A finales de diciembre de 2010, Mijail Khodorkovsky, el que fuera una vez el hombre más rico de Rusia, fue declarado culpable de robo y blanqueo de capital, un veredicto que probablemente mantendrá al ex magnate del petróleo entre rejas por otra década.
En Occidente, nos han contado el cuento de hadas de que es un amante de la libertad, y que el bueno de Khodorkovsky está siendo castigado por el malvado Primer Ministro Putin por desafiar, de algún modo, al poder económico y político del Kremlin financiando los partidos de la oposición en el Parlamento.
El Washington Post y el resto de la Prensa dominante occidental continuamente han aireado que los cargos contra Khodorkovsky y su co-demandado, Lebedev, son políticos, y que las acusaciones no sólo son improbables, sino absurdas.
La historia real que se esconde tras Khodorkovsky nunca ha sido contada… hasta ahora, ni tampoco las verdaderas razones que hay detrás de la actitud feroz de Putin hacia el que fuera una vez oligarca y su antiguo amigo.
En los años de seguimiento del caso, he llegado a la conclusión de que Khodorkovsky sirvió de cobertura a la Alianza anti-rusa formada por los servicios secretos estadounidenses (CIA, DIA), británicos (MI-6, MI-5 y Scotland Yard), saudíes, turcos, ucranianos, chechenos, lituanos y, parcialmente, bielorrusos, junto con mercenarios pertenecientes a compañías privadas de inteligencia que actúan por sí mismas como tapaderas de esos Gobiernos.
Éstas, tienen igualmente conexiones individuales en el plano político e ideológico con la conspiración protofascista militar y política que incluyen a los neoconservadores, republicanos del ala de ultraderecha, componentes étnicos post-nazi y Likudniks.
Detrás de ellos, oculto del escrutinio público, se encuentra el Movimiento Sinárquico de los Imperios, el auténtico poder que los ingenuos califican como “Fascismo”.
El Movimiento Sinarquista fue creado por la oligarquía para contrarrestar los avances de la Revolución Americana y los principios bajo los cuales América fue fundada.
Sinarquía fue el nombre dado a finales del siglo XIX por Joseph-Alexandre Saint-Yves, llamado D’Alveydre, a la opaca Masonería Libre Martinista formada un siglo antes, en la década de 1770, en Francia.
Sinarquía fue el nombre dado a finales del siglo XIX por Joseph-Alexandre Saint-Yves, llamado D’Alveydre, a la opaca Masonería Libre Martinista formada un siglo antes, en la década de 1770, en Francia.
Todos estos grupos forman parte de una conspiración impresionante, por su extensión y estructura internacional –La informal red atlántica de élites conservadoras y neoconservadoras dispuesta a restituir a Rusia en su sistema de dominación neo-feudal del mundo posterior ya al Estado-Nación.
Ésta es, de cabo a rabo, la definición de la oligarquía financiera internacional que, en un esfuerzo fallido por crear un mundo pos-westfaliano sin la soberanía de los Estados-Naciones, había sido patrocinadora oficial de los regímenes Nazi y fascista que condujeron a la guerra y destrucción del continente euroasiático.
Hoy, están detrás de los esfuerzos para segmentar y destruir a la Rusia posterior al modelo de desmembramiento de la Unión Soviética.
La Alianza sirve como un instrumento de las aspiraciones geopolíticas de la camarilla más agresiva del atlanticismo, panturquismo, panislamismo y el nacionalismo ucraniano.
Algunos, como los Estados Unidos y Gran Bretaña tienen como objetivo el control de los recursos naturales y el potencial de misiles nucleares de la Federación Rusa. Otros – para hacerse con un territorio de la Rusia del Califato. Y otros, para crear la Gran Ucrania. El centro de operaciones de esta conspiración se encuentra en Londres.
Desde el punto de vista sinarquista, esta conspiración es tan necesaria como perentoria, las élites occidentales no tienen instrumentos externos, como la confrontación armada directa, que puedan quebrar la determinación de Rusia y transformarla a través de sus serviles miembros inexpertos.
Su guerra relámpago se basará en una visión fundamentalmente diferente: en un primer ataque basado en el principio de la estrategia militar fusionada con la política de contrarrevolución.
Y, entrando en escena se encuentra Khodorkovsky y sus miles de millones de dólares.
