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Los recuentos de las Naciones Unidas excluyen a la mayoría de los civiles afganos asesinados durante los ataques nocturnos

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Un informe de las Naciones Unidas del pasado mes de julio afirmando que sólo habían muerto 30 civiles en los ataques lanzados en Afganistán durante los primeros seis meses de 2011, reflejaba solo una pequeña fracción de los ataques nocturnos en los que habían muerto civiles, según funcionarios de la Comisión Afgana Independiente que colaboró con la Misión de las Naciones Unidas en el informe de 2010 sobre las víctimas civiles. 

El informe sobre las víctimas civiles de la Misión de Ayuda de las Naciones Unidas en Afganistán (UNAMA, por sus siglas en inglés) atribuía a los talibanes el 80% de los 1.462 muertos civiles contados durante el período de seis meses –en su mayoría a causa de dispositivos explosivos improvisados- y sólo el 14% de ellos a las “Fuerzas pro-gubernamentales”.

El informe daba crédito al mando militar de EEUU y la OTAN, que postulaba que en los ataques nocturnos llevados a cabo en el citado período de seis meses, las víctimas civiles se habían reducido en un 15% respecto al mismo período del pasado año.

Pero los funcionarios de la Comisión Independiente por los Derechos Humanos de Afganistán (AIHRC, por sus siglas en inglés), que colaboró con UNAMA en su informe de 2010 sobre víctimas civiles, dijo a IPS que el número de ataques nocturnos que la UNAMA había investigado era una muy pequeña proporción de la cifra total de ataques que habían provocado víctimas civiles.

Un funcionario destacado de la comisión independiente ha cuestionado públicamente también la exclusión hecha por UNAMA de la cifra total de muertos civiles en el informe del pasado año, ya que no se tuvieron en cuenta la mayoría de las informaciones relativas a muertos civiles sobre los que se les había tratado de llamar la atención.

Los funcionarios de la AIHRC, que tienen experiencia personal en el tema de los muertos civiles provocados por los ataques nocturnos, dijeron a IPS que la mayoría de esos ataques se habían llevado a cabo en los distritos dominados por los talibanes.

En esos distritos, la gente no había podido cumplimentar ninguna reclamación y, además, ni siquiera tenían normalmente posibilidad de hacerlo, según dijeron dichas fuentes, que solicitaron mantener el anonimato porque no están autorizadas a hablar con los medios de información sobre el asunto.

Se cree que en la provincia de Helmand los ataques se han concentrado en los distritos donde los talibanes se han hecho fuertes, como Baghran, Baghni, Sangin y Nahr-e-Saraj, explicaron las fuentes. Lo mismo ocurre con Kandahar, Zabul, Uruzgan y otras provincias del sur y del este donde los talibanes tienen fuerte presencia, dijeron las fuentes de la AIHRC.

La comisión recibió solo nueve reclamaciones directamente de las familias de quienes habían resultado muertos o heridos en un ataque nocturno durante los primeros seis meses de 2011, según esas fuentes.

De hecho, la comisión consigue la mayor parte de su información acerca de las bajas civiles en los ataques nocturnos no a partir de las quejas de la gente de la zona donde se producen estos ataques sino después de hablar con gente que está detenida, explicaron.

Pero esa información es fragmentaria, según las fuentes, porque la comisión solo tiene acceso a una fracción de los detenidos en el sistema afgano de prisiones, y porque los mismos detenidos solo conocen algunos de los casos.

UNAMA tiene siete oficinas regionales, pero sus viajes y contactos entre las oficinas y distritos en los que los talibanes se han hecho fuertes son limitados.

Daphne Eviatar, que ha monitorizado los derechos humanos en Afganistán para el grupo Human Rights First, que tiene su sede en EEUU, está de acuerdo con la valoración de que hay muy poca probabilidad de que en muchos distritos las familias de las víctimas puedan cumplimentar reclamaciones por los muertos civiles en los ataques nocturnos.

“No estoy seguro de ante quién podrían presentar esas quejas”, dijo Eviatar.

El informe de UNAMA acerca de los seis primeros meses del año concedía que: “Dadas las limitaciones relacionadas con el entorno de las operaciones y el acceso limitado a la información, UNAMA puede estar subestimando las víctimas civiles de los ataques nocturnos”.

En una entrevista de febrero de 2011 con varios investigadores sobre un estudio de Open Society Foundations y The Liaison Office, un “observador internacional de los derechos humanos” no identificado fue mucho más lejos admitiendo que “se podían estar valorando a la baja las víctimas de los ataques nocturnos porque muchas de las áreas en las que se producen son inaccesibles y es muy difícil verificar el número de muertos”.

