Yemen, no es muy difícil imaginar cómo, en los meses que tenemos por delante, van a utilizarse los métodos avanzados de entrenamiento, las enseñanzas sobre tácticas de contrainsurgencia y las técnicas de ayuda para la recogida de inteligencia impartidas por el Pentágono.

La primavera pasada, mientras tenía lugar la Operación León Africano y los golpeados manifestantes marroquíes se curaban sus heridas, el presidente Obama afirmaba que “EEUU se opone al uso de la violencia y la represión contra los pueblos de la región” y apoya los derechos ciudadanos básicos para los ciudadanos por todo el Gran Oriente Medio.

“Y estos derechos”, añadía, “incluyen la libertad de expresión, la libertad de manifestación pacífica, la libertad de religión, la igualdad para hombres y mujeres bajo el imperio de la ley y el derecho a elegir a sus propios dirigentes, ya sea en Bagdad o Damasco, Sanaa o Teherán”.

La pregunta sigue siendo la siguiente: ¿Cree EEUU que eso mismo debe aplicarse a quienes viven en Ammán, la ciudad de Kuwait, Rabat o Riad? 

Y si así lo cree, ¿por qué el Pentágono está reforzando las capacidades represivas de los autócratas en esas capitales?

Nick Turse es historiador, ensayista y periodista de investigación. Es editor asociado de TomDispatch.com, colaborador habitual de The Angeles Times y The Nation y nuevo redactor de Alternet.org; su último libro es The Case for Withdrawal from Afghanistan (Verso Books).

Fuente: http://www.tomdispatch.com/post/175479/tomgram%3A_nick_turse%2C_did_the_pentagon_help_strangle_the_arab_spring/#more

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