Introducción
La perspectiva social, política y
económica para 2012 es extremadamente negativa.
El consenso casi
universal, incluso entre los economistas ortodoxos convencionales, es
pesimista respecto a la economía mundial.
Aunque incluso aquí sus
predicciones subestiman el alcance y la profundidad de la crisis, hay
poderosas razones para creer que 2012 será el principio de un declive
mayor que el experimentado durante la Gran Recesión de 2008 a 2009.
Con
menos recursos, mayor deuda y una creciente resistencia popular a salvar
el sistema capitalista, los gobiernos no pueden rescatar el sistema.
Muchas de las grandes instituciones y entornos económicos responsables
de la expansión capitalista regional y mundial durante las últimas tres
décadas están en proceso de desintegración y desorden.
Los anteriores
motores económicos de la expansión global, Estados Unidos y la Unión
Europea , han agotado sus potencialidades y están en franco declive.
Los
nuevos centros de crecimiento -China, India, Brasil y Rusia- que
durante una ‘corta década’ proporcionaron un nuevo ímpetu al crecimiento
mundial han recorrido todo el trayecto posible y ahora se encuentran en
rápida desaceleración, lo que continuará durante el año nuevo.
El colapso de la Unión Europea
Concretamente, la destrucción causada por la crisis en la Unión Europea la terminará de romper y su estructura de facto
de complejos niveles se convertirá en una serie de acuerdos
bilaterales/multilaterales de comercio e inversión.
Alemania, Francia,
los Países Bajos y Escandinavos intentarán aguantar la depresión.
Inglaterra, en concreto la City , espléndidamente aislada, se
hundirá en un crecimiento negativo y sus financieros se pelearán por
encontrar nuevas oportunidades de especulación entre los Estados
petroleros del Golfo y otros ‘nichos’.
Europa central y del este, en
particular Polonia y la República Checa , fortalecerán sus vínculos con
Alemania, pero padecerán las consecuencias del declive general de los
mercados mundiales.
Europa del sur (Grecia, España, Portugal e Italia)
entrará en depresión a medida que los pagos masivos de la deuda que se
afrontan mediante las agresiones salvajes a los salarios y las
prestaciones sociales reducen la demanda de los consumidores.
El desempleo, que se encuentra en niveles de depresión, y el subempleo
que afecta a un tercio de la fuerza de trabajo detonarán conflictos
sociales que durarán buena parte del año y se convertirán en
levantamientos populares.
Con el tiempo la desintegración de la Unión
Europea es inevitable.
Se restituirán las monedas nacionales en lugar
del euro, lo que permitiría la devaluación y el proteccionismo.
El
nacionalismo estará a la orden del día.
Los préstamos concedidos a los
países del sur por los bancos en Alemania, Francia y Suiza serán objeto
de grandes pérdidas.
Se necesitarán importantes rescates, lo que
polarizará las mayorías que pagan impuestos y los banqueros en Alemania y
Francia.
La militancia sindical y el seudo ‘populismo’ derechista
(neofascismo) intensificarán las luchas nacionales y de clases.
Es menos probable que una Europa polarizada, fragmentada y deprimida se
una a una aventura militar estadounidense inspirada por los sionistas
contra Irán (o incluso Siria).
Una Europa acosada por la crisis se
opondrá a la actitud de confrontación de Washington hacia Rusia y China.
Estados Unidos: la recesión vuelve con venganza
La economía estadounidense sufrirá las consecuencias de su hinchado
déficit fiscal y no podrá salir de la recesión mundial de 2012 mediante
el gasto.
Tampoco podrá superar el crecimiento negativo mediante la
exportación hacia Asia anteriormente dinámica, porque China, India y el
resto de Asia están perdiendo ímpetu económico.
China crecerá mucho
menos que su media de 9%. India decrecerá de 8% a 5% o más.
Por otra
parte la política militar de alejamiento del régimen de Obama, su
política de exclusión y proteccionismo excluirá cualquier estímulo nuevo
que proceda de China.
El militarismo agrava la depresión económica
Estados Unidos y el Reino Unido serán los mayores perdedores en la
reconstrucción económica de la posguerra iraquí.
De los proyectos de
infraestructura por valor de 186 billones de dólares, Estados Unidos y
el Reino Unido ganarán menos del 5% (Financial Times 16 de
diciembre de 2011).
El resultado será parecido en Libia y otros lugares.
El militarismo imperial de Estados Unidos destruye a su adversario, se
llena de deudas para hacerlo y las entidades civiles cosechan los
lucrativos contratos económicos de reconstrucción de la posguerra.
La economía estadounidense se contraerá en 2012 y un pronunciado
incremento del desempleo sustituirá la “recuperación sin creación de
empleo de 2011” .
De hecho toda la fuerza de trabajo se encogerá a
medida que la gente que ya no recibe prestaciones por desempleo deja de
inscribirse [como desempleados].
La explotación de la mano de
obra (“productividad”) se intensificará a medida que los capitalistas
obligan a los trabajadores a producir más por menos dinero y de esta
manera se ensancha la brecha salarial entre ingresos y ganancias.
