Nicaragua: “Oenegé” de Javier Meléndez Quiñónez facturó C$88 millones anuales

El bloqueo de Cuba: crimen y fracaso

"En México manda la ley del crimen organizado"

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Conversación mantenida en la ciudad italiana de Ferrara con Marcela Turati, Cynthia Rodríguez y José Gil Olmos, tres periodistas mexicanos del semanario Proceso..
¿Por qué escogieron la carrera periodística?
Para mí era un reto, dice José Gil Olmos, y mi intención era estar en contacto con la gente, además me gustaba contar historias; de hecho así comencé, contando historias.

Después de 20 años de ejercicio de la profesión puedo afirmar que, como periodista, tienes un cierto límite, uno quisiera cambiar las cosas, hacer una transformación, y darse cuenta de que ocurre lo contrario genera mucha angustia, porque ves que más denuncias y menos cambian las cosas. Pero este objetivo mío, en veinte años de trabajo, se mantiene y se refuerza cada día más. 

Te cuento una anécdota, durante el gobierno de Salinas de Gotari grababan un programa en un barrio y fui a cubrirlo. Era en 1991 y vi que se encontraba allí Gabriel García Márquez, a quien habían invitado al programa. Entonces me acerqué para oír lo que le estaban preguntando. 

La pregunta era: «Gabo, ¿cómo se hace una revolución?, ¿cómo se puede dar un gran cambio social?» Y Gabriel García Márquez respondió: «Las revoluciones comienzan cuando cambias tú mismo, cuando tú cambias tienes la posibilidad de hacer una revolución». 

Esa frase, como periodista, me caló mucho, porque el periodista va cambiando. 

Yo, dice Cynthia Rodríguez, de chiquita quería ser investigadora o escritora, después decidí que el periodismo era lo que más se acercaba a mi sueño. Tuve la gran fortuna de empezar en un medio, Reforma, donde había un código ético y buscaban chavitos para mandarlos a reportear. Fue una experiencia única y, claro, también en 18 años de trabajo me he dado cuenta de que existen muchos intereses. 

Lo de ser periodista, explica Marcela, era como tener diferentes vidas, me encantaba la noticia social, y así empecé, haciendo trabajos sobre ecología, o sobre cómo se morían los emigrantes mexicanos yendo hacia Estados Unidos. Sobre contaminación de refinerías y cómo por esta causa cambiaba la vida en las comunidades. 

Cynthia, has escrito Contacto en Italia, cuéntame, ¿cómo surgió la idea de este libro?
 
Soy reportera desde hace 18 años y vivo en Italia desde hace 4; este tiempo de residencia fuera de mi país coincide con el tiempo más violento que vive México. Pero el hecho de que viva en Italia no significa que no me entere ni me importe lo que pasa en mi tierra, más bien me ocurre lo contrario, porque no por estar allí empecé a preocuparme más por la realidad de mi país. Lo de la investigación, cuando me vine a vivir a Italia, en México se celebraron las elecciones más dudosas de nuestra historia y la sociedad quedó muy fragmentada.

Poco tiempo después, como ya existían serios problemas de violencia, fue cuando el Presidente declaró la guerra al narcotráfico; en ese contexto es cuando viajé a Italia, ya venían diciendo que los narcotraficantes mexicanos estaban en varias partes del mundo, y cuando llegué aquí salió a la luz pública que los mexicanos habían negociado con los italianos. Esto fue lo que salió a relucir. 

Esta noticia me llamó mucho la atención, porque quise saber qué significaba que los narcotraficantes mexicanos estuviesen negociando con la mafia italiana. Porque siempre oíamos que ya estaban en aquel país, en este otro, pero nunca se intentaban conocer en profundidad estas conexiones. 

Entonces me puse a investigar esto y supe que con quien estaban negociando era con la «‘Ndrangheta», una organización bastante particular, porque ni siquiera se la conoce aquí, en Italia. 

Existe mucha bibliografía sobre la «Cosa Nostra», estudios sobre «La Camorra», pero sobre la «‘Ndrangheta» no hay nada, por la particularidad que tiene. Entonces empecé a investigar a esta organización criminal y a viajar a Calabria, que es una sociedad completamente distinta a la sociedad siciliana por ejemplo. 

En Calabria me llamaron muchísimo la atención ciertas diferencias. Son clanes familiares, no existen arrepentidos, no existen colaboradores de la justicia, y esto representa una garantía para los otros grupos criminales. Pues cuando agarran a uno no denuncia a nadie, porque un clan no condena a ninguno de la familia. Saben que tienen que ser muy discretos y no denuncian al hermano, a la mamá, al padre, etc. 

¿Cuánto tiempo estuviste viajando por Calabria?
 
Estuve yendo y viniendo para hacer entrevistas, visité pequeños poblados, también fui a San Luca. Fue una experiencia muy fuerte porque yo pensaba que San Luca podía ser como Corlione, mientras que es completamente diferente. En San Luca se siente una presión terrible; allí me di cuenta de que se trataba de otro tipo de criminalidad. 

Cynthia, no creo que llegases a la plaza de San Luca diciendo: «ándale pues, ando haciendo una investigación sobre la ‘‘Ndrangheta’ porque en mi país ya tienen la fama de que han hecho negocios con los narcotraficantes mexicanos» 

No, por supuesto, porque enseguida se dan cuenta de que eres extranjero, así que fui aprendiendo cómo manejarlos, cómo debía comportarme; claro, se paga la novatada, porque te enfrentas a cosas que no habías imaginado. Pero no fue sólo tratar de entender qué era la mafia, sino también entender qué era la antimafia, pues en todo este camino descubrí que existe mucha gente que se resiste a través de organizaciones y esto también se nota. 