Su verdadero crimen fue el hecho de que él era la pieza clave de un premeditado golpe de estado respaldado por Estados Unidos con el objetivo de hacerse con la presidencia de Rusia en 2004.
Khodorkovsky iba a utilizar su enorme riqueza para comprar suficientes escaños en las elecciones a la Duma y así poder cambiar las leyes de Rusia respecto a la propiedad de terrenos petrolíferos y gasoductos para su transporte. Además, planeaba desafiar directamente a Putin y convertirse en presidente del país.
Desde luego, mal asunto. Deberia de haber sabido que la KGB, nunca olvidaría este tipo de traicion.
Un ataque nuclear seguirá al golpe de estado fascista sin precedentes que estará organizado por la quinta columna y subversivos clandestinos dentro de la propia Rusia.
Para destruir a Rusia, y allanar el camino para un único Orden Mundial basado en un ideal de una “Empresa Mundial SA”, habrá una primera fase que implicará la paralización del enemigo y su bloqueo para lanzar un contraataque defensivo.
Una nueva guerra mundial que se concibe como una combinación de batallas nucleares con guerras civiles.
Entre las compañías privadas mercenarias, tanto del ámbito de la Inteligencia como militar, que forman parte de esta conspiración se incluyen Diligence LLC, KBR, y New Bridge Strategies para la CIA y la DIA, “Erinys International” y “Meteoric Tactical International”, Aegis Defence Services para el MI6 y el Servicio de Inteligencia de Defensa (Reino Unido). Desde Arabia Saudita, también el Servicio General de Inteligencia, representada por el príncipe Rasheed, Presidente de Far West, un pariente del príncipe Turki al Faisal, y la familia de Adnan Khashoggi.
El Estado Mayor turco y los Lobos Grises están representados por la Oficina de inteligencia de Estambul, o el Servicio de Información del Ministerio de Defensa de la República Chechena de Ichkeria, bajo el mando del Brigada General Saidov Ruslan y Nukhaev Khozh, buscados por la Fiscalía General de Rusia por el asesinato de Anna Politkovskaya y Paul Khlebnkov de la revista Forbes.
La inteligencia militar de Ucrania (GUR) está representada por los generales Vladimir Filin y Alexei Likhvintsev. La KGB de Bielorrusia, por el general Valery Lunev y el vice-presidente, Viktor Sheiman. La inteligencia militar Lituana por Audrius Butkevicius y Rolandas Paksas.
Sus principales socios de Occidente y Oriente Medio son el secretario de defensa Robert Gates, y su estrecho colaborador Fritz Ermarth de la CIA, NSC, NIC, y Rand Corporation, el cual, desde su jubilación, ha estado trabajando bajo la cobertura del Centro Nixon y la Science Applications International Corporation (SAIC), una de las mayores contratistas del Pentágono, la CIA y el FBI, con Robert Gates en su Consejo de Administración; Sir Roderic Braithwaithe, antiguo embajador en la Unión Soviética y asesor actual del Deutsche Bank y del Consejo de Asuntos Exteriores de David Cameron, así como su estrecho colaborador Ruslan Berenis, alto funcionario de la inteligencia militar británica, y el príncipe Faisal al Turki, ex jefe del Servicio General de Inteligencia de Arabia Saudita, y embajador en Gran Bretaña y Estados Unidos.
Las principales conexiones con el Lejano Oeste americano son, Fritz Ermarth, Robert Gates, Robert Kagan, Zeyno Baran del Instituto Hudson y Fiona Hill, de la CIA. El nuevo proyecto de esa tropa en Rusia tiene el nombre clave de “Barbarroja III”. Ermarth, un enemigo acérrimo de Rusia y representante del complejo militar-industrial de EE.UU. y de las élites post-nazis en la comunidad de inteligencia Atlántica, sirve como enlace entre un grupo de ex funcionarios de la inteligencia soviética y las conspiraciones de extrema derecha en el seno del complejo militar –industrial de EE.UU.
La estructura política de este grupo se basa en la élite Atlantista de la era post nazi, que se nos ha echado encima para controlar el mundo a través de la globalización o de la “Empresa Mundial SA” , como tan acertadamente declaró George Ball durante la reunión Bilderberg 1968 en Quebec, Canadá.
