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Libia acusa al Mossad y a Marruecos de estar detrás de las revueltas de Túnez.


Por primera vez, y oficialmente, la Agencia de Seguridad Exterior de Libia ha acusado al Mossad israelí de estar detrás de lo que describió como "los intentos de romper la unidad territorial de Argelia, Libia y Túnez.

Según la agencia, los activistas del movimiento amazigh, respaldado por los servicios de inteligencia exterior (Mossad) están llevando un plan para romper el Magreb después de tener éxito en Irak, Líbano, Sudán y Yemen.

En un comunicado de la agencia de Libia, publicado ayer, del cual Ennahar obtuvo una copia, cuatro personas fueron detenidas hace tres días, dos libios y dos marroquíes, que entraron en territorio libio supuestamente bajo la apariencia de investigadores, académicos, historiadores y arqueólogos, para encubrir sus verdaderas actividades.

Los dos ciudadanos marroquíes fueron puestos en libertad, dijo la agencia, "en el respeto de las relaciones oficiales con Marruecos".

El arresto se produjo después de una operación de vigilancia, por la cual estas cuatro personas fueron detenidas. Los vínculos como activistas del movimiento amazigh fueron probados.

La Agencia de Seguridad Exterior de Libia involucra directamente a una institución oficial marroquí, de estar detrás de los cuatro espías, los hermanos gemelos Mazigh de Libia y Bouzahar Maghris, mientras que los nombres de los dos marroquíes no fueron citados, pero sí para quien trabajan (el Instituto Real de Marruecos). Según los datos de Ennahar, los dos espías marroquíes forman parte de un proyecto destructivo llevado a cabo por el Mossad.

(Fuente: República de las ideas) Gaddafi advirtió al pueblo tunecino de no dejarse “manipular” por iniciativas occidentales como la de la web Wikileaks, que “publica informaciones escritas por embajadores que mienten para crear el caos”. De hecho, Wikileaks filtró un cable diplomático en el que la embajada de Estados Unidos en Túnez describía a la familia de Ben Alí como “casi una mafia” debido a la “corrupción organizada”.

(Nota de ANTIMPERIALISTA) Existen otra serie de datos que apuntan a que los sucesos de Túnez tienen vínculos con las llamadas Revoluciones de colores, promovidas, en los últimos tiempos por el Imperio. El más claro es el nombre que la prensa occidental capitalista le ha dado a ésta: La revolución de los jazmines.

Otras semejanzas con las revoluciones de colores promovidas por los servicios secretos imperiales es el modus operandi seguido en los sucesos de Túnez: occidentales detenidos por estar envueltos en tiroteos callejeros, francotiradores en las azoteas, llamamientos a los saqueos para crear el caos...

El objetivo de esta nueva revolución de colores o golpe suave sería el de instalar un nuevo gobierno más afín a los intereses imperiales que el anterior, entre dos territorios de vital importancia geoestratégica en la zona y ricos en recursos naturales, es decir Libia y Argelia.

Esta nueva injerencia se enmarca dentro de los últimos movimientos del Imperio en África oriental y Oriente Próximo (referéndum secesionista en Sudán y desestabilización del gobierno libanés) para ganar influencia frente a China.

Barack Obama, presidente de los Estados Unidos, elogió en un comunicado "la valentía y la dignidad del pueblo tunecino". Por otra parte, Hillary Clinton ha manifestado su esperanza de que los dos países trabajen juntos a lo largo de la transición: 

"Estamos comprometidos a ayudar al pueblo y el gobierno para llevar la paz y la estabilidad (a Túnez) y esperamos que vamos a trabajar juntos para construir una relación más fuerte, más democrática y más respetuosa con los derechos de las personas" ha dicho Clinton. 

Toda una auténtica declaración de los nuevos proyectos imperiales. (Pincha aquí para ver las declaraciones de los líderes imperiales con respecto al golpe de estado suave en Túnez.)

Otra prueba de los vínculos imperiales con lo sucedido en Túnez son los ataques cibernéticos de los activistas de Anonymous (el al-Qaeda del ciberespacio) contra varios sitios web del gobierno de Túnez.

Es posible que durante mucho tiempo Ben Ali fuera un gobernante antipopular y un títere al servicio de los intereses occidentales en el norte de África, pero, en la actual coyuntura geopolítica, no era el peón más adecuado para el juego del Imperio, como, en su día, tampoco lo fue el narcotraficante Noriega en Panamá.

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