POR JEAN-GUY ALLARD......
Juan Jesús Aznárez, el autor de un texto publicado este miércoles primero de diciembre por el diario madrileño El País, denigrando a Cuba y Venezuela a partir de un documento de Wikileaks, era corresponsal del periodico en Caracas en los días del golpe de Estado del 2002 y frecuentaba con asiduidad la Embajada española, la de EE.UU. y al golpista Pedro Carmona.
Lo cuenta José Manuel Fernández, asesor parlamentario de Izquierda Unida de España, en un texto publicado hace meses en un blog madrileño.
Añade Fernández una terrible anécdota: Aznárez “coincidió en vísperas del golpe de Estado con el enviado de El Mundo, en el aeropuerto caraqueño de Maiquetía, y le confió que "Chávez se va a enterar quién es Jesús de Polanco, que siempre logra lo que quiere. Dentro de unos días hablamos".
El referido Jesús de Polanco, es el fundador del grupo Prisa, dueño del diario El País. Falleció en 2007.
Fernández completa el retrato señalando que Juan Jesús Aznárez, mantenía entonces estrechos contactos con el embajador de España, Manuel Viturro, con el embajador de Estados Unidos, Charles Shapiro, y con al presidente de Fedecámaras Pedro Carmona Estanga, el “líder†del fracasado intento de poner fin a la Revolución bolivariana.
El texto de Aznárez publicado por El País y titulado “Los espías cubanos actúan por libre en Venezuela y despachan con Chávez†intenta demostrar que no son los cientos de funcionarios de inteligencia estadounidenses que se activan en Venezuela que agraden el país sino que ellos son víctimas de la curiosidad de “un equipo bajo control cubanoâ€. Una afirmación que carece por cierto de fundamento.
Sin embargo, la colaboración servil de El País con los golpistas ha sido ilustrada de manera inequívoca por la actuación de la jefa de su oficina en Caracas, Ludmila Vinogradoff, asesora y amiga personal del magnate Gustavo Cisneros.
Irónicamente, para el diario madrileño Cuba, Venezuela y los demás países del Sur agredidos por el gigantesco aparato de inteligencia norteamericano deben quedarse de brazos cruzados ante las operaciones masivas de injerencia, penetración, espionaje, subversión y desestabilización que desencadena Washington a golpes de miles de millones de dólares para provocar el derrocamiento de sus gobiernos.
Álvarez había dado otra demostración de la objetividad con la cua se trabaja en Prisa cuando se trata de los amigos de Hugo Chávez, el 24 de mayo de 2005 publicó otra obra inmortal en el mismo diario bajo el título "La red de amigos de Cuba" y el antetítulo "El régimen cubano cuenta, gracias a las simpatías políticas o a la penetración de sus servicios secretos, con una amplia plataforma de vigilancia y apoyo en España".
En él atacaba al prestigioso sitio web Rebelión como “la punta de lanza de una defensa a ultranza de la causa" de la Revolución cubana.
No hay la menor duda, para cualquier observador de las actividades de inteligencia de Estados Unidos, como a la propia lectura de los documentos de Wikileaks que enseñan el modus vivendi de la monstruosa estructura diplomática de Estados Unidos que la salida al publico de las llamadas filtraciones ha sido piloteada desde adentro por los “corresponsales†de la compañía.
El País, que encabeza desde años campañas de difamación contra los gobiernos progresistas de América latina no iba a perder la menor oportunidad de recuperar el escándalo Wikileaks para seguir con sus ataques a todo lo que suena socialismo en este continente que sigue llevando huellas fatales del colonialismo español.
El periódico que en el curso de los años se ha identificado de manera siempre más cruda con el poder imperial de Estados Unidos, las transnacionales hispanas y la peste falangista del Partido Popular, pertenece al Grupo Prisa, un gigantesco cartel mediático que extiende sus tentáculos desde la capital de España a toda América Latina.
Al recibir de Julian Assange, el fundador de Wikileaks, de manera algo sorprendente, el privilegio de manejar las decenas de miles de documentos secretos del Departamento de Estado, el diario entendió que le tocaba la tarea de orientar el escándalo a favor de sus intereses de corporación multinacional y de los que le proveen protección y asistencia.
Dueño del País, el Grupo Prisa se ha convertido en los últimos años en un monstruo internacional de la comunicación que controla más de MIL emisoras en España, Estados Unidos, México, Panamá, Costa Rica, Colombia, Panamá, Argentina y Chile, con cerca de 30 millones de oyentes.
En Colombia, Prisa controla el potente grupo Radio Caracol como en México, detiene a Radiópolis y Televisa. Mientras en los propios Estados Unidos cuenta con GLR Networks con unas 60 emisoras afiliadas. Prisa está ahora presente en 22 países con más de 10 000 trabajadores.