De hecho, muchos de sus componentes occidentales del Lejano Oeste forman parte de una o más de la amplia gama de sociedades secretas o privadas u de organizaciones como Bilderberg, CFR, TC, Coefficient Club, Club de Cincinnati, el Instituto Real de Asuntos Internacionales, también conocido como Chatham House.
Uno de estos individuos es el mariscal de campo Lord Inge, antiguo jefe del Estado Mayor del Reino Unido, miembro del círculo interno de Bilderberg a comienzos de los 80, integrante del Consejo personal Privado de la Reina y el ex Comandante del Grupo del Ejército del Norte de la OTAN.
En 1970, Inge fue comandante de un Regimiento de las fuerzas especiales de élite Green Howards en Irlanda del Norte, en donde más tarde sirvió Ruslan Berenis, actual Director de Finanzas de Far West, LLC representando a KBR.
También Lord Inge es presidente del club anglo-americano llamado Sociedad Pilgrims de Gran Bretaña, el más antiguo centro de influencia privada del imperialismo anglo-sajón, fundada en 1902 en Londres (con oficina en Nueva York en 1903).
El principal objetivo del club es fortalecer los lazos entre EE.UU. y la élite de Gran Bretaña, más concretamente, entre los banqueros de Wall Street y la City de Londres.
Hoy en día, Lord Inge es miembro de la Junta de Asesores de Hakluyt & Company, una compañía británica de investigación empresarial fundada por antiguos agentes del MI6.
En la Junta de Hakluyt se sientan representantes atlantistas anglo-estadounidenses de algunas de las corporaciones más poderosas del mundo. Todos ellos pertenecen al interior sagrado del Grupo Bilderberg. Peter Holmes de Royal Dutch Shell, Peter Gazalet de British Petroleum, Lord Trotman de la Compañía Ford Motor y de la Bolsa de Nueva York, Rod Eddington, de British Airways, Robin Ralph de Rolls-Royce y Chris Gent de Vodafone.
Debo también mencionar que uno de los primeros directores de esta compañía fue Elizabeth Smith, ahora conocida como la Baronesa de Gilmorehill Smith, viuda del ex lider del Partido Laborista, John Smith. Smith, un miembro del grupo Bilderberg, fue el líder no sólo del «nuevo laborismo», que más tarde lanzaría las carreras de los primeros ministros Blair y Brown, sino también del «Movimiento Europeo» – cuya estructura fue creada por la CIA en los primeros años de la Guerra Fría gracias al auspicio de Estados Unidos.
La idea que subyace detrás de todas estas sociedades es la de crear una Aristocracia del Propósito, entre europeos y élites de Norteamérica, sobre la mejor forma de gestionar el planeta. En otras palabras, la creación de una red mundial de cárteles gigantes, más poderosa que cualquier Estado-Nación en la Tierra, destinada a controlar las necesidades de la vida del resto de la humanidad.
Sinarquistas
De vuelta a la década de los 40, OSS (precursor de la CIA) llegaba siempre a la misma conclusión en sus evaluaciones sobre la situación en el continente europeo.
Éstas señalaban a un cártel anglo-sajón y franco-alemán de financieros y empresarios internacionales, que se erigiría en una poderosa facción de financiación y control del eje nazi-fascista, y que estaría dirigiendo los gobiernos europeos a través de agentes con poca o ninguna lealtad a sus naciones, pero sí con la extrema fidelidad a la Sinarquía internacional.
La destrucción de Rusia en la década de 1990 nos recuerda hasta qué punto se puede derrotar a un poderoso enemigo dotado de armas nucleares sin disparar ni un solo tiro.
Se puede hacer a través de una combinación de presión militar y económica con nuevas herramientas tales como las Organizaciones No Gubernamentales, guerra de información psicológica e individuos de la quinta columna, y ejecutarse a través de aliados dentro del mismo seno del gobierno de Rusia.
Francia estuvo al borde del desastre de igual manera durante la ofensiva nazi por parte de elementos sinarquistas subversivos que trabajaban dentro del Estado Mayor del Ejército.
De regreso a la Rusia posterior de 1991, su quinta columna se tornó en Oligarquía. La Nueva Rusia de superclase capitalista creó sus propias fuerzas de financiación de manera privada de una forma que no tiene comparación en ninguna otra parte del mundo. Con dinero, compraron los servicios y la lealtad de los más altos niveles de la burocracia de la URSS.