Recortes salvajes en los programas sociales acompañarán la depresión
económica y el aumento del desempleo, con el objetivo de subvencionar a
los bancos y las industrias con problemas financieros.
Los debates entre
los partidos versarán sobre cuán grandes han de ser los recortes para
los trabajadores y pensionistas con el fin de procurar la ‘confianza’ de
los titulares de bonos.
Confrontado con opciones igualmente limitadas,
el electorado reaccionará mediante el rechazo de los cargos actuales, la
abstención o la movilización masiva organizada y espontánea, como la
protesta Occupy Wall Street.
El descontento, la hostilidad y la
frustración impregnarán la sociedad. Los demagogos del Partido Demócrata
victimizarán a China; los demagogos del Partido Republicano culparán a
los inmigrantes.
Los dos fulminarán a los “fascistas islámicos”,
especialmente a Irán.
Nuevas guerras en medio de la crisis: los sionistas aprietan el gatillo
Los ‘52 presidentes de las principales organizaciones judías
estadounidenses’ y sus seguidores “Israel es lo primero” en el Congreso,
el Departamento de Estado, el Departamento del Tesoro y el Pentágono
fomentarán la guerra con Irán.
Si tienen éxito, la consecuencia será una
conflagración regional y la depresión mundial.
Dado el éxito del
régimen extremista israelí para conseguir la obediencia ciega del
Congreso estadounidense y la Casa Blanca acerca de sus políticas
bélicas, hay que descartar cualquier duda.
China: mecanismos compensatorios en 2012
China se enfrentará a la recesión global de 2012 con varias
posibilidades de aminorar sus consecuencias. Pekín podría producir
bienes y servicios para los 700 millones de consumidores internos que
actualmente están fuera del circuito económico.
Al aumentar los
salarios, los servicios sociales y la seguridad del medioambiente, China
podría compensar la pérdida de mercados exteriores.
El crecimiento
económico de China, que depende fuertemente de la especulación
inmobiliaria, se verá afectado adversamente cuando estalle esta burbuja.
Se producirá una fuerte depresión, bancarrotas municipales y más
conflicto social y de clases.
Esto podría traer más represión o una
gradual democratización, lo que afectará profundamente a las relaciones
entre el mercado y el Estado.
Lo más probable es que la crisis económica
fortalecerá el control estatal del mercado.
Rusia se enfrenta a la crisis
En Rusia la elección del Presidente Putin conducirá a menos apoyo de
los levantamientos y sanciones promovidas por Estados Unidos contra los
aliados y socios comerciales rusos.
Putin reforzará sus vínculos con
China y se beneficiará de la desintegración de la UE y el debilitamiento
de la OTAN.
La oposición apoyada por los medios occidentales
utilizará su influencia financiera para erosionar la imagen de Putin y
alentar los boicoteos a la inversión, aunque perderá las elecciones
presidenciales por un margen grande.
La recesión mundial debilitará la
economía rusa y la forzará a escoger entre una mayor propiedad pública o
una mayor dependencia de fondos estatales para rescatar a destacados
oligarcas.
La transición entre 2011 y 2012: del estancamiento y la recesión regionales a la crisis mundial
El año 2011 preparó la infraestructura para la desintegración de la
Unión Europea.
La crisis empezó con la defunción del euro, el
estancamiento en Estados Unidos y el estallido de protestas masivas
contra las desigualdades obscenas a nivel mundial.
Los acontecimientos
de 2011 constituyeron un ensayo general del nuevo año de guerras
comerciales a gran escala entre las grandes potencias, lo que agudizará
las luchas imperialistas y la probabilidad de que las rebeliones
populares se conviertan en revoluciones.
Además, el recrudecimiento de
la fiebre bélica orquestada por los sionistas contra Irán en 2011
promete convertirse en la mayor guerra regional desde el conflicto entre
Estados Unidos, India y China.
En 2011, el régimen de Obama
anunció una política de confrontación militar con Rusia y China y otras
políticas destinadas a socavar y degradar el auge de China como poder
económico mundial.
Frente a la creciente recesión económica y el declive
de los mercados exteriores, sobre todo en Europa, se desarrollará una
importante guerra comercial. Washington perseguirá con agresividad
políticas que limiten las exportaciones e inversiones chinas.
La Casa
Blanca incrementará sus esfuerzos para desestabilizar el comercio e
inversiones de China en Asia, África y otros lugares.
Podemos esperar
mayores esfuerzos por parte de Estados Unidos para explotar los
conflictos internos étnicos y populares y para incrementar su presencia
militar frente a la costa china.
Tampoco se debe descartar una gran
provocación o incidente fabricado dentro de este contexto.
En 2012 esto
podría dar lugar a rabiosos llamamientos chovinistas a una nueva y
costosa ‘Guerra Fría’. Obama ha proporcionado el marco y la
justificación para una confrontación a gran escala y largo plazo con
China, lo que se interpretará como un esfuerzo desesperado de apuntalar
la influencia estadounidense y las posiciones estratégicas en Asia.
El
“cuadrilátero de poder” militar estadounidense -Estados Unidos, Japón,
Australia y Corea del Sur- con el apoyo satélite de Filipinas,
enfrentará los vínculos de mercado de China con la propaganda militar de
Washington.
