GABRIELA FONSECA / LA JORNADA – México fungió como fallido
facilitadoren las negociaciones para el desarme del colombiano Ejército de Liberación Nacional (ELN) durante el sexenio de Vicente Fox, cuyo gobierno se caracterizó por hacer esfuerzos sin precedente para posicionar a México en política exterior.
La guerrilla se quejó del comportamiento del facilitador, el embajador mexicano en Bogotá, Andrés Valencia, a quien acusó de informar a Estados Unidos de los pormenores de las gestiones, lo cual confirman cables de las embajadas estadunidenses en México y Colombia filtrados porWikileaks.
A su vez, Estados Unidos culpó al gobierno cubano del fracaso de la que fue quizá la única mediación mexicana en un proceso de paz extranjero durante el gobierno de Fox, quien solía ofrecer ayuda para solucionar conflictos, como el de las Coreas y los de Medio Oriente.
La embajada estadunidense también manifestó interés en usar la experiencia de Valencia para socavar intentos de Venezuela, Brasil y España de participar en el proceso de paz entre Bogotá y el ELN.
El primer cable confidencial, catalogado como
vedado para extranjeros(abreviación noforn), documenta la facilitación mexicana a las negociaciones entre el ELN y el gobierno del entonces presidente colombiano, Álvaro Uribe, y está fechado el 24 de febrero de 2005.
El informe refiere que Valencia se reunió con el entonces embajador estadunidense, Tony Garza, el 18 de febrero anterior, para reportar los progresos de las negociaciones.
Señaló que aunque un mes antes hubo
compromisos positivosentre la guerrilla y Bogotá, a principios de febrero el proceso se estancó debido a la reticencia del ELN de hablar con el embajador mexicano.
Valencia leyó a Garza un documento de 23 páginas que narraba su encuentro con el Comando Central del ELN, el cual tuvo lugar en México. Aseguraba que después de que las partes tuvieron contacto durante los siete meses anteriores, estaban preparadas para iniciar negociaciones directas.
El liderazgo del grupo armado acusó a Valencia de actuar en favor de México en vez de fungir como facilitador neutral. La guerrilla se quejó además de que el facilitador era
difícil de contactar, y señalaba que hacía públicos detalles de las negociaciones.
El funcionario no respondió a las acusaciones, ni siquiera cuando el 8 de febrero el ELN insistió en otro comunicado en que el facilitador mexicano respondiera al primer documento y se disculpara por sus actitudes hacia el grupo armado.
Uribe, en un discurso pronunciado en Cali el 12 de febrero de 2005, acusó al líder del ELN, Antonio García, de sabotear las negociaciones al recurrir a una interminable serie de comunicados para retrasar la negociación directa.
Días más tarde, Valencia aseguró a la embajada estadunidense en México que las palabras del mandatario, aunque fieles a la realidad, habían hecho retroceder el proceso.
En su informe a Garza, Valencia agregó que los
vacilantescomunicados del ELN demostraban que no había consenso dentro de la guerrilla, y calificó a García del
policía maloque se oponía a la postura del también líder del movimiento, el encarcelado Francisco Galán, a quien calificó del
policía bueno, lo que hacía difícil conocer la verdadera posición del grupo armado.
Valencia señaló que el ELN podía tener
barreras sicológicashacia la mediación mexicana, ya que después de estar décadas fuera del sistema democrático, al negociar podía sentir que
abandonaba la lucha.
También creía que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) o el gobierno de Cuba podían estar saboteando sus esfuerzos. Garza sugirió a Valencia solicitar
los buenos oficiosde la Iglesia católica en Colombia.
En un análisis de la embajada al informe del mexicano, se afirma que éste mantuvo una postura equilibrada pese
a los ataques personales que le hace el ELN, aunque se considera posible que Valencia publique
la reciente sucesión de eventos para responsabilizar al ELN de los retrocesos en el proceso.
Brasil, Venezuela y España ofrecieron en abril siguiente su mediación, en caso de que la facilitación mexicana fracasara.
