"Matándome a mí, creyeron que podían usar
mi nombre para tapar la culpa de los oficiales del Ejército y la
Policía que, en complicidad con bandas paramilitares y mafias del
narcotráfico, se dedican a todas esas cosas.
Yo soy el
comandante de una unidad de las FARC-EP, de una organización político
militar que lucha por el poder para el pueblo.
Si la inteligencia
militar fue capaz de inventarse mi muerte y declarar que mi cuerpo había
sido sepultado por otros guerrilleros, imagínese la cantidad de
embustes que será capaz de inventar."
Publicamos
esta entrevista al "Negro Eliécer" tomada de Anncol, por considerarla
de importancia dado su carácter testimonial, que desde las mismas
fuentes habla de la realidad colombiana, tan tergiversada y mentida por
los mass-media.
Desde la sencillez habla un colombiano cuya vida ha sido
marcada por la guerra social, económica y represiva que ha empujado a
muchos colombianos a tomar el camino de la insurgencia ante la
despiadada intolerancia política de la oligarquía colombiana y del gran
capital transnacional que lleva siglos aplicando terror de Estado,
herramienta paramilitar, desinformación y expolio contra el pueblo.
Ante
una situación dramática surge la urgencia de estudiar la realidad
colombiana en su conjunto, sin obviar a la insurgencia: un estudio desde
las mismas fuentes populares arroja sin duda luces que la propaganda y
represión del régimen busca ocultar.
Luces necesarias para entender y
poder salir de la guerra que es expresión de una lucha de clases llevada
al paroxismo por la terquedad y codicia del gran capital que prefiere
mantener a un estado terrorista con multimillonarios apoyos del imperio
estadounidense, que acceder a contemplar reforma agraria y cesación del
saqueo, empobrecimiento y explotación que tan cruentamente se llevan la
vida de miles de colombianos.
Sobre las mentiras del gobierno colombiano: Habla el Negro Eliécer
Al
sentarnos frente a él y percibir su sencilla humildad de negro del
Pacífico colombiano, no podemos evitar pensar en las razones por las que
con tanto odio el Ejército Nacional celebró su presunta muerte en el
bombardeo del 10 de octubre en Las Mercedes.
Por eso la primera pregunta
que se nos viene a la mente tiene que ver con la venganza.
Queremos que
nos dé su opinión sobre las Erinias, el nombre que la inteligencia
militar usó para bautizar la operación que buscaba matarlo a él mediante
un bombardeo.
Un tanto sorprendido, como si la pregunta lo condujera a pensar en cosas muy antiguas, nos responde:
Camarada,
yo las únicas Herminias que recuerdo son las hijas de una señora que se
llamaba así y que tenía un restaurante en Quibdó, en el mismo barrio en
el que me crié de niño. No sé por qué usarían su nombre.
¿Tal vez porque eran negras como yo?
Le explicamos
entonces nuestra pregunta. Las Erinias o Furias se llamaban unas
divinidades de la venganza en la mitología griega.
Tres hermanas con
cabellos de serpientes y ojos que expelían sangre. Perseguían a sus
presas hasta enloquecerlas.
Suelta entonces la risa.
Yo
poco sé de esas cosas, camarada. Lo que sí sé es que esa sociedad
griega antigua estaba dominada por amos esclavistas, hombres muy ricos
que explotaban a todos los demás.
Me imagino que todos esos cuentos buscaban mantener sometidos a sus esclavos.
Usted sabe que lo menos que podemos creer los negros de hoy es en los
cuentos de los amos esclavistas. Me queda
claro por qué escogió ese nombre el Ejército.
Soy un negro que combate
la esclavitud en que los grandes capitalistas quieren mantener
a los pobres trabajadores.
Le atribuyen la activación de 43 campos minados desde 2009, que dejaron 16 militares, 3 policías y siete campesinos afectados.
Además dicen que en solo este año ha sido responsable de seis ataques contra la fuerza pública y algunas poblaciones.
¿Qué opina de ello?
Bueno, el Ejército
sale a decir eso después que presenta la noticia de que me habían
matado en el bombardeo. Usted sabe que al muerto suelen achacarle de
todo, para sacar pecho mostrando que han dado un golpe muy importante.
Por eso me entero también de que dizque soy 'el mayor extorsionista de todo el Catatumbo y el responsable de producir y comerciar al menos una tonelada de cocaína por mes'.
Matándome a mí, creyeron que podían usar mi nombre para tapar la culpa de los oficiales del Ejército y la Policía que, en complicidad con bandas paramilitares y mafias del narcotráfico, se dedican a todas esas cosas.
Yo soy el comandante de una unidad de las FARC-EP, de una organización político militar que lucha por el poder para el pueblo.
Si la inteligencia militar fue capaz de inventarse mi muerte y declarar que mi cuerpo había sido sepultado por otros guerrilleros, imagínese la cantidad de embustes que será capaz de inventar.
Le formulo la pregunta desde otro ángulo. Pero ¿las FARC sí golpean al Ejército y la Policía?
Claro que sí, camarada. Imagínese usted la cantidad de crímenes que carga a cuestas una oligarquía como la colombiana. Era justo que ese pueblo se levantara a combatirla un día. Pero déjeme aclarar.
Usted escucha cada rato al Presidente y los generales que las FARC estamos aniquiladas, que sólo unos tres milicianos de civil salen a poner bombas. Como me imaginaron muerto, ahí sí salieron a reconocer un montón de bajas de ellos y un gran número de ataques realizados por la columna Antonia Santos.
