Hernán Cortés y otros hechos desconocidos sobre el canal de Panamá

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La economía de la Unión Europea


La deuda de Italia, la tercera economía de la eurozona, asciende a 1,9 billones (millones de millones) de euros (el 120 por ciento del PIB), y es casi seis veces más grande que la de Grecia. 
 
Semejante cantidad, unida al comportamiento de los mercados, genera un círculo vicioso del que, a estas alturas, es muy difícil salir. Italia está pagando para financiar su deuda más de lo que había pagado nunca. Sólo en 2012 el país deberá obtener 300.000 millones de euros para saldar intereses y otras obligaciones.

Pero lo peor es que las tasas de interés de los bonos italianos (el interés que tiene que pagar el país a los prestamistas que compran los bonos que emite el gobierno) han sobrepasado el 7 por ciento, un umbral tras el que, según muchos especialistas, ya no hay vuelta atrás. 
 
La prueba es que Grecia, Irlanda y Portugal tuvieron que ser rescatadas cuando el rendimiento de sus bonos superó ese punto y se mantuvo por encima de él durante un tiempo prolongado.

Se calcula que si Italia tuviera que pagar el 7 por ciento de interés por toda su deuda, el país tendría que cancelar 70.000 millones de euros extra al año sólo por intereses, lo que anularía los 45.000 millones de euros que Italia planeaba ahorrar hasta 2013 con su paquete inicial de ajuste. De no haber ayuda, a largo plazo podría terminar en insolvencia.

Italia, demasiado grande para rescatarla

Los países de la eurozona no tienen previsto prestar asistencia financiera a Italia. El principal motivo es que no hay bastante dinero en el fondo de rescate de la UE para cubrir las necesidades de una economía como la italiana. Al igual que España, Italia es, según los expertos, demasiado grande para ser rescatada. 
 
Según los analistas financieros, un rescate a Italia podría alcanzar los 1,4 billones de euros. De los 440.000 millones de euros disponibles inicialmente, sólo quedan ya alrededor de 250.000 millones de euros si se descuentan los fondos comprometidos para Irlanda, Portugal y el segundo rescate de Grecia.

La crisis italiana es más grave aún que la griega, que la Unión Europea empujó hacia adelante nombrando un hombre de las finanzas fiel al capital financiero franco-alemán. La relación entre el monto de la deuda italiana y el PIB del país, en efecto, es todavía peor que la que precipitó a Grecia en su crisis e Italia paga más intereses que las sumas que le permitirían apenas sobrevivir.
 
Si la Unión Europea no desea que Italia quiebre y suma en el desastre a los grandes bancos franceses y alemanes y a España, Irlanda, Portugal y la misma Francia (que no podrían seguir siendo sostenidos ante la magnitud del hundimiento de la economía italiana), tendrá que combinar la aplicación al país de una feroz política recesiva con una reducción importante -entre 30 y 50 por ciento- de su deuda.

Esto implica sostener con fuertes inyecciones de dinero público a los bancos franceses y alemanes, que son los principales poseedores de los bonos de deuda italianos, dejando en cambio a su suerte a los pequeños ahorristas, sobre todo peninsulares, que tienen más de 30 por ciento de esa deuda. 
 
El informe anual sobre la economía alemana elaborado por el Consejo de Expertos Económicos del Gobierno, conocido como los Cinco Sabios, dice que en 2012, la economía alemana no crecerá más de un 0,9 por ciento, y eso si se consigue controlar la crisis de la deuda griega. Si no, añaden, se produciría un estancamiento del comercio intracomunitario que haría inevitable que la desaceleración de la economía alemana se convirtiese en contracción.

Alta probabilidad de estancamiento

La Comisión Europea, por su parte, se mostró muy pesimista en su segundo informe anual de previsiones económicas. En mayo de 2001, había pronosticado un crecimiento medio del PIB en la Unión Europea de un 1,8 por ciento para 2012, ahora lo recorta a un 0,5 por ciento. 
 
Una caída a consecuencia de la tormenta generada por la profunda agitación financiera y la implantación de duras políticas de austeridad: Hundimiento de la confianza, que se traducirá en caídas en consumo e inversión en los principales socios comerciales europeos. Es decir, la probabilidad de un periodo prolongado de estancamiento es alta.

En septiembre 2011, los datos de ventas al por menor ya se habían hundido en toda la zona del euro, y el índice de producción industrial alemán se redujo un 2,7 por ciento. Como consecuencia de la caída en el consumo de los hogares, el PIB alemán, que había crecido un 1,3 por ciento en el primer trimestre del año 2011, se redujo a un avance del 0,1 por ciento en el segundo. 
 
En Francia, con una tasa de paro del 9,7 por ciento en el segundo trimestre, la desconfianza disparó las tasas de ahorro familiar. Y en Reino Unido, el desempleo subió del 7,7 por ciento en el segundo trimestre de 2011 al 8,1 por ciento en el tercero, la tasa más alta desde 1996.

En realidad, hay una percepción de los expertos económicos de que una cosa es provocar un frenazo en una de las economías de la periferia europea, y otra muy distinta provocarlo en todas a la vez. Es posible que se cree una dinámica de interacción negativa. 
 
El peligro de la Unión Europea es que su mercado intracomunitario, se convierte, ahora, en una amenaza en el que la retracción simultánea del consumo en sus mayores economías se traduciría en descensos de sus importaciones.

Nicaragua debe prepararse


Lo que, a su vez, se traduciría en caídas del consumo y la inversión de sus clientes, cuyos mercados también se estrecharían a su vez para las exportaciones de los grandes. Una espiral que se iría acelerando a medida que decaen las exportaciones país a país. Y, con ellas, la producción industrial y, consecuentemente, el empleo y el PIB.

La relación entre el superávit comercial de un país y el déficit financiero de sus clientes es directa, porque todo lo que se exporta de más frente a lo que se importa es capital que entra. Y todo lo que se importa de más es capital que sale. Es decir, en la UE, los desequilibrios comerciales son la otra cara de los desequilibrios financieros.

La actual situación económica global nos indica que Nicaragua tiene que prepararse para enfrentar una situación de crisis en la economía mundial, una recesión en Europa, un estancamiento económico en Estados Unidos, una pérdida de dinamismo en China, una reducción de la cooperación internacional tradicional y limitadas inversiones extranjeras. 
 
Tomado en consideración todos esos elementos la pregunta que nos hacemos es: ¿Vamos a tener los recursos económicos suficientes para mantener nuestro crecimiento y crear nuevos empleos?

Oscar-René Vargas
Especial para Carta Bodán
www.cartabodan.com

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