El gobierno del Reino Unido ha presentado la propuesta para emplear a firmas de seguridad privadas en Libia para ayudar a reforzar a los rebeldes en su lucha contra Gaddafi.
Oficiales militares y expertos de defensa plantearon la idea luego de que altos oficiales de la OTAN, incluyendo al Secretario General Andres Fogh Rasmussen, admitieron que “no hay solución militar en el conflicto de Libia”, y que la crisis debería ser resuelta a través de políticas.
Las potencias occidentales, incluyendo EE.UU., Gran Bretaña y Francia, quienes encabezaron los intentos en el Consejo de Seguridad de la ONU para imponer una zona de exclusión aérea sobre Libia como parte de la resolución 1973, desde el principio han tratado de derrocar a Gaddafi, pero sus cálculos resultaron equivocados, luego que las fuerzas que están dentro del país apoyadas por ellos, fracasaron en consolidar su control sobre las posiciones que habían capturado de las tropas a favor de Gaddafi.
Además, el costo financiero de la interferencia de occidente en Libia ha puesto más peso en los países involucrados cuyas economías están ya fundidas como resultado de la crisis global.
El gobierno británico, como uno de los que planeó la invasión a Libia, está presentando propuestas crudas en su intento de librarse de la pesadilla que ha creado para sí mismo.
La idea de contratistas de seguridad privadas ya es tan impopular que puede encender otro aluvión de fuertes críticas al gobierno.
La imagen internacional de las firmas privadas de seguridad fue severamente empañada cuando se reveló que el contratista de seguridad estadounidense Blackwater Worldwide cometió serios crímenes y abusos en Irak, incluyendo el asesinato de civiles.
La propuesta británica también se presenta cuando el gobierno de Afganistán ha anunciado planes para expulsar totalmente a las firmas de seguridad privadas durante los próximos 12 meses.
Mientras tanto, estas firmas de seguridad, que operan en nombre de gobiernos occidentales en zonas de guerra, disfrutan de una fuerte impunidad que numerosas investigaciones de sus abusos y crímenes se han derrumbado planteando interrogantes acerca de su responsabilidad legal.
Sin embargo, las sugerencias occidentales de contratar firmas de seguridad privadas y entrenar a rebeldes libios, todos ellos financiados por los países árabes, muestran que los países occidentales están determinados en poner fin al gobierno de Gaddafi.
A pesar del hecho de que Gaddafi aceptó un mapa de ruta para la paz propuesta por la Unión Africana, los países occidentales están tratando de convencer a los aliados árabes para financiar la lucha armada y la consolidación de los rebeldes en las áreas que controlan antes que un alto al fuego entre en vigor.
Press Tv (Traducción de Ivana Cardinale)