Europa: más austeridad y lucha de clases
Los programas de austeridad impuestos en Europa, desde el Reino Unido a
Latvia y Europa del sur se afianzarán en 2012.
Despidos masivos en el
sector público y menos salarios y empleos en el sector privado
conducirán a un año de lucha de clases y continuos desafíos a los
gobiernos.
Las suspensiones de pago acompañarán las ‘políticas de
austeridad’ en el sur, lo que dará como resultado quiebras de bancos en
Francia y Alemania.
La clase financiera dirigente del Reino Unido,
aislada de Europa pero predominante allí, animará a los conservadores a
‘reprimir’ los disturbios populares y laborales.
Emergerá un nuevo
estilo de gobierno autocrático ‘neoThatcher’; la oposición sindical
emitirá protestas vacías y tensará la correa del populacho rebelde.
En
resumen, las regresivas políticas socioeconómicas introducidas en 2011
han establecido el escenario para nuevos regímenes de estados policiales
y posibles confrontaciones sangrientas más intensas con los
trabajadores y jóvenes desempleados sin futuro.
Las guerras futuras que pondrán fin a Estados Unidos como lo conocemos
Dentro de Estados Unidos, Obama ha puesto los cimientos para una nueva y
gran guerra en Oriente Próximo al concentrar ahora a los soldados que
operaban en Iraq y Afganistán contra Irán.
Con el fin de menoscabar a
Irán, Washington está desarrollando operaciones militares y civiles
clandestinas contra los aliados iraníes en Siria, Pakistán, Venezuela y
China.
La clave de la estrategia bélica de Estados Unidos e Israel
contra Irán es una serie de guerras en estados vecinos, sanciones
económicas a escala mundial, ataques cibernéticos destinados a
neutralizar industrias vitales y asesinatos terroristas clandestinos de
científicos y militares.
El impulso, la planificación y la ejecución de
las políticas estadounidenses que conducirán a la guerra con Irán se
pueden atribuir empíricamente y sin ninguna duda a la configuración
sionista de poder (CSP) que ocupa posiciones estratégicas en el gobierno
estadounidense, los medios de comunicación de masas y la ‘sociedad
civil’.
Un análisis sistemático de los diseñadores de las políticas
estadounidenses que implementan las sanciones económicas en el Congreso
descubrirá los papeles fundamentales que ejercen los ‘megasionistas’
(‘Israel es lo primero’) Ileana Ros-Lehtinen y Howard Berman; Dennis
Ross en la Casa Blanca , Jeffrey Feltman en el Departamento de Estado y
Stuart Levy y su sustituto David Cohen en el Departamento del Tesoro.
La
Casa Blanca está totalmente en deuda con los recaudadores de fondos
sionistas y recibe órdenes de los ‘52 presidentes de las principales
organizaciones judías estadounidenses’.
La estrategia israelí-sionista
es rodear a Irán, debilitarlo económicamente y atacarlo militarmente. La
invasión de Iraq fue la primera guerra de Estados Unidos realizada para
Israel; la guerra de Libia la segunda; la actual guerra por poderes
contra Siria es la tercera. Estas guerras han destruido o están
destruyendo a los adversarios de Israel.
En 2011 las sanciones
económicas diseñadas para crear descontento en Irán fueron las
principales armas escogidas. La campaña de sanciones globales ocupó
todas las energías de los principales grupos de presión judío-sionistas.
No han encontrado ninguna oposición en los medios de comunicación de
masas, el Congreso o la Casa Blanca. La CSP no ha recibido prácticamente
ninguna crítica por parte de las revistas, movimientos o grupos
socialistas, de izquierdas o progresistas, salvo pocas insignes
excepciones.
El traslado de tropas estadounidenses de Iraq a las
fronteras de Irán realizado el año pasado, las sanciones y el impulso de
la Quinta Columna de Israel dentro de Estados Unidos extendieron la
guerra en Oriente Próximo.
Esto seguramente significará una agresión
“sorpresa” aérea y marítima por parte de las fuerzas estadounidenses,
basada en el pretexto de “inminente ataque nuclear” urdido por el Mossad
israelí y fielmente transmitido por la CSP a sus lacayos del Congreso
estadounidense y la Casa Blanca para el consumo mundial.
Será una guerra
larga, sangrienta y destructiva para Israel; Estados Unidos costeará
los gastos militares directos y el resto del mundo pagará el carísimo
precio económico.
La guerra de Estados Unidos promovida por los
sionistas convertirá la recesión de principios de 2012 en una importante
depresión para finales del año y probablemente provocará levantamientos
masivos.
Conclusión
Todo indica que 2012 será
un año decisivo de crisis económica implacable que se extenderá desde
Europa y Estados Unidos a Asia y sus dependencias en África y América
Latina.
La crisis será verdaderamente global.
Las confrontaciones
imperiales y las guerras coloniales minarán cualquier esfuerzo de
atenuar esta crisis. Como respuesta surgirán movimientos de masas cuyas
protestas y rebeliones, esperemos, se transformarán en revoluciones
sociales y la en toma del poder político.