La política internacional del Estado panameño ha sufrido nocivas restructuraciones que rompen con la tradición y vocación de neutralidad, de solidaridad y de pacifismo de los Panamá, y viola las cláusulas de neutralidad de los Tratados Torrijos Carter, las cuales pautan dicha condición para el Canal y el país.
Estas políticas, expresadas directamente por el presidente de la República, tienen consistencia y coherencia, aunque se mimetizan como producto de la palabrería irreflexiva de un mandatario imprudente, que la percepción popular no alcanza a discernir si actúa por colusión o por ignorancia, pero igual nos hace daño. En el fondo las líneas directrices corresponden a un guión suministrado desde instancias de poder mundial y solamente la expresión pintoresca y sin tacto corresponde al diseño local.
En conclusión nos hemos transformado en una pieza del ajedrez geopolítico y desestabilizador ideado para la región.
Recapitulemos: el discurso inaugural de su mandato, en donde se declaraba como oposición ideológica al péndulo regional, que gira hacia la izquierda y la independencia, fue un desafío a Sudamérica y a su política de integración de un bloque independiente continental.
Posteriormente el anudamiento sistemático y lacayuno, que por medio de su ministro de seguridad, ha sido establecido con la oligarquía fascista colombiana, con miras a cuidar su frontera occidental para dejarle el camino libre para sus montajes provocativos contra Venezuela.
A esto se suma la cobertura política de las ilegales maniobras Panamax permitiendo que dichos ejercicios se realicen simulando controlar un alzamiento indígena. Queda al descubierto el retorno de la doctrina de seguridad nacional incubada en el TIAR
Este colaboracionismo gorilesco se complementa con las innumerables bases aeronavales montadas como facilidades a disposición de los Estados Unidos para sus planes de contrainsurgencia, obviando su caracterización como bases extranjeras, porque no la operan los estadounidenses sino que las usan.
En este orden conocemos el estacionamiento de aviones Awacs en nuestro territorio que se utilizan para misiones al exterior y como centro de inteligencia local.
En el Medio Oriente nuestro presidente se mimetiza de cruzado y entrega a Israel el título de ³Guardián de los Santos Lugares y de Jerusalén², abonando así a la causa de un Estado belicista que busca arrojar al mundo a una conflagración mundial; esto contraría la implícita política pacifista, que se deriva de la condición de neutralidad asumida contractualmente por nuestro país.
En Centroamérica el alineamiento desestabilizador contra el Alba no ha podido ser más manifiesto: el reconocimiento de facto del régimen golpista hondureño constituyó todo un desaire contra los acuerdos hemisféricos tendientes a restablecer la constitucionalidad en ese país; ahora se suma la intromisión del gobierno panameño en los diferendos fronterizos de Nicaragua y Costa Rica, en donde graciosamente el presidente le ³regala² la isla Calero a Costa Rica.
Esta situación es un contencioso antiguo, ya zanjado diplomáticamente, el cual Costa Rica aviva de vez en cuando para perturbar la paz regional, cuando conviene al amo yanqui.
El lector panameño debe conocer que en 1856 Costa Rica afrontó la guerra conocida como Campaña Nacional contra los filibusteros, para expulsar a William Walker de Centroamérica, ayudando a Nicaragua a recuperar su independencia amenazada de anexión a los Estados Unidos.
El ejército tico contribuyó, junto con el resto de los ejércitos coaligados centroamericanos, en las derrotas preliminares y definitivas de los expansionistas yanquis. Cupo a Juan Manuel Mora, presidente de Costa Rica elevar el espíritu de solidaridad centroamericano y fueron sus tropas las que se batieron triunfalmente en Santa Rosa y en Rivas.
Posteriormente ciertos círculos ticos quisieron cobrar esa solidaridad y pretendieron que el territorio de su país llegara a las riberas del lago de Nicaragua y del Rio San Juan, tomado posiciones de control para un futuro canal interoceánico.
Esta situación geopolítica fue el eje de la política regional del siglo XIX, y ahora en el siglo XXI mantiene vigencia en orden a las necesidades mundiales de ampliar la navegación, y al legítimo derecho de Nicaragua de mejorar los cauces de su rio y concebir su posicionamiento en el tránsito interoceánico, lo cual sería de gran utilidad para potencias como China que necesita un flujo de tránsito libre de los condicionamientos que impone la doctrina de seguridad norteamericana.
La victoria contra Walker llenó de gloria a Mora; pero la firma ilegal de unos de contratos entre el gobierno de Costa Rica y el empresario británico William Webster, en el cual Costa Rica ilegalmente adjudicaba a los británicos derechos en relación con la futura vía del tránsito interoceánico, provocó un grave disgusto con Nicaragua.
Esto se resolvió mediante la firma, en 1858, del tratado Cañas-Jerez, en el que se fijaron los límites, quedando Costa Rica sin acceso al Lago de Nicaragua y con derechos restringidos de libre navegación en el curso inferior del río San Juan. Costa Rica llega hasta la margen derecha, o sur, del Rio San Juan, pero sus aguas de orillas a orilla son nicaragüenses.
Nicaragua permite el uso civil del rio, pero se acepta que apenas un tico moje sus pies en el rio San Juan ya se está mojando en aguas nicas. De esta forma, como las islas siempre están dentro del agua, mal podría el presidente Martinelli regalarle una isla a Costa Rica.
En donde se infiere que está cumpliendo un mandado de desestabilización regional. Esto debe ser conocido por todos.
Panamá, 11 de noviembre de 2010
Carlos Lenin Villa Toribio
Área Internacional
Comite de Zona "Cristobal Segundo"
Partido del Pueblo
La Chorrera, Panamá
República de Panamá