Me llamó mucho la atención el trabajo de las procuradurías, de las policías; toda la metodología que tienen las investigaciones que efectúan, esto para mí, como mexicana, marcaba mucho la diferencia. Nosotros como periodistas mexicanos estamos acostumbrados a que los informes de lo que pasó los lee un señor en una rueda de prensa y te los tienes que creer; el tipo lee el informe y no hay manera de comprobar que eso sea cierto. 

En Italia, en cambio, cada paso que dan se graba, no importa lo que pase, todo eso pasa entre varias personas, e incluso al investigar el narcotráfico internacional los gobiernos comparten la información. Quise destacar este aspecto en mi investigación. 

¿Contacto en Italia está traducido al italiano?
 
No, todavía no, pero estamos en ello. 

¿Se publicó por primera vez en México?
 
Sí, el año pasado. 

Escribe bien Sergio González Rodríguez en su libro Huesos en el Desierto que existe una internacionalización de «Cosa Nostra» 

Es cierto, ahora en las investigaciones judiciales nos podemos dar cuenta de que las conexiones mafiosas internacionales pertenecen a 20 ó 25 países diferentes. Organizaciones criminales locales que empiezan a hacer tratos con organizaciones criminales más potentes. 

Acabas de publicar este libro donde se habla de las conexiones entre «‘Ndrangheta» y la mafia mexicana, mientras que existe muy poca crónica sobre las conexiones entre La Camorra y los cárteles colombianos
 
Es verdad y, bueno, Colombia siendo productora, imagínate, tiene trato con medio mundo, yo creo. 

Hablas en tu libro de la investigación de la Procuraduría di Reggio Calabria y sus conexiones con el exterior. ¿Qué me puedes decir con respecto a este trabajo que hacen?
 
La investigación de la Procuraduría de Reggio Calabria empezó por nexos que ya existían entre grupos calabreses asentados en Nueva York, fue sólo en febrero de 2008 cuando se dieron cuenta de que estos calabreses de Nueva York habían empezado a tener contactos con mexicanos que a la vez ya eran investigados en Estados Unidos por la DEA. 

Como ya existía una colaboración entre el gobierno estadounidense y el italiano, avisaron a los italianos para que empezaran a verificar desde Italia esta conexión. Así iniciaron una investigación muy larga que duró ocho meses antes de darla a conocer. 

Y salieron cosas interesantes, el tráfico no era muy espectacular en el sentido que no eran las toneladas que a veces estamos acostumbrados a leer, y que como periodistas desechamos si no son más de 500 kilos de droga. 

Este grupo empezó a traficar con una cantidad mínima, cuando terminó la investigación en total había mandado a Italia 80 kilos, y este aspecto lo encontré interesante y quise poner todo el pasaje en la investigación, porque estaban abriendo una nueva ruta. De acuerdo con las investigaciones de la policía, cuando abren una nueva ruta empiezan con poca cantidad, porque si los van a detener es mejor que los detengan con poca droga. 

¿Qué quiere decir abrir una nueva ruta?
 
Pues que tienen que ver todos los controles, y eso ha sido interesante porque te preguntas, si ya sabían que estaban traficando, ¿por qué no los detienen? Pero, gracias a que en Italia y en Estados Unidos se permiten decir: «esto ya lo sabemos», y lo dicen inmediatamente a la Magistratura, entonces informan: «este hombre acaba de pasar con tantos kilos, pero no lo vamos a detener ahora, esos kilos los vamos a detener después, ya que nos interesa dejarlos pasar porque nos interesa saber adónde van a llegar». 

Entonces, ¿cuándo se dio a conocer el resultado de toda esta operación?, cuando detuvieron en Estados Unidos a más de cien narcotraficantes, entre ellos 11 italianos, porque el grupo estaba a punto de comenzar un tráfico mucho mayor. 

Otra de las cosas de las que pudimos darnos cuenta con esta investigación de la Procuraduría de Reggio Calabria es de que los mexicanos se ofrecieron a los calabreses como gente muy flexible, y los calabreses que tenían un problema de dinero, porque tenían que responder al tráfico que les pedían desde Calabria, al oír la oferta de trabajo gratuito de los mexicanos se emocionaron y la aceptaron. 

Pero después los calabreses se dieron cuenta de que esas personas que se presentaron con muy buena estampa comenzaron a cambiar muy rápidamente, a presionar, etc. 

La fama de crueldad de los mexicanos ya se sabía en los Estados Unidos, entonces los calabreses empezaron a tener miedo de los mexicanos. Estos pasajes de mi libro son muy interesantes, sobre estos aspectos transnacionales siempre leemos noticias sobre cuántos kilos detuvieron, pero nunca qué trabajo hay detrás de todo esto, y el objetivo de los Zetas era abrir una nueva ruta para Europa utilizando a los calabreses. 

¿Cuántos cárteles del narcotráfico existen en México? 

Existen ocho cárteles, responde Marcela, el Cártel de Juárez en la ciudad, que tiene su brazo armado que es La Línea; están los Arellano Feliz de Tijuana; el Cártel de Sinaloa del Chapo Guzmán que es más famoso. La familia Michoacana, que nació de un grupo de agricultores. El Cártel del Golfo, su brazo armado eran los Zetas, pero estos últimos se separaron de ellos, es sobre el Cártel de los Zetas que trata el libro de Cynthia. El pistolero Beltrán Leiva a quien acaban de matar hace poco, otros pequeños cárteles que llaman «carrys». 

¿México es productor de droga?
 
De marihuana, amapola y metanfetaminas. 

¿Cuáles son las zonas involucradas en esta actividad?
 
Los cultivos de amapola están en la zona de Guerrero, Oaxaca, se extienden por el Pacífico hasta llegar a la Sierra de Sinaloa. Es casi toda la Sierra Madre donde también había mucha producción de marihuana, pero más de amapola. 