La guerra a Rusia
La guerra secreta contra la Rusia de Putin tomó forma durante el periodo 2003 – 2004, es decir, después de Irak, vino el asunto Yukos, tras la expulsión de Voloshin y Kasianov – Estados Unidos se embarcó de nuevo en la carrera de una Guerra Fría y la derrota de Rusia.
Los líderes políticos americanos se dieron cuenta de que el enfrentamiento bélico y geopolítico empleado contra la Rusia de Yeltsin en la década de 1990, hecha a base de acuerdos entre las élites de EE.UU. republicanas y los demócratas, “La Familia”, y empleados con Yeltsin, sus compinches y el ejército ruso sería un auténtico fracaso con Putin en la sede presidencial.
La esencia de los acuerdos: Rusia convertiéndose en un socio menor de los Estados Unidos con las materias primas del país incluidas en el paquete del acuerdo global, a cambio de la «estabilización» del país.
Pero Putin, resultó ser un comandante hábil y un negociador implacable, logrando burlar a los americanos al negarse a apoyar su ataque a Irak, mientras jugaba a un inteligente juego de pragmatismo, y actuación flexible pero equilibrada entre Bush y el duopolio franco-alemán de Schroeder – Chirac.
En política interna el presidente comenzó el ataque contra Khodorkovsky-Yukos y sus partidarios occidentales y allanó el camino para la eliminación de los hombres de Yeltsin, Voloshin y Kasianov, a los que “Única Compañía Mundial SA” los tenía metidos en el bote.
El último intento para desalojar a Putin y cambiar la base de poder al control de los políticos occidentales siguiendo el “patrón Yeltsin” se llevó a cabo en el verano de 2003.
En ese momento, el gobierno de EE.UU. insistió en la retirada gradual de las tropas rusas y los guardias fronterizos de Tayikistán, a esta situación le prosiguieron los golpes militares “naranjas” en Georgia, Adjaria y en Ucrania, así como el golpe de estado de facto de Abjasia y Kirguistán.
A esto, a su vez, también le siguió al poco tiempo la provocación sangrienta de Beslán. El denominador común detrás de todos estos intentos de desestabilización fueron las maniobras del Lejano Oeste a través de sus patrocinadores occidentales y de Oriente Medio.
En Georgia y Adjaria – Butkevicius, Ucrania – Filin y Lihvintsev y en Kirguistán, Andijan y Abjasia – Saidov, que también estuvo detrás del acuerdo de la CIA para asesinar al terrorista Abu Walid, que por órdenes sauditas tenía previsto trasladarse en secreto a Irak desde Chechenia.
Además, con el inicio de la construcción del oleoducto Bakú-Tbilisi-Ceyhan, la estrategia de tensión a lo largo del perímetro meridional de la antigua Unión Soviética se convirtió en el punto de confluencia de los Estados Unidos y sus aliados.
Rusia tuvo que ser expulsada de su área natural de influencia a fin de garantizar el suministro de petróleo y gas natural a occidente.
Sin embargo, en diciembre de 2004, tanto los Estados Unidos como Gran Bretaña, cayeron en la cuenta de que ni sus espantosas operaciones como la toma de una escuela y el asesinato de niños en Beslán, ni revoluciones naranja, o la lucha de guerrillas en el Cáucaso del Norte desalojarían a Putin de su silla presidencial.
Era necesario encontrar una nueva dirección y herramientas a aplicar con el fin de subyugar a Rusia.
Igor Sechin
Se decidió entonces que Putin tenía que ser eliminado desde dentro, por personas cercanas a él, a través de una estrategia de tensión / chantaje de participantes clave en torno al Presidente.
Sus ojos se posaron sobre Igor Sechin. Sechin, ex agente de la KGB y uno de los más conservadores consejeros de Putin fue uno de sus amigos más cercanos y al mismo tiempo también líder de la facción de Siloviki, un grupo de presión nacionalista de antiguos miembros de los servicios de seguridad.
En toda su complejidad, el juego de la destrucción de Putin desde dentro consistió de dos ideas fundamentales.
En primer lugar, implicar al grupo de Sechin en la delincuencia internacional, ofreciéndoles rutas de cocaína de alta rentabilidad desde Colombia y Brasil a través del puerto de San Petersburgo, así como ayudarles a establecer conexiones bancarias en el extranjero para la transferencia y blanqueo de las ganancias.