Un cable generado en la embajada estadunidense en Colombia documenta que Valencia se presentó ante dicha representación el 15 de abril de 2005 para informar que el proceso de paz se hallaba
estancadodebido a que el ELN no estaba dispuesto a renunciar a su práctica del secuestro, pero que ni la guerrilla ni Bogotá querían renunciar a la mediación del funcionario mexicano porque
ninguna de las partes deseaba ser la que se apartara de las pláticas.
Sin embargo, informó de una división entre las facciones del ELN, una de ellas encabezada por Galán (favorable a las negociaciones) y la otra
formada por líderes violentos como Antonio Garcíaalineada con las FARC. Valencia buscó en esa oportunidad un mayor involucramiento de Estados Unidos para darle un
empujónal proceso de paz.
El 15 de abril, Valencia informó a la embajada estadunidense en Bogotá que las negociaciones de paz permanecerían detenidas
en el futuro previsible, pues la guerrilla insistía en que
se le permitiera seguir secuestrando para financiar sus operaciones.
El mexicano respondió que el ELN debía aceptar negociar sin condiciones o retirarse de las pláticas, y aseguró a la legación estadunidense que su postura presionaría al movimiento armado a continuar los esfuerzos por la paz y que él no se apartaría de la facilitación para dejarla a otras naciones, pues
se perdería un año de trabajo.
El mismo cable informa que el 18 de abril,
en una jugada sorpresiva, el ELN rechazó a Valencia como facilitador debido a que el gobierno mexicano votó en Naciones Unidas contra una resolución que criticaba las observaciones negativas a Cuba hechas por la Comisión de Derechos Humanos del organismo.
Bogotá también amenazó con poner fin al proceso de paz y culpar al ELN del fracaso de las conversaciones, pero desistió por temor a volver a
un conflicto en dos frentesque también incluía a las FARC, dijeron a la embajada fuentes colombianas no identificadas.
Valencia señaló que parte del fracaso del proceso se debió a que Galán se molestó porque Uribe habló en un pronunciamiento transmitido en cadena nacional sobre las conversaciones con el ELN, y la supuesta exigencia del grupo a seguir secuestrando, con lo que reveló
su secretito a 26 millones de personas, lo cual
socavó la poca confianza que existía entre las partes. Galán envió cartas a los presidentes de España, Venezuela y Brasil para solicitar su apoyo; los tres gobiernos pidieron al líder continuar las negociaciones.
Valencia acusó a La Habana, que había sido un elemento activo en los contactos entre Bogotá y el ELN desde 1999, de influenciar al grupo armado en su contra como represalia por el voto mexicano contra Cuba en Ginebra. Asimismo, defendió su gestión y aseguró haber logrado que García le prometiera que la guerrilla renunciaría a la violencia, incluido el secuestro, pero que se retractó horas después por presión del movimiento.
Señaló también que intentaría que México fuera sede de conversaciones de paz posteriores, y opinó que el proceso continuaría, si no por otro motivo, porque a ambas partes les
gustaba aparentar que negociaban sin concesiones.
El comentario de la embajada incluido en este cable sostiene que si bien el estancamiento fue ocasionado por el ELN,
no se debe subestimar el papel de Cubaen la situación.
Planeamos decir a los colombianos, aún agradecidos (con la isla) por ayudar a resolver su crisis con Venezuela, que no busquen a los cubanos como facilitadores, pues todo este episodio demuestra que La Habana está más interesada en vengarse de México que en ayudar en el proceso de paz colombiano.
La embajada agrega que alentarán a
Valencia a publicar la historia de su facilitación minuto a minuto para dejar clara la flexibilidad del gobierno colombiano, para además disuadir a España y Brasil de ocupar el puesto de facilitador tras la salida de México.
El proceso de paz entre Bogotá y el ELN continuó sin la mediación mexicana. Un cable de la embajada estadunidense en Bogotá fechado el 13 de junio de 2005 documenta la rendición de 29 miembros del grupo, denominado Los Héroes y Mártires de Anori, ante la cuarta brigada del ejército colombiano, el primero de junio.