¿Y las fábricas de anfetaminas?
 
Están en todo lo que es Colima, responde José Gil Olmos, eso es muy fácil, y es en todo el país, porque son laboratorios muy pequeños, realmente sólo necesitan un departamento pequeño, por eso están en la sierra, en la montaña, en la zona selvática de México; en datos oficiales ha presentado un fuerte crecimiento. En cambio la marihuana tiene mucha historia, es parte incluso de la cultura, no sé si recuerdas la canción de La Cucaracha, la canción de la Revolución mexicana. 

Mientras la producción de amapola comienza en el Pacífico a finales del siglo XIX con la migración china y se desarrolla en las primeras décadas del Siglo XX cuando comienza a producirse la goma de opio de donde se deriva la heroína. 

El mayor índice de producción de drogas en México se dio a mediados del siglo XX, cuando durante la Segunda Guerra Mundial México firmó un acuerdo con Estados Unidos para que el país produjera tanto marihuana como goma de opio para los soldados estadounidenses de la Segunda Guerra. 

Se mandaban por toneladas, y eran una parte importante, porque por entonces en Oriente Medio, por la misma guerra, se habían cerrado las rutas de Turquía, etc. Así es como en México en todo el Pacífico se forma la producción de marihuana y de amapola, de ahí viene el Cártel de Sinaloa del Chapo Guzmán, desde 1945. 

Ya a partir de los años noventa entra en México una diversificación de las drogas con las metanfetaminas, que son las drogas más duras y más baratas. De hecho hay un enorme tráfico de fármacos en México, y además de los llamados precursores que son los que se necesitan para preparar las metanfetaminas, fármacos que vienen importados de China. 

Y como no tenemos una legislación es muy fácil que se dé este tráfico, acota Cynthia. 
Hay un dato que es un escándalo, continúa José Gil Olmos, hace dos años aproximadamente al narcotraficante chino Zen Lee Yeghon le encontraron en su residencia, una de las zonas más lujosas de México, 500 millones de dólares.
Espeluznante, puntualiza Cynthia, que añade: Estos últimos cambios se dan porque ya en los Estados Unidos la droga preferida no es la cocaína, pero como es un producto hay que pasarlo para otros países, por eso ahora la cocaína es un boom en Europa. En Estados Unidos ahora se consumen drogas químicas y marihuana. Un 30% por ciento de la marihuana que consume Estados Unidos es producida por ellos mismos, hoy en los parques nacionales de Estados Unidos se produce la mejor marihuana del mundo, ya México perdió ese nivel de calidad. Pero en Estados Unidos tienen una legislación que controla eso, agrega Cinthya. 

¿Qué son las metanfetaminas?
 
Son las drogas duras con las que se hace el éxtasis. 

¿Y el consumo de heroína en México?
 
Pues no es muy fuerte, responde Cynthia.
Los grandes consumidores de heroína son Estados Unidos y Europa, añade José Gil Olmos. 

¿Cómo termina tu libro Contacto en Italia?
 
Cuando llegué a Italia oí una balada de los años 70 que decía: “Mexico e nuvole, la faccia triste dell'America, il vento soffia la sua armonica e voglia di piangere ho” (México y nubes, la cara triste de América, el viento sopla su armónica y tengo ganas de llorar); a mí, recién llegada, me indignaba oír esa canción, pero pasado un cierto tiempo empecé a escucharla con otro sentido, empecé a leer en ella la cantidad de víctimas, que en aquel momento no eran tantas como ahora, pero también significaba para mí un ejemplo de lo que se hace aquí con la lucha antimafia, de la toma de conciencia de muchas familias; de por qué siempre prevalece el rol de testigo, de estar llorando por nuestros muertos. 

Para mí lo más fuerte es cuando las víctimas reaccionan y empiezan a luchar por la memoria, porque cuando matan a alguien lo que hacen es comenzar a dudar de estas personas, y para una familia que ha perdido un ser querido es importante que se empiece a rescatar esa memoria para volver a empezar. El balance mexicano de muertes, a mediados de 2009, era de 18.000 muertos, ahora son 28.000. 

¿Cómo cambia la percepción de tu país después de que escribes este libro?
 
He cambiado yo, me ha hecho reflexionar mucho como mexicana y como periodista, y me duele mucho no estar en México en este momento, como mexicana y como periodista, porque si una ama la profesión que tiene, pues a una le gusta estar donde está la nota. Pero este período en Italia es un aprendizaje y el día que regrese a México espero regresar como mejor mexicana y como mejor periodista. 

¿Consideras que México tiene espacio en los medios italianos?
 
No mucho, ahora tiene un poquito más porque nos hemos vuelto el país más violento; las historias son cada vez peores que las que leímos el día anterior. 

¿Los medios italianos ofrecen un contenido cultural sobre México?
 
No hay mucho contenido cultural, y es una lástima porque muchos italianos viajan a México. Desde el punto de vista de los medios nuestro país espanta bastante, en los medios nuestro país, pues, ha espantado bastante, también lo de la gripe fue un golpe muy duro. 

Marcela, explícame un poco sobre la historia de “Periodismo de a pie”, el movimiento que lideras.
 
Soy reportera desde hace diez años, cubro temas sociales, derechos humanos y movimientos sociales, para sensibilizar escojo la temática social y psicología, porque antes en México los temas más importantes eran los de la política. Pero a partir de 2006 cambia el país; por ejemplo, yo iba a cubrir noticias de grupos indígenas y me encontraba con grupos armados, con situaciones de extrema violencia. Ya a partir de 2007 a los periodistas nos cambia radicalmente todo el panorama. Empezamos a recibir pedidos de reporteros que querían aprender a protegerse para trabajar indagando sobre el narcotráfico. 

