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Nicaragua: Ciudadano del mundo


por Consuelo Mora.//
 
Era un viaje normal: Talvez, el quinto en el último año en dirección hacia el mismo país de siempre. 

Humberto Benard y Consuelo Sandino, decidieron irse en bus a Costa Rica para ir a visitar a sus hijos, quienes tienen 30 años de vivir ahí. 

Ocurre en miles de familias nicas: Ellos volvieron del exilio en los ochenta, sus hijos, se quedaron allá. Las visitas de un lado a otro han sido frecuentes durante todo ese tiempo.

Ambos compraron su pasaje en Granada, donde viven. Ordenados y metódicos como son, corroboraron que su hijo vendría con ellos al regreso para visitar su país natal y quedarse unos días. 

Él conduciría todo el trayecto, por lo que sólo necesitarían comprar ticket de ida. 

Se acercaron a las oficinas de Transnica y realizaron la compra: 40 dólares, 20 cada uno.

Llegaron a la frontera nica, con el típico calor y estrés de siempre. 

Momentos después de los chequeos, Transnica les indicó que no podían continuar su viaje si no cancelaban un ticket de regreso. 

Ambos se extrañaron, después de viajar a varias partes del mundo, nunca nadie había exigido mostrar un ticket para comprobar que regresarían, menos cuando se trataba de entrar un país pobre y centroamericano donde habían vivido tantos años.

Ambos discutieron con el personal de la compañía pero era inútil: Nuevas reglas, decían. “Volveremos en vehículo particular… ¿Por qué no indicaron esto antes de comprar el ticket? ¿En qué parte del boleto estaba escrita esta regla?”… La única respuesta a sus preguntas fue que si no compraban los boletos de regreso, no podían seguir viajando. 

Alguien del personal de Transnica finalmente replicó: “Lleven los tickets a las oficinas y se les reembolsará el dinero”.

Sin más remedio que proseguir con el viaje, compraron los boletos y como tenían planificado, no los usaron. 

Una vez de vuelta en Nicaragua, visitaron las oficinas de Transnica para devolverlos, a lo que se les respondió que no era posible. 

Ahí se enteraron que no eran los únicos: 

Aparentemente Transnica espera pacientemente hasta tocar la frontera para soltar la noticia de la compra del famoso ticket de regreso. La carta de queja que ellos dos presentaron aún no ha sido respondida.

Conozco muy bien a estos dos personajes porque son mis abuelos. 

Lo que me extrañó fue que hayan tomado una actitud tan particular frente a esta situación: Siempre han sido mi paradigma de reclamo, me han enseñado que los derechos que no se defienden, se pierden… 

Sin embargo, volvieron a su casa, callados y cabizbajos, talvez cansandos de 75 años de situaciones similares en este país.

¿Será relevante hablar de todas las redes de corrupción que surgen a raíz del meganegocio del gobierno tico con la migración nica? 

¿Y los meganegocios nicas con la corrupción fronteriza tico-nicas? 

¿Qué tal todas las irregularidades que ocurren con pasajeros nicas en los aeropuertos? 

¿Quién le reclama a empresitas como Transnica, que les roban a sus clientes de forma calculada? 

Ah, se me había olvidado que talvez ese no era el tema: El dinero no sabe de discusiones limítrofes ni tiene cédula. 

Es el único ciudadano que no tiene ningún problema para pasar por las fronteras. 

Corrección: Es el único ciudadano del mundo.

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