Ya se sabe que El País y los otros cuatro gigantes de la prensa comercial que recibieron copia del material almacenado por Wikileaks avisaron al Departamento de Estado con antelación de la publicación en estos días de este material explosivo.
Lo cuenta José Manuel Fernández, asesor parlamentario de Izquierda Unida de España, en un texto publicado hace meses en un blog madrileño.
Añade Fernández una terrible anécdota: Aznárez “coincidió en vísperas del golpe de Estado con el enviado de El Mundo, en el aeropuerto caraqueño de Maiquetía, y le confió que "Chávez se va a enterar quién es Jesús de Polanco, que siempre logra lo que quiere. Dentro de unos días hablamos".
El referido Jesús de Polanco, es el fundador del grupo Prisa, dueño del diario El País. Falleció en 2007.
Fernández completa el retrato señalando que Juan Jesús Aznárez, mantenía entonces estrechos contactos con el embajador de España, Manuel Viturro, con el embajador de Estados Unidos, Charles Shapiro, y con al presidente de Fedecámaras Pedro Carmona Estanga, el “líder†del fracasado intento de poner fin a la Revolución bolivariana.
El texto de Aznárez publicado por El País y titulado “Los espías cubanos actúan por libre en Venezuela y despachan con Chávez†intenta demostrar que no son los cientos de funcionarios de inteligencia estadounidenses que se activan en Venezuela que agraden el país sino que ellos son víctimas de la curiosidad de “un equipo bajo control cubanoâ€. Una afirmación que carece por cierto de fundamento.
Sin embargo, la colaboración servil de El País con los golpistas ha sido ilustrada de manera inequívoca por la actuación de la jefa de su oficina en Caracas, Ludmila Vinogradoff, asesora y amiga personal del magnate Gustavo Cisneros.
Irónicamente, para el diario madrileño Cuba, Venezuela y los demás países del Sur agredidos por el gigantesco aparato de inteligencia norteamericano deben quedarse de brazos cruzados ante las operaciones masivas de injerencia, penetración, espionaje, subversión y desestabilización que desencadena Washington a golpes de miles de millones de dólares para provocar el derrocamiento de sus gobiernos.
Álvarez había dado otra demostración de la objetividad con la cua se trabaja en Prisa cuando se trata de los amigos de Hugo Chávez, el 24 de mayo de 2005 publicó otra obra inmortal en el mismo diario bajo el título "La red de amigos de Cuba" y el antetítulo "El régimen cubano cuenta, gracias a las simpatías políticas o a la penetración de sus servicios secretos, con una amplia plataforma de vigilancia y apoyo en España".
En él atacaba al prestigioso sitio web Rebelión como “la punta de lanza de una defensa a ultranza de la causa" de la Revolución cubana.
No hay la menor duda, para cualquier observador de las actividades de inteligencia de Estados Unidos, como a la propia lectura de los documentos de Wikileaks que enseñan el modus vivendi de la monstruosa estructura diplomática de Estados Unidos que la salida al publico de las llamadas filtraciones ha sido piloteada desde adentro por los “corresponsales†de la compañía.
El País, que encabeza desde años campañas de difamación contra los gobiernos progresistas de América latina no iba a perder la menor oportunidad de recuperar el escándalo Wikileaks para seguir con sus ataques a todo lo que suena socialismo en este continente que sigue llevando huellas fatales del colonialismo español.
El periódico que en el curso de los años se ha identificado de manera siempre más cruda con el poder imperial de Estados Unidos, las transnacionales hispanas y la peste falangista del Partido Popular, pertenece al Grupo Prisa, un gigantesco cartel mediático que extiende sus tentáculos desde la capital de España a toda América Latina.
Al recibir de Julian Assange, el fundador de Wikileaks, de manera algo sorprendente, el privilegio de manejar las decenas de miles de documentos secretos del Departamento de Estado, el diario entendió que le tocaba la tarea de orientar el escándalo a favor de sus intereses de corporación multinacional y de los que le proveen protección y asistencia.
Dueño del País, el Grupo Prisa se ha convertido en los últimos años en un monstruo internacional de la comunicación que controla más de MIL emisoras en España, Estados Unidos, México, Panamá, Costa Rica, Colombia, Panamá, Argentina y Chile, con cerca de 30 millones de oyentes.
En Colombia, Prisa controla el potente grupo Radio Caracol como en México, detiene a Radiópolis y Televisa. Mientras en los propios Estados Unidos cuenta con GLR Networks con unas 60 emisoras afiliadas. Prisa está ahora presente en 22 países con más de 10 000 trabajadores.
Ya se sabe que El País y los otros cuatro gigantes de la prensa comercial que recibieron copia del material almacenado por Wikileaks avisaron al Departamento de Estado con antelación de la publicación en estos días de este material explosivo.