Yo, que nunca me había encargado de narcotráfico tuve que entender de qué cártel se hablaba en cierta noticia. Entonces ahí nació “Periodismo de a pie”, porque empezamos a hacer formación para entender los efectos sociales de la violencia, cómo vamos a empezar a tratar el asunto de las víctimas, cómo nos vamos a cuidar nosotros. La organización está haciendo esto, también se ha ocupado del tema de la libertad de expresión en algunas regiones del país que están silenciadas, las llamadas “zonas de silencio”, donde nadie puede decir nada, donde los médicos, los vecinos, los periodistas, nadie puede decir nada. 


¿Estas zonas de silencio están bien definidas geográficamente?
 
Es casi todo el Norte del país, salvo algunas ciudades como Ciudad Juárez o Tijuana; zonas que se tienen que aplicar la autocensura; los medios no pueden publicar lo que saben, no pueden decir nada y tienen que limitarse a publicar el boletín oficial con los nombres de las víctimas, y aunque la gente sepa quién empezó a disparar en la balacera no se puede decir. Tampoco en Michoacán se puede publicar, allí ha habido muchos desaparecidos.
¿Has tenido colegas periodistas secuestrados o desaparecidos?
 
Secuestrados no personalmente, algunos periodistas suelen mandar una nota póstuma, donde escriben “por si me pasa algo”. O escriben, “por favor sáquenme de la región”. Pero los desaparecen. Sobre esto te puedo contar algo, como el caso de la periodista María Esther Casimbe, de 32 años y madre de 2 hijos, que desapareció en noviembre del año pasado. Sobre ella, Reporteros Sin Fronteras descubrió que estaba desaparecida una semana antes, porque ninguno de sus colegas fue a avisar que había desaparecido, todos dijeron que estaban silenciados; ella trabajaba para dos medios, pero ni siquiera sus directivos querían decir nada hasta que Reporteros sin Fronteras se dio cuenta de que habían órdenes de un cártel de que nadie podía decir nada. 

Lo que circula como versión extraoficial es que los grupos armados convocan conferencias de prensa, ya tienen tanto poder que aunque tú no quieras te levantan, te ponen en un carro y juntan a todos los reporteros y les dicen cuáles son las reglas del juego: 

Que no pueden publicar, y a algunos los meten en nómina y les pagan por lo servicios que escriben. Según se supo, esta chica se salió de una de esas reuniones, dijo que a ella no tenían que pagarle nada, hubo una represalia, la volvieron a amenazar y ella publicó tres notas que ya no le perdonaron, la desaparecieron, y sigue desaparecida. 

Este año en febrero desaparecieron 8 reporteros de la zona de Tamaulí, cerca de Texas, en el extremo noreste del país, esto se supo porque un periodista del Dallas Morris News, Alfredo Corchado, entró e hizo un reportaje sobre unas reacciones ciudadanas bien interesantes: amas de casa que con sus teléfonos celulares grababan a sus muertos y difundían en Facebook o en Twitter lo ocurrido. 

Pero el gobierno seguía negando que esto estuviera ocurriendo en Tamaulí, los periodistas tejanos no podían entrar, porque estaban igualmente amenazados; hasta que el periodista del Dallas Morris News, que conocía muy bien la zona, entró, se vio con gente también de Texas y publicó. De estos periodistas desaparecidos no se puede confirmar que tres de ellos volvieron a casa. Supimos que uno que habían “levantado”, porque así le decimos al operativo que hacen los narcos cuando detienen una camioneta e improvisadamente se llevan a una persona, que uno de ellos murió por coma diabético, por la golpiza que le dieron. 

A dos periodistas que eran enviados de Ciudad de México también los levantaron y los golpearon y cinco que eran del lugar siguen desaparecidos. En diez años han muerto 65 periodistas asesinados y 11 desaparecidos. La mayoría en el gobierno del señor Calderón, puntualiza Marcela Turati. 

Todo esto ha motivado a que el diario de Ciudad Juárez escribiera un editorial muy duro titulado “¿A quién pedir Justicia?” y al día siguiente el editorial “¿Qué quieren de nosotros?” dirigido al crimen organizado, pues ya se ha llegado a un límite de Estado fallido, de corrupción tan espeluznante que ha sido la manera para lanzar el mensaje más emblemático, explica Cynthia.  

¿Tú supiste de ese editorial?, me pregunta José Gil Olmos. 

No, les respondo, y pregunto: 

¿Por qué “¿Qué quieren de Nosotros?” aparece en el Diario de Juárez?
 
Porque Ciudad Juárez es la ciudad más golpeada; si en 2007 tenía un muerto al día, es decir terminó 2007 con 365 muertos, en 2008 ya eran 1.680 muertos. En 2009 eran 2.600 y en el mes de junio pasado, sólo en junio pasado, tuvo tantos muertos como en todo 2007. Juárez ahorita es el lugar donde se cometen más asesinatos del mundo, 191 por cada 100.000 habitantes, todavía falta para llegar a las cifras de Medellín, pero ya está por encima de El Salvador, de Sudáfrica, de Caracas, los lugares que se consideraban los más violentos del mundo. Desde 2008 que el gobierno mandó a 10.000 militares a la calle, esa estrategia militar del gobierno es un fracaso. Porque desde ese momento en Ciudad Juárez la violencia ha crecido exponencialmente hasta el punto de que la segunda semana de septiembre pasado mataron a Luis Carlos Santiago, un fotógrafo del Diario de Juárez que en 2008 perdió al periodista que se ocupaba solamente de contar los muertos de la ciudad.

