El plan dirigido por el terrorista Posada
Carriles, consistía en destruir mediante el empleo de decenas de
kilogramos de explosivos, el Paraninfo de la Universidad Autónoma de
Panamá lleno de personas mientras el líder cubano realizaba una
intervención.
Desde inicios de 1959, antes
incluso de constituirse en la estructura de la CIA el Grupo No. 4 de la
División Hemisferio Occidental (WH-4), creado para instrumentar el
programa presidencial norteamericano de agresiones contra Cuba, ya la
orden ejecutiva de eliminar a los principales dirigentes de la
Revolución cubana en primer orden a su líder histórico Fidel Castro,
estaba dada.
Una verdadera cacería se desató a partir de entonces para asesinar al gobernante cubano, así lo refiere Percy Alvarado, el ex agente Fraile para la seguridad cubana que infiltró a los grupos terroristas radicados en Miami por más de 20 años.
Los laboratorios de la agencia norteamericana concibieron diversos métodos para lograr el objetivo magnicida, sus ejecutores urdieron variados planes para ese fin, entre estos utilizar plumas venenosas, píldoras de cianuro, trajes de buceo impregnados con hongos, tabacos tóxicos, artefactos explosivos disfrazados de moluscos, fusiles de alta precisión, cohetes teledirigidos, aviones cargados de explosivos y comandos terroristas, entre otras variantes asesinas.
Los escenarios para consumar el crimen han sido diversos dentro de Cuba y en cada viaje al exterior del Comandante existió un complot homicida que, desde 1991 con el inicio de las reuniones cumbres de los Presidentes y Jefes de Gobierno de Iberoamérica, hallaron un contexto recurrente para ejecutarlo, recuerda Alvarado.
Este 18 de noviembre se cumplen 11 años de que Fidel en conferencia de prensa convocada como parte de las actividades en ocasión de la X Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno con sede en Panamá, denunciara públicamente la nueva conspiración de asesinato contra su persona.
El plan, dirigido por el terrorista de origen cubano Luis Posada Carriles y con la asistencia de otros 3 criminales a sueldo, consistía en destruir mediante el empleo de decenas de kilogramos de explosivos de alto poder, el Paraninfo de la Universidad Autónoma de Panamá lleno de personas mientras el líder cubano realizaba una intervención.
En respuesta a la consistente acusación, las autoridades del país centroamericano detuvieron a los responsables y durante casi cuatro años se investigó, procesó, juzgó y condenó a benignas penas a los terroristas.
Finalmente la injusticia prevaleció y la entonces presidenta panameña Mireya Moscoso indultó a los asesinos el 25 de agosto de 2004.
En la madrugada de ese mismo día salieron en libertad, Posada Carriles se refugió en Honduras hasta marzo de 2005 cuando se trasladó ilegalmente a Estados Unidos y los otros criminales viajaron a territorio norteamericano donde viven hoy libremente, tejiendo nuevos planes y acciones criminales, afirmó el ex agente cubano Percy Alvarado.
Cuando se cumplen once años del intento magnicida en Panamá, aún las estructuras terroristas siguen intactas en Estados Unidos precisamente en la época del Premio Nobel de la Paz, Barack Obama, alguien que ha mantenido la impunidad y la protección de estos enemigos de la humanidad, ha honrado al terror que dice combatir.
Una verdadera cacería se desató a partir de entonces para asesinar al gobernante cubano, así lo refiere Percy Alvarado, el ex agente Fraile para la seguridad cubana que infiltró a los grupos terroristas radicados en Miami por más de 20 años.
Los laboratorios de la agencia norteamericana concibieron diversos métodos para lograr el objetivo magnicida, sus ejecutores urdieron variados planes para ese fin, entre estos utilizar plumas venenosas, píldoras de cianuro, trajes de buceo impregnados con hongos, tabacos tóxicos, artefactos explosivos disfrazados de moluscos, fusiles de alta precisión, cohetes teledirigidos, aviones cargados de explosivos y comandos terroristas, entre otras variantes asesinas.
Los escenarios para consumar el crimen han sido diversos dentro de Cuba y en cada viaje al exterior del Comandante existió un complot homicida que, desde 1991 con el inicio de las reuniones cumbres de los Presidentes y Jefes de Gobierno de Iberoamérica, hallaron un contexto recurrente para ejecutarlo, recuerda Alvarado.
Este 18 de noviembre se cumplen 11 años de que Fidel en conferencia de prensa convocada como parte de las actividades en ocasión de la X Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno con sede en Panamá, denunciara públicamente la nueva conspiración de asesinato contra su persona.
El plan, dirigido por el terrorista de origen cubano Luis Posada Carriles y con la asistencia de otros 3 criminales a sueldo, consistía en destruir mediante el empleo de decenas de kilogramos de explosivos de alto poder, el Paraninfo de la Universidad Autónoma de Panamá lleno de personas mientras el líder cubano realizaba una intervención.
En respuesta a la consistente acusación, las autoridades del país centroamericano detuvieron a los responsables y durante casi cuatro años se investigó, procesó, juzgó y condenó a benignas penas a los terroristas.
Finalmente la injusticia prevaleció y la entonces presidenta panameña Mireya Moscoso indultó a los asesinos el 25 de agosto de 2004.
En la madrugada de ese mismo día salieron en libertad, Posada Carriles se refugió en Honduras hasta marzo de 2005 cuando se trasladó ilegalmente a Estados Unidos y los otros criminales viajaron a territorio norteamericano donde viven hoy libremente, tejiendo nuevos planes y acciones criminales, afirmó el ex agente cubano Percy Alvarado.
Cuando se cumplen once años del intento magnicida en Panamá, aún las estructuras terroristas siguen intactas en Estados Unidos precisamente en la época del Premio Nobel de la Paz, Barack Obama, alguien que ha mantenido la impunidad y la protección de estos enemigos de la humanidad, ha honrado al terror que dice combatir.