Ya hay mucha gente diciendo por ahí que nunca antes las FARC habíamos atacado tanto y en tantas partes como ahora.
Eso los tiene asustados.
Entonces le pregunto sobre los ataques a la población civil.
Nosotros nunca atacamos la población civil. Otra cosa que tropa y policía, violando todos los códigos de la guerra, se acampen y escuden en las escuelas y caseríos. Hemos procurado afinar mucho nuestra puntería para esos casos.
El escándalo que arman con lo de las minas tiene que ver sobre todo con la cantidad de militares afectados. Quieren echarnos la gente encima para que no usemos esa defensa, mientras ellos sí nos lanzan bombas hasta de mil libras.
¿En Las Mercedes murieron más guerrilleros? ¿Es cierto que quedaron por lo menos 20 heridos?
Los aviones bombardearon por sorpresa una escuadra en la madrugada. Esos fueron los muertos. Tres muchachas jóvenes y siete muchachos, algunos de ellos recién ingresados.
Usted puede examinarme a ver si me encuentra esquirlas por algún lado.
Tampoco tuvimos heridos. Los demás combatimos un buen rato con la aviación. No pudieron ocultar que sufrieron bajas. La táctica de guerrillas nos impone la retirada en esos casos. En juego largo hay desquite.
La propaganda del Ejército invita a la deserción a los guerrilleros del 33 Frente con el argumento de que lo mataron a usted y ahora siguen ellos. ¿Qué piensa de eso?
Eso es una idiotez que nunca le va a funcionar al Ejército. Primero, porque yo estoy vivo. Y segundo, porque en las FARC somos revolucionarios todos y ninguno está aquí porque tenga uno u otro jefe. Si un cuadro muere, otro va a reemplazarlo.
Hemos perdido hombres como Jacobo Arenas, Manuel Marulanda o el Mono Jojoy, pero las FARC seguimos adelante.
Eliécer, ¿qué se siente cuándo uno escucha decir que lo mataron?
Para decirle la verdad, camarada, uno siente ganas de morirse... Pero de la risa.
http://www.anncol.info/index.php?option=com_content&view=article& amp;amp;id=706:habla-el-negro-eliecer&catid=60:tennis&Itemid=55 5
Por eso me entero también de que dizque soy 'el mayor extorsionista de todo el Catatumbo y el responsable de producir y comerciar al menos una tonelada de cocaína por mes'.
Matándome a mí, creyeron que podían usar mi nombre para tapar la culpa de los oficiales del Ejército y la Policía que, en complicidad con bandas paramilitares y mafias del narcotráfico, se dedican a todas esas cosas.
Yo soy el comandante de una unidad de las FARC-EP, de una organización político militar que lucha por el poder para el pueblo.
Si la inteligencia militar fue capaz de inventarse mi muerte y declarar que mi cuerpo había sido sepultado por otros guerrilleros, imagínese la cantidad de embustes que será capaz de inventar.
Le formulo la pregunta desde otro ángulo. Pero ¿las FARC sí golpean al Ejército y la Policía?
Claro que sí, camarada. Imagínese usted la cantidad de crímenes que carga a cuestas una oligarquía como la colombiana. Era justo que ese pueblo se levantara a combatirla un día. Pero déjeme aclarar.
Usted escucha cada rato al Presidente y los generales que las FARC estamos aniquiladas, que sólo unos tres milicianos de civil salen a poner bombas. Como me imaginaron muerto, ahí sí salieron a reconocer un montón de bajas de ellos y un gran número de ataques realizados por la columna Antonia Santos.
Ya hay mucha gente diciendo por ahí que nunca antes las FARC habíamos atacado tanto y en tantas partes como ahora.
Eso los tiene asustados.
Entonces le pregunto sobre los ataques a la población civil.
Nosotros nunca atacamos la población civil. Otra cosa que tropa y policía, violando todos los códigos de la guerra, se acampen y escuden en las escuelas y caseríos. Hemos procurado afinar mucho nuestra puntería para esos casos.
El escándalo que arman con lo de las minas tiene que ver sobre todo con la cantidad de militares afectados. Quieren echarnos la gente encima para que no usemos esa defensa, mientras ellos sí nos lanzan bombas hasta de mil libras.
¿En Las Mercedes murieron más guerrilleros? ¿Es cierto que quedaron por lo menos 20 heridos?
Los aviones bombardearon por sorpresa una escuadra en la madrugada. Esos fueron los muertos. Tres muchachas jóvenes y siete muchachos, algunos de ellos recién ingresados.
Usted puede examinarme a ver si me encuentra esquirlas por algún lado.
Tampoco tuvimos heridos. Los demás combatimos un buen rato con la aviación. No pudieron ocultar que sufrieron bajas. La táctica de guerrillas nos impone la retirada en esos casos. En juego largo hay desquite.
La propaganda del Ejército invita a la deserción a los guerrilleros del 33 Frente con el argumento de que lo mataron a usted y ahora siguen ellos. ¿Qué piensa de eso?
Eso es una idiotez que nunca le va a funcionar al Ejército. Primero, porque yo estoy vivo. Y segundo, porque en las FARC somos revolucionarios todos y ninguno está aquí porque tenga uno u otro jefe. Si un cuadro muere, otro va a reemplazarlo.
Hemos perdido hombres como Jacobo Arenas, Manuel Marulanda o el Mono Jojoy, pero las FARC seguimos adelante.
Eliécer, ¿qué se siente cuándo uno escucha decir que lo mataron?
Para decirle la verdad, camarada, uno siente ganas de morirse... Pero de la risa.
http://www.anncol.info/index.php?option=com_content&view=article&