Por eso, días después de la muerte de Luis Carlos Santiago, el Diario de Juárez publicó un editorial dirigido a los cárteles donde les pide, por favor explíquennos “¿Qué quieren de nosotros?”, para saber a qué reglas atenernos, porque ya no hay quien en el gobierno nos oiga y defienda, porque el gobierno resuelve el 3% ciento de los asesinatos, pero no hay nadie en la cárcel. 

De los 65 periodistas muertos, ni un sólo caso se ha resuelto, denuncia José Gil Olmos, la impunidad es total. En Juárez ya reinaba la impunidad, se daba con el caso del feminicidio; la mayoría de los capos pasan por las procuradurías mexicanas, pero los dejan libres, o por falta de pruebas o porque pagaron antes de llegar a un juicio. Ahora se junta todo esto en una situación de emergencia nacional; cambian las leyes de justicia el mismo año que empiezan los asesinatos y como es un Estado garantista salen libres todos. O se escapan o no les hacen nada. 

Volvamos al editorial del Diario de Juárez “¿Qué quieren de nosotros?”
 
Es un editorial que salió el pasado 19 de septiembre, fue un escándalo, el gobierno los acusó de querer hacer treguas, de entrar en tratos con los cárteles. Pero los periodistas mexicanos entendemos el contenido de este editorial, sobre todo los periodistas que trabajan en zonas donde no se puede hablar y no se puede escribir; muchos de nuestros colegas dijeron “menos mal que alguien dijo lo que sentimos”. Y el Diario de Juárez dice que es portavoz de lo que la gente siente, que ya, por favor, bajen la masacre, que paren estas muertes, explica Marcela. 

Fuerte el valor simbólico, y la provocación, de este editorial, porque si ustedes tienen un gobierno que no hace nada, ¿qué tienen que hacer los mexicanos?
 
Ése es el mensaje más emblemático de lo que está ocurriendo en México, ante la falta de autoridad, ante un Estado fallido, continúa José Gil Olmos, ante este vacío de poder, y sobre todo ante la impunidad que hay, ante la corrupción, el Diario de Juárez, el más emblemático de la ciudad, se hace esta pregunta. Pregunta que en el fondo es un cuestionamiento al gobierno municipal, federal y estatal, porque les dice: “bueno, ¿quién es la autoridad aquí?”. La autoridad no es la que esta resolviendo los problemas, la autoridad no es la que está saliendo a la calle, quien manda es la ley del crimen organizado. Es el documento más crítico que se le ha hecho al Estado mexicano. 

Dicen que los grupos criminales son los que mandan, explica Marcela Turati, los que imprimieron las dinámicas de violencia en la ciudad; en dos años se han ido 230.000 personas de Ciudad Juárez. La mayoría de los negocios se fueron hacia El Paso Texas. Han cerrado 10.000 negocios, otros trabajan a cortinas cerradas, escondidos, porque los empleados entran por una puerta y ponen afuera “se renta”, no prenden la luz porque tienen miedo de que los extorsionen. 

Según datos de la Cámara de Comercio de Ciudad Juárez un 40 por ciento de los empresarios están bajo cuotas, es decir que tienen que pagar al crimen organizado. Desde que entró el ejército los criminales han ido aumentando las extorsiones y los secuestros. Le tocó, incluso, al gremio de los “Yunkeros”, porque mataron a muchísimos deshuesaderos de autos. Juárez parece un cementerio de carros. Después les tocó a otros gremios, como los médicos por ejemplo. 

Ahorita hay una revuelta de médicos, los médicos de Juárez quieren cerrar los hospitales porque no hay seguridad para ellos, hay todo tipo de crisis de servicios por tantas muertes. Escasea la sangre en los hospitales, las funerarias fueron quemadas porque no querían pagar las cuotas, porque según el crimen organizado las funerarias estaban haciendo mucho dinero. 

Ya hay muchos efectos colaterales, añade José Gil Olmos. 

Y el más terrible es el caso de los niños huérfanos, continúa Marcela Turati, debido a la violencia hay por lo menos 10.000 huérfanos en Juárez, una cifra moderada, porque en realidad a nivel nacional oscilan entre 30.000 y 40.000 huérfanos. Hay colectivos de viudas, ya se ve en Juárez cómo las víctimas empiezan a organizarse, para hacer terapias colectivas.

Existen, por ejemplo, programas llamados “12 secciones para que olvide usted”. Hay clases para huérfanos, los psicólogos están viendo que la gente está colapsada, mucha gente vive escondida, desaparecida. Están proliferando muchas enfermedades, hay niños con migrañas, con el cerebro inflamado por todo el estrés. Generalmente están matando al proveedor de la familia, entonces hay hambrunas, también por la crisis de Estados Unidos, porque Juárez está pegado ahí y ya la gente no puede ir a trabajar allá. Entonces ha aumentado la pobreza; las mamás están encerradas, porque tienen miedo que lleguen y maten a los sobrevivientes de las familias. 

Los niños dejan de ir a la escuela. Las organizaciones están muy preocupadas y quieren que el gobierno intervenga, que haga una ley que ayude a las víctimas, que les paguen atención para que sigan yendo a la escuela; que se les ayude para que les hagan terapias, pues en un futuro se van a querer vengar; es un círculo de nunca acabar, porque lo que está en la mente de las víctimas es la venganza.
¿Quién está siguiendo esta situación de los niños huérfanos?
Hay muchas organizaciones, como las ONG, por eso el gobierno no se ha metido. Las cifras oficiales que está manejando el gobierno mexicano son de 8 huérfanos, y son los que están dando en adopción, a todos los demás no los tienen registrados. Las familias se están haciendo cargo de esta situación, por ejemplo “Casa Amiga”, que era la organización que asesoraba legalmente en el asunto de los feminicidios, está dando ayuda a las familias de los que llamamos “ejecutados”, que también son familias que viven con estigma, porque el gobierno dice que el 90 por ciento de los ejecutados tenían la culpa, porque algo tenían que ver con el conflicto. La asistencia a estas familias es muy precaria, porque se está haciendo de modo que las familias se organicen, pero no hay dinero para ayudarlas. 