UNAMA es la única entidad internacional que ha informado de cifras totales de víctimas civiles de los ataques nocturnos. El informe de UNAMA de los seis primeros meses de este año indica que la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad dirigida por la OTAN (ISAF, por sus siglas en inglés) se había negado repetidamente a proporcionar información sobre el número de ataques nocturnos desencadenados.

Sin embargo, las cifras proporcionadas por la ISAF al Washington Post y al bloguero Bill Roggio muestran un total de 2.020 ataques en el período de seis meses que fue desde primeros de mayo hasta primeros de noviembre de 2010, con una cifra de muertos de alrededor de 2.000 “insurgentes”.

Los oficiales del ejército estadounidense dijeron también a los investigadores del estudio de la Open Societies Foundation que habían disparado solo en el 20% de los ataques nocturnos. Eso significaría que 2.000 personas habrían muerto en alrededor de 400 ataques en los cuales hubo disparos a lo largo de esos seis meses, una media de cinco personas por incidente.

En la inmensa mayoría de ataques nocturnos se atacaba a un solo individuo. Por eso, las estadísticas disponibles sobre los ataques nocturnos sugieren que la inmensa mayoría de los asesinados durante esos hechos no eran el objetivo buscado.

La UNAMA reconoció en el informe que la ISAF no aplica la misma definición de “civil” que aparece en el derecho humanitario internacional que la que aplica al contar las víctimas civiles.

Los oficiales de las Fuerzas Especiales pertenecientes a una unidad que había asesinado a nueve trabajadores electorales junto con un antiguo insurgente talibán, habían creído equivocadamente en septiembre de 2010 que esa persona era el gobernador talibán a la sombra en la provincia de Takhar, según le dijeron a la antigua reportera de la BBC Kate Clark el pasado diciembre, que cualquiera al que encontraran en compañía de una persona a la que perseguían era también considerado insurgente.

La muy amplia definición de “insurgente” que utiliza la ISAF al publicar las cifras sobre el número de asesinados en las incursiones nocturnas, junto con las estadísticas sobre las mismas que también provienen de la misma ISAF, sugieren que la mayoría de los asesinados en los ataques nocturnos deberían haberse considerado civiles en virtud de los criterios del derecho humanitario internacional.

La UNAMA no permitió que IPS entrevistara a la directora de su oficina de derechos humanos, Georgette Gagnon, acerca del informe de 2011, aunque ella le había dicho a IPS que nos concedería una entrevista durante la semana del 22 de agosto.

En respuesta a las preguntas enviadas por email por IPS, Gagnon dijo que la UNAMA había investigado un total de 89 asaltos nocturnos en los cuales se había informado de víctimas, y que se habían rechazado las acusaciones de muertos civiles en 58 de esos casos.

La AIHRC y UNAMA, que colaboraron en el informe de 2010, entraron en conflicto tras la decisión de UNAMA de fijar en ese informe la cifra de muertos civiles de los ataques nocturnos en 82.

Nader Nadery, un miembro de la comisión de la AIHRC, nos reveló en una entrevista, una vez publicado el informe, que la UNAMA había basado la cifra de 82 muertos en solo 13 ataques nocturnos en los cuales se habían verificado las muertes de civiles a satisfacción de UNAMA. Nadery dijo que se habían excluido del total los muertos civiles de otros 60 ataques.

UNAMA no colaboró con la AIHRC para elaborar el informe sobre los primeros seis meses de 2011.

En una reciente entrevista con IPS, Nadery estimó que había habido 462 muertos civiles en todos los ataques nocturnos de 2010 sobre los que la comisión logró obtener alguna información.

La parte metodológica del último informe confirma que hubo supuestas muertes civiles que no se incluían en la cifra total ofrecida por UNAMA cuando el estatus civil de cualquiera de las víctimas en el incidente era incierto.

Gagnon dijo a IPS que las decisiones de la misión en esos casos “se basaban en los relatos de primera mano sobre la inmensa mayoría de los incidentes investigados”. Sin embargo, no dijo cuántas de las decisiones en que se rechazaron las acusaciones se hicieron sobre la base de relatos de testigos.

Gagnon reconoció también que la ISAF y los oficiales afganos habían cuestionado algunas acusaciones, pero que no revelaría cuántas de las acusaciones rechazadas se incluían en esa categoría.

Gareth Porter es un historiador-investigador y periodista de Inter-Press Service, especializado en la política de seguridad nacional de EEUU. La edición en rústica de su último libro “Perils of Dominance: Imbalance of Power and the Road to War in Vietnam”, se publicó en 2006.
Shah Noori informó desde Afganistán.

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