El diario norteamericano The Washington Post ha revelado, basándose en un funcionario que ha pedido el anonimato, que la CIA mantuvo una casa de seguridad con varios agentes en la localidad de Abbotabad con el fin de obtener información sobre el terrorista Osama Bin Laden.
La instalación secreta operaba una red de informantes paquistaníes y “otras fuentes” con el fin de construir un “modelo de vida”, un retrato de los habitantes del lugar donde residía Bin Laden, y registrar su actividad diaria.
La información precisa que a pesar del “extraordinario esfuerzo” desplegado por la agencia de inteligencia norteamericana que la llevó en Diciembre –según el mismo periódico- a solicitar autorización al Congreso de EE.UU. para reasignar decenas de millones de dólares; la actividad de la CIA no pudo obtener ni una fotografía ni una grabación de la voz del personaje que sería ejecutado por un comando del ejército norteamericano.
En paralelo, The New York Times publicó que existe una “sospecha creciente” en los servicios de inteligencia de Estados Unidos y funcionarios diplomáticos de que “alguien en la agencia de inteligencia de Pakistán, sabía de la ubicación de Bin Laden, y lo ayudaba a protegerse”.
Lo que por otra parte confirma que toda la operación de la CIA en Abbotabad, referida por The Washington Post ocurrió al margen de las autoridades paquistaníes.
El Times también refiere que el FBI y la CIA “han reunido rápidamente pequeños ejércitos de analistas, expertos técnicos y traductores para estudiar minuciosamente” unas 100 memorias USB, DVD y CDs , junto con 10 discos duros de ordenador, cinco computadoras y teléfonos móviles, así como documentos en papel, muchos de los cuales están en árabe y otros idiomas que necesitan ser traducidos.
El diario neoyorquino se refiere a los datos contendidos en esos soportes como un “tesoro” de información y termina su reporte citando a un funcionario que afirma que el FBI sigue ya un pequeño número de pistas en relación con la información examinada hasta ahora.
Pero no siempre el FBI ha actuado de ese modo con los “tesoros” de información relacionados con el terrorismo.
Es el caso de “todos los informes, correspondencia, memorandos, correos electrónicos y otros documentos relacionados con una reunión entre una delegación del FBI y la Seguridad del Estado cubana en la Habana en junio de 1998”.
Esos materiales han desaparecido de esa institución, según una respuesta del señor David M. Hardy, de los archivos del FBI, al investigador Stephen Kimber que los solicitó, basado en la legislación norteamericana, para un libro que está escribiendo.
Las autoridades cubanas entregaron en aquella ocasión a una delegación de siete oficiales del FBI que visitó La Habana, “cuatro carpetas con toda la información, con anexos, con cuarenta fichas de terroristas” que actuaban desde territorio norteamericano.
Lo que sí hizo el FBI a partir de ese momento fue buscar los hilos que llevaron a la captura de quienes en Miami reunían información para evitar los actos terroristas contra Cuba desde EE.UU, cuyas víctimas superan las de los atentados a las Torres Gemelas de New York, con 3 478 muertos y miles de heridos, de los cuales 2099 resultaron incapacitados de por vida.
Desde Cuba nunca se ha ejecutado una acción violenta contra territorio norteamericano, y los autores de actos terroristas como Luis Posada Carriles –al igual que Bin Laden, un veterano de la CIA, que es responsable de la voladura en pleno vuelo de un avión civil con 73 personas a bordo, entre otros hechos que lo clasifican como el mayor terrorista del Hemisferio Occidental- viven tranquilamente en Miami sin ser molestados por las autoridades norteamericanas.
La lógica de ejecución extrajudicial –que acaba de aplicar la Casa Blanca en Paquistán- no tiene cabida en los valores de la Revolución Cubana pero la actuación de Estados Unidos en el asesinato de Osama Bin Laden ilumina otra vez el doble rasero y el trato injusto sufrido por los Cinco agentes cubanos que sólo reunían información que Cuba compartió de buena fe con las autoridades norteamericanas, el acusador “tesoro” desaparecido de las arcas del FBI.
De todos modos, tomen esta oración de The New York Times: “alguien en la agencia de inteligencia de Pakistán, sabía de la ubicación de Bin Laden, y lo ayudaba a protegerse”, donde dice Pakistán pongan Estados Unidos y donde dice Bin Laden cámbienlo por Posada Carriles y tendrán la llave del tesoro perdido por el FBI.
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