Esto nos da muy bien la idea, agrega Cynthia, de cómo cuando el Presidente Calderón declaró la guerra contra el narco, en realidad es que no tenía ni idea de a qué se refería; el hecho de haber mandado al ejército y la policía federal a algunas ciudades lo que ha traído es más violencia. “Sabíamos que habría guerra y que habría violencia”, dice Calderón, pues hasta ahí llega su visión como Presidente. Nunca pensó en estos problemas, al contrario, todo esto que existe lo va negando. 

A mí cuando Marcela describía estos fenómenos que se están dando en Ciudad Juárez, las extorsiones, las cuotas que tienes que pagar al crimen organizado; aquí en Italia me he dado cuenta de que es una practica que en México hemos tenido durante años, el asunto es que antes se pagaba a las autoridades para que no te molestaran, porque por cualquier cosa te cerraban tu negocio, ahora lo que ha pasado es que el crimen organizado ha sustituido a las autoridades. Y en la actualidad el gobierno dice que esto pasa por el crimen organizado cuando en realidad ya pasaba y eran ellos mismos los que tenían esa labor. 

Escuchándolos a ustedes me venía a la mente que a finales de los años ochenta en Colombia el narcotráfico alcanzó tanto poder que se denunciaba la existencia de un “para-Estado narco”, con diputados, y el caso de Pablo Escobar a quien se veía como un Robin Hood que ayudaba a los pobres y alimentaba la ideología nacionalista de querer destruir el poder de los Estados Unidos haciéndolos ahogar en polvos de cocaína, ¿existe en México algo parecido? 

Hillary Clinton acaba de decir algo que ha generado mucha polémica, explica Marcela Turati, que el narcotráfico mexicano tiene tintes de insurgencia, que quiere tomar el poder y sustituir al Estado; estas palabras han causado mucha polémica, porque el narcotráfico es sólo un negocio. Si uno escucha los narcocorridos recientes, hay unos que me llaman la atención porque dicen que son los nuevos Panchos Villas, que son los nuevos héroes, los que dan trabajo, incluso la película El Infierno, lo que te plantea es que como el Estado no te provee trabajo los narcos sí te lo van a ofrecer y, como la migración se está acabando, entonces te empujan al crimen organizado. Ahora se ha presentado un problema muy grave con los jóvenes mexicanos, “los ninis”, que ni estudian ni trabajan, son 5 millones de mexicanos que no encuentran salida, y lo que se decía es que reciben bolsas de trabajo del narcotráfico. 

Y de ahí el peligro de hacer apologías, explica Cynthia, y de fomentar todas estas leyendas urbanas de que al final los narcos te hacen justicia. 

No es que digan “vamos a tomar el poder”, de hecho ya lo tienen en algunas zonas, continúa Marcela, lo controlan en Michoacan, en Tamaulípas, financian las campañas electorales, compran alcaldes, etc. 

Marcela, no me ha quedado muy clara la citación que has hecho sobre Hillary Clinton
 
¡Ah si!, dice Marcela, Hillary dice que en México se está dando algo muy parecido a lo que se dio en Colombia porque es ya una insurgencia armada que ha tomado el poder, esto lo dijo el 8 de septiembre pasado durante una presentación ante el Consejo de relaciones Exteriores, en Washington. 

Yo creo que Hillary Clinton se equivocó en cuanto a la palabra insurgencia, explica José Gil Olmos, en México la palabra insurgencia se refiere a los movimientos guerrilleros armados que tienen una intención social, una transformación a través del uso de las armas, por eso su declaración molestó mucho en México; lo que la insurgencia quiere es un modelo diferente de sociedad. Yo creo que Hillary Clinton se refería más bien a que el crimen organizado se ha convertido en un grupo de poder que incide directamente en las decisiones del Estado, o incluso hasta lo sustituye en algunas zonas, eso sí que está muy claro. 

La reflexión que hemos hecho Marcela, Cynthia y yo como periodistas mexicanos, y que compartimos, es que acabamos de celebrar el bicentenario de nuestra Independencia, 1810, momento en el cual México entró en un cauce de cambios y se reconoció como país; cien años después se dio la Revolución mexicana con Pancho Villa, el país se transformó y nació un nuevo modelo; En 2010, cien años después, se da un nuevo cambio no con estas inclinaciones sociales sino un cambio totalmente nefasto, porque es un país de 120 millones de mexicanos, de los cuales el 60 por ciento estamos en pobreza.

Pero antes, ¿cuáles eran las salidas a esta miseria?, te ibas como migrante a Estados Unidos, podías irte a la guerrilla, o como subempleado en el campo. Pero las fronteras están cerradas, el campo mexicano está abandonado, entonces el narcotráfico se ha convertido en una verdadera fuente de empleo. Es increíble, es impresionantemente nefasto el futuro de nuestros jóvenes, la salida para muchos es la profesión de sicario, porque algunos dicen: “prefiero vivir 20 ó 21 años bien, con plata, como un rey, añade Cyinthia, y no morir a los 50 años pobre y abandonado. Ése es el gran cambio al que se está acercando México, pero no es un cambio que tenga una salida. 

Cuando se habla de qué vamos a hacer, dice Cynthia, a mí me indigna esa solución de que hay que legalizar las drogas, como si de veras esa fuera la solución a toda esta problemática. Se hablaba mucho de “la extensión de dominio”. 

¿A qué te refieres cuando dices “extensión de dominio”?, pregunto a Cynthia.
 
