 
Sebastian Piñera, el reaccionario presidente  ultraliberal chileno, llegó cuando se iban a iniciar las maniobras de  rescate de los mineros atrapados. Lo hizo para comandar la última parte  de las tareas de socorro. 
Pero él no bajó a la mina, podría mancharse de  polvo. Ha estado presente para elevar su popularidad a costa del  sufrimiento de cientos de personas.
“Hoy siento  una profunda emoción, que es la misma que sienten todos los chilenos, y  también siento una tremenda alegría, porque los chilenos dijimos que no  nos rendiríamos, y cumplimos que no dejaríamos de buscarlos y los  encontramos. Hay que sacar lecciones de esto”, dijo Piñera.
Si  sus declaraciones fueran sinceras, mañana mismo firmaría el Convenio  Internacional de la OIT sobre Seguridad y Salud en las minas que el  Gobierno de “Chi-chi-chi- Le-le-le”, se niega a rubricar desde hace  años.
 También debería abandonar la política neoliberal responsable  directa de las condiciones de trabajo de los mineros, y de que la  empresa (hoy en quiebra) ni siquiera pagara la Seguridad Social. 
Con  razón un familiar de los rescatados preguntaba qué pintaban allí el  presidente y su hermano. “Creerán que esto es un circo”, dijo. 
Y eso ha  sido: un circo montado por la burguesía internacional- apoyada en sus  medios- a la que le importa tres pepinos la vida, no de 33 mineros, sino  de millones de trabajadores en todo el mundo.
http://jmalvarezblog.blogspot.com/
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