Esta parte de la operación estuvo a cargo de personas cercanas a Ermarth.
Una vez enganchado Sechin, la segunda parte del plan se puso entonces en marcha. Público, aunque bien oculto, se fraguó el chantaje no sólo a Sechin, sino también a su propio grupo alineándolos en un todo que debe permanecer unido ante los peligros reales o potenciales que afectarían tanto a su bienestar financiero como a su seguridad física.
Y así, de ese modo, se prepararía un golpe de Estado u otras acciones que colocarían a Rusia, en manos de la autoridad de las élites del Atlántico.
Favorable a este plan fue el segundo mandato de Bush y la victoria de Yushchenko en Kiev. A principios de febrero, Gates rechazó la oferta de Bush para convertirse en el primer director de Inteligencia Nacional, un cargo creado en virtud de las reformas posteriores al 11 de septiembre.
Tenía sentido. Gates es parte del Lejano Oeste. Con Gates como director de Inteligencia Nacional, la Operación Rusia habría sido un sueño imposible por varias razones que afectaban a varias Instituciones.
Mis fuentes en el Congreso han confirmado que tanto Condi Rice y George HW Bush le dijeron a Gates que esperara una señal.
Esa señal fue la dimisión a punto de ser anunciada de Donald Rumsfeld como Secretario de Defensa de EEUU. Con Gates instalado como nuevo Secretario de Defensa el 18 de diciembre de 2006, la Operación Rusia podría comenzar oficialmente.
En su nueva oficina, Gates tenía a su disposición toda la inteligencia militar, un presupuesto casi ilimitado y el mando del Estado Mayor, elementos militares muy necesarios para la embergadura del plan.
A principios de abril 2005 Yushchenko llegó a Washington y se reunió con Rice, donde fue informado sobre la evolución de la operación.
Durante su visita, el Presidente Yushchenko y Bush firmaron el «Acuerdo de Asociación Estratégica».
La primera tarea que Condi Rice le asignó se centró en la recogida de material comprometido contra los más altos niveles de la burocracia rusa y los hombres de negocios cercanos al presidente Putin.
Uno de los anexos secretos añadidos al Acuerdo se ocupó en particular en la colaboración conjunta de los servicios secretos ucranianos y americanos contra los intereses de la Federación de Rusia, tanto en el interior como en el extranjero.
La prueba es circunstancial, pero es bien sabido, dentro de la inteligencia ucraniana y rusa, que a su regreso a Kiev, Yushchenko aprueba un Decreto secreto que establece una Orden Especial “R”, que es la inicial de Rusia.
Entre junio y agosto, se celebraron una serie de reuniones en el marco de la “Operación Rusia” entre los líderes del Lejano Oeste y sus directores estadounidenses y británicos además de sus cómplices.
En Suiza, Filin, Lihvintsev, Kosman y Surikov se reunieron con Berenis y Ermarth. En Estambul, Saidov se reunió con los miembros del grupo de Bielorusia-Lituania, en representación del Lejano Oeste.
La decisión de reclutar a Sechin, uno de los más cercanos colaboradores de Putin, fue tomada en una de estas reuniones.
A principios de julio, Lihvintsev y Kosman llegaron a Moscú usando pasaportes falsos con el fin de mantener reuniones secretas con Igor Sechin y su aliado político, el general Alexander Bortnikovym.
Estos encuentros fueron registrados por las fuerzas FSB leales a Putin. La orden de no deterner a estos hombres fue aprobada por el propio Presidente Putin.
El objetivo de la reunión es la estrategia consensuada dentro del marco de 2008. A finales de julio, Filin vuela a Washington desde Suiza, Lihvintsev y Surikov desde Ucrania, Viktor Sheiman, Jefe del Consejo de Seguridad de Bielorrusia, desde Minsk. Ninguna de las personas mencionadas usaron pasaportes reales para entrar en Estados Unidos. Allí, se encuentran con Ermarth, Gates y Woolsey.
Las reuniones duran tres días y medio, después de las cuales, todos, excepto Sheiman, vuelan a Estambul para una reunión general, donde la nueva estrategia basada en el control de Sechin se discute y se asigna un papel a cada persona.
Casualmente, en Estados Unidos, el papel de sacar a la luz trapos sucios de Putin y a sus aliados occidentales se le concedió a Alfa Group, que a su vez contrató a Dilligence.