Es cuando les quitan los bienes a los mafiosos, que en Italia son los bienes confiscados; aquí eso representó el “parte aguas” en la lucha contra las mafias, porque era realmente donde les pegaban, ya que socialmente tenía un impacto; es el lugar donde la mafia daba trabajo, y luego entraba el Estado y les confiscaba estos lugares. Pero antes el Estado italiano confiscaba y las tierras quedaban abandonadas, el asunto cambia con la nueva ley de 1991, que afirma que está bien que se confisquen los bienes de los mafiosos, pero que después se utilicen para uso social. Esa fue una lucha de la asociación italiana LIBERA. 

Entonces fue cuando empezaron a cambiar las cosas. Porque, ¿qué pasaba?, que confiscaban las propiedades de los grandes capos, pero se quedaban ahí, y la gente decía: “pero antes yo tenía trabajo y tú, Estado, qué me das a cambio”. Entonces el Estado italiano empezó a confiscar bienes con otra modalidad, porque confiscan, pero enseguida entra alguien con proyectos establecidos de “aquí vamos a trabajar”. 

Es así que las mismas comunidades empiezan a funcionar muy bien porque a obreros que la mafia les pagaban lo que quería, empiezan a trabajar con un contrato que les da garantías. 

En ese instante las personas de estas zonas confiscadas empiezan a caminar con la cara en alto, porque empiezan a decir “nuestro trabajo funciona y sirve no sólo para mantenerme a mí sino para ganar otra vez mi territorio”. Si ya existe esta experiencia italiana, ¿por qué no repetirla afuera? 

Cynthia, combatir la mafia en Italia es hacerlo en diferentes niveles, este ejemplo que citas de LIBERA es el más simbólico y primario, pero en Italia también existen muchas opiniones, o” leyendas urbanas”, sobre todo en el norte de país, que dicen que la mafia no vive sólo en el sur sino que está por todos lados. 

Por esto en la opinión pública italiana domina mucho el escepticismo cuando hacen detenciones clamorosas de algunos “capos”; el escritor italiano que supo describir bien ese escepticismo que reina en este país, con el espíritu “unamuniano” del sentimiento trágico de la vida, ha sido Leonardo Sciascia, ¿no piensas que hay que tener presente que en Italia también la lucha anti-mafia es larga y está dominada por el escepticismo?
 
Pues no son leyendas urbanas, seguramente ha cambiado la mafia italiana, dejó de ser violenta porque el interés ahora no es matar, sino hacer dinero, pero allí es donde entra también la política. Pero tengo que decir que la violencia de la criminalidad organizada mexicana tiene unos rasgos muy fuertes que seguramente no existen aquí en Italia, concluye Cynthia. 

Es la violencia que se convierte en terror, explica José Gil Olmos, es impresionante: decapitaciones, desmembramientos, desapariciones, coches bomba, hay un clima de terror, el país está cada vez más involucrado; mencionaba Marcela Turati una cosa, que los mexicanos tenemos un cierto humor para tratar nuestra realidad, hay una película reciente que se llama El Infierno, que tiene un personaje llamado “El Cochiloco”, y en un diálogo donde dicen: “el infierno está al final de la vida”, el Cochiloco responde: “No, el infierno es lo que estamos viviendo ahora”. 

Saliendo del puente Italia-México y entrando en el área que nos acomuna, Hispanoamérica, si nos paramos, por ejemplo en Venezuela a mirar hacia México, allí decimos y nos preguntamos: “Un pueblo tan rico, tan maravilloso como el pueblo mexicano, tan lleno de cultura, música, tan especial, ¿por qué no tiene una respuesta de pueblo unido que homeopáticamente pueda mejorar ese espanto?, ¿cómo pueden soportar una historia democrática tan penosa?, ¿por qué la soportan? 

La sociedad civil mexicana se ha retrasado, afirma José Gil Olmos, vivimos un proceso de individualización, cada quien se rasca con sus propias uñas y en este proceso de individualización no nos importa nada del colectivo. En 1994 se estaba dando un gran cambio social y sin embargo el gobierno comenzó a difundir una serie de mensajes del voto del miedo “más vale malo conocido que bueno por conocer”. Hemos tenido este problema, entonces los mexicanos estamos desilusionados, estamos desencantados y estamos inmovilizados; es penoso, porque en la sociedad están detenidas muchas señales de iniciativa. Nos hemos metido en una espiral. 

En todo este marco de violencia, ¿dónde se ha quedado la trascendencia de la poesía y la resistencia que tuvo México?
 
La poesía y la resistencia histórica de México se acabaron por el sistema de 70 años de régimen que hemos tenido, dice José Gil Olmos. 

Ha habido respuestas bien interesantes, pero la sociedad no se ha unido, añade Marcela Turati. A propósito de este argumento conversaba con Cynthia sobre los tres conches bombas que estallaron recientemente en Monterrey, el hilo conductor de esta historia es que en un pueblo de Chihuahua unos jóvenes estaban organizando una manifestación, pero los mataron. Entonces las madres se organizaron para averiguar quién había sido; hicieron protestas, detenían los trenes cuando pasaban; no permitían que hicieran algún desfile. En fin, habían logrado tomar el pueblo, pero, ¿qué pasó?, les mataron a los papás, como mensaje de: “dejen de reclamar”. Ellos ya habían descubierto quiénes eran los sicarios, ya estaban las listas en la Procuraduría, las direcciones, los teléfonos, y nadie fue a por esa información. 

Entonces las víctimas y el resto de la gente se dan cuenta de que aunque investigues y hagas resistencia no va a pasar nada. No obstante la gente está despertando; los mismos familiares de las víctimas se están organizando para dar asistencia a otras víctimas; empiezan a marchar y ya se unen los médicos, los estudiantes, los secuestrados de ciertas zonas, de familiares de desplazados. Pero el factor miedo es bien importante, va el proceso bien, pero si ya empiezan con coches bombas significa que hay que volver a empezar, concluye Marcela. 