El Consejo de Asesoramiento Internacional de Directores de Alfa incluía al presidente de Diligence LLC Richard Burt. Burt fue también el director internacional de la influente firma de Lobbys de Washington Barbour, Griffith y Rogers.
En resumen, el Grupo Alfa de Burt contrató, a través de Dilligence LLC (perteneciente también a Burt), los servicios de Griffith y Rogers por medio del grupo Barbour, del que Burt era por supuesto miembro, para echar basura a Putin.
Otra forma de ver esto, el Embajador Burt y sus amigos en Diligence LLC, como son el ex director de la CIA y el FBI, William Webster, el Director Ejectutivo de la Carlyle Group, Edward Mathias, el antiguo asesor de Margaret Thatcher y John Major, señor Charles Powell, el ex presidente Jefe de Gabinete de Clinton, Thomas F. McLarty y otros lumbreras de la conspiración conservadora Transatlántica fueron contratados por el gobierno para sacar a la luz los trapos sucios de Putin y de las personas cercanas a su esfera de influencia.
¿Por qué? ¿Tenían en mente chantajear a los dirigentes rusos para la rendición de Rusia y la entrega de sus riquezas naturales a las élites occidentales en el poder?
Antes de que Medvedev se convirtiera en presidente en la primavera de 2008, el objetivo principal del Lejano Oeste, así como el de sus aliados occidentales, era el chantaje a los líderes rusos, en particular, al grupo de siloviki alrededor de Igor Sechin.
Al final, Putin fue capaz de derrotar estos planes jugando el viejo juego del “policía bueno” (Dimitri Medvedev) frente al “policía malo” (Sergei Ivanov). Poco después, Sechin fue degradado a un puesto de vice-primer ministro que puso fin a los planes de guerra del Lejano Oeste para derrocar a Putin a través de Sechin.
Con los republicanos enfrentándose a su derrota en las elecciones presidenciales de 2008, comenzó una nueva fase en la guerra secreta contra Rusia. En esta nueva etapa, el lugar central le fue asignado al régimen “naranja” de Saakashvili en Georgia.
El papel asignado a Saakashvili era provocar una crisis militar con Rusia, que podría ser utilizada para convencer a la “vieja Europa” de la inevitable nueva Guerra Fría con Rusia, para así alinearla con Estados Unidos y eliminar cualquier objeción en una rápida integración de Georgia y Ucrania en la OTAN.
Esta conspiración fue madurada en la primavera de 2008 durante la campaña del senador McCain, a través de Randy Scheunemann y Robert Kagan, de la Oficina del vicepresidente Cheney, personas del “grupo de alto secreto” tales como Robert Gates, Condi Rice, Ermarth, y Eric Edelman, el cual trabaja para Gates como Subsecretario de Politica de Defensa, y los representantes del centro clandestino Banderovite en la Dirección General de Inteligencia Militar del Ministerio de Defensa de Ucrania.
Unos días antes del ataque georgiano, el príncipe Rashid, Saidov, Filin y Surikov fueron a Estados Unidos, aparentemente para alargar en el tiempo los acuerdos tomados con los patrocinadores políticos de la operación y la gente de Gates. Desde los Estados Unidos, Filin voló directamente a Georgia. Según nuestras fuentes, en Gori su papel era evitar una “no planeada” destrucción por los georgianos del Túnel de Roca estratégico.
¿Por qué ayudaría Filin a los rusos por la salvaguardia de un Túnel de Roca estratégico? Porque conseguir que los rusos entraran a Georgia era el principal objetivo político de la “Operación Campo Despejado”, y si no lo era para sus patrocinadores estadounidenses y ucranianos, sí lo era para Saakashvili.
Ninguno de ellos podía imaginar que el ejército georgiano se desintegraría tan rápidamente. Su objetivo estratégico era provocar en Rusia una guerra prolongada, tan agotadora y sangrienta como fuera posible, con grandes pérdidas de vida entre la población civil y un caos que se extendiera por todo el Cáucaso y más allá, en el interior de Rusia.
Aquel plan fracasó estrepitosamente, y ahora Occidente es incapaz de ayudar a su compañero de armas, Khodorkovsky, que es un matón de bajo nivel al que sus amos arrojarán por el retrete tan pronto se convierta en un estorbo.