Yo miro, y observo que la sociedad está muy revuelta, dice Cynthia, no se sabe quién es quién, hay acciones del pueblo que empiezan con mucha fuerza, por ejemplo movimientos que nacieron cuando empezaron a secuestrar a los hijos de los ricos, pero después de un cierto tiempo te enteras de que el hijo de una de las madres que lidera este movimiento trabaja para García Luna, un jefe de la policía en el que nadie cree, y corroboras que los intereses son otros. Entonces tú no sabes para quién trabajas. Casos como el que ocurrió en Sonora, donde murieron unos niños en una guardería y se dan cuenta que están involucrados personajes del gobierno, pero nadie hace nada. También el papel que juegan la Iglesia y sus jerarcas más importantes, en México todo es turbio y rociado por la gente del poder.
También el discurso de la desconfianza, porque afirman que los que mueren son narcos, añade Marcela, entonces a la gente le da mucho miedo salir a la calle; y no tener la certeza de si son o no son, esto divide y polariza, hace que la gente se paralice, se quede inmóvil. 

No obstante en 1985 México ha dado una respuesta de solidaridad de pueblo, los dos grandes males que aquejan a los mexicanos son el alto nivel de impunidad y de corrupción que existe, por eso la gente tiene desconfianza, y el terror con el que se vive continuamente, dice Cynthia. 

Lo de la desconfianza es una crisis institucional muy fuerte, puntualiza José Gil Olmos, no confiamos en el gobierno porque hay corrupción, no confiamos en la Iglesia porque hay corrupción, no confiamos en la policía porque hay corrupción, y no sabes si tu vecino es narco. 

Háblenme un poco sobre la producción y difusión de los narcocorridos
 
Ya vamos en la segunda generación de narcocorridos, donde los jóvenes se ofrecen como sicarios y sus videos se pueden ver en YouTube. Videos donde salen con sus pasamontañas y sus cuernos de chivo; todos esos niños que se acunaron con esas canciones, observamos que la violencia ya la normalizaron, que la domesticaron, que es parte de ellos. Ellos son los que se dicen que son émulos de Pancho Villa y en esos videos que se pueden ver en YouTube salen diciendo para quién trabajan y, además, haciéndose publicidad porque dan el número de teléfono con el mensaje: “Cholo, écheme una llamadita”. Existe hasta un narcocorrido que dice: “La gente nos mira y se asusta cuando nos ve pasar porque vamos todos en comando, pues listos todos para matar”. Y es así, como todo un festejo de esta modalidad de salida del closet de la violencia. Esas canciones reflejan la narco cultura de tener dinero, del bombardeo de los medios porque eso es lo que tienes que ser junto con la crisis, porque no hay trabajo, dice Cynthia. 

¿Estos narcocorridos salen en la televisión?
 
No, en la televisión nunca, sólo se pueden ver en Internet, pero en ciudades y pueblos del país, por doquier, se dan los conciertos de los narcocorridos, y tienen su público, explica Marcela. 

Ahora que ya no vivo en México, añade Cynthia, me doy cuenta de que ésa es una de las causas por las cuales los mexicanos ya no podemos reaccionar; hemos sido tan permisivos, hemos aceptado tantas cosas, y todo este fenómeno de los narcocorridos nos parece muy normal, y además seguimos alimentando tanta permisividad que, entonces, suena como un doble discurso decir: “unámonos mexicanos porque hay que detener esto”. 

La gente se queja mucho, pero ven todo con normalidad, incluso en nuestro lenguaje verbal ha entrado el uso de los narco-vocablos, palabras como, “los ejecutados” (personas asesinadas por los narcos), “los levantados” (secuestrados) o “ya se calentó la plaza” (referido a que una ciudad está violenta) forman parte de nuestro lenguaje. 

¿Cuál es el tipo de moda que imponen los narcocorridos?
 
No existe una “moda narca”, pero en los narcocorridos las vestimentas que usan son las camisas de seda de Versace con la estampita de “Jesucito Malverde”, el santo protector de los narcos, las cadenas de oro y los botines. Ésos son los elementos del atuendo que caracteriza a los jóvenes seguidores de la cultura bailable de los narcocorridos. 

Contexto urbano y contexto rural en el México actual, ¿se puede hablar de dos contextos de igual medida?
 
Por los problemas, como la migración indígena hacia las ciudades o de las ciudades hacia Estados Unidos, hoy podemos decir que México es sólo un contexto urbano, el campo está abandonado. 

¿A qué desafíos se enfrentan ustedes como periodistas mexicanos?
 
El primer desafío es el de sobrevivir para contar las historias; para hacer salir la información que no se quiere publicar en México, para estudiar ¿cómo hacemos para colaborar entre nosotros mismos? Ser capaces de establecer mecanismos para protegernos y también ser capaces de ingeniarnos para ver cómo protegemos el mecanismo de la información, sostiene Marcela. 

También, añade Cinthia, otro desafío que nos toca es volver a ser confiables como gremio, porque la historia de los narco-periodistas es cierta, y muchos tenemos miedo de que nuestro colega de al lado trabaje para los narcos, asunto que ocurre y que es parte de la corrupción y de los malos salarios. 

¿Quiénes son los periodistas mexicanos que vale la pena recordar y mantener vivos en la memoria como ejemplo?
 
El columnista e investigador Manuel Buendía, que era uno los que más influían en las decisiones del Estado, escribía muchos artículos de fondo, pero lo asesinaron hace 25 años. Todo parece señalar que fue un crimen de Estado. Y Jesús Blanco Ornelas, de Tijuana, tuvo que vivir blindado y ha muerto hace poco en un ataque narco.

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