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Los mineros chilenos nos recuerdan que México tiene una herida que aun sangra: Pasta de Conchos


Desde la noche del 12 de octubre miles de personas se dedicaron a seguir, por los distintos medios de comunicación, el rescate de los 33 mineros chilenos atrapados a más de 600 metros de profundidad desde hace más de dos meses.

Independientemente del show mediático en que han convertido el drama que han vivido las familias de estos trabajadores y del manejo político que ha hecho Sebastian Piñera   desde el día del accidente, da gusto saber que el infierno para ellos llega a su fin. 

Muchos hemos visto las imágenes desde que iniciaron las operaciones de rescate y no pudimos dejar de pensar que en México hace cuatro años se vivió una tragedia similar, sin embargo, no hubo un final féliz en este caso. Por el contrario el infierno sigue vivo para los familiares de 63 mineros mexicanos.

El 20 de febrero de 2006, se dio una explosión en la mina Pasta de Conchos en el estado de Coahuila, que sepultó a 65 mineros a 150 metros bajo tierra. Desde el primer momento se hizo evidente el desinterés por parte del entonces presidente de la república Vicente Fox Quezada, poco importó a las autoridades federales la suerte de los trabajadores mineros. 

En ese momento, lo primordial era proteger y mantener intactos los intereses de Grupo Minera México y su presidente Germán Larrea.   De los 65 mineros atrapados solamente pudieron – o más bien quisieron – rescatar dos cadaveres, a 4 años de la tragedía 63 familias siguen sin poder recuperar si quiera el cuerpo de su ser querido.

Actuar a favor de los mineros y sus familias en aquel momento hubise representado poner en evidencia la larga cadena de irregularidades y de corrupción con que operaba – y sigue operando en otros lugares – Minera México.   Por lo tanto, un posible rescate no figuraba entre los planes del entonces presidente.

Lo que si vimos fue el hostigamiento a las familias y la persecusión hacia el sindicato minero y sus representantes. Si bien, hasta antes del terrible accidente en Pasta de Conchos, Napoleón Gómez Urrutia, el lider minero, había mantenido relaciones cordiales con el ocupante de Los Pinos, a partir de que comienza a exigirel rescate de los cuerpos y a poner en evidencia las irregularidades de Minera México el gobierno mexicano rompe imediatamente cualquier tipo de relación con él. 

La cadena de injusticias la continúa Felipe Calderón al no tocar al grupo empresarial   “ni con el pétalo de una investigación” y mucho menos a los servidores públicos complices en esta tragedia, pero sobre todo al mantener la negativa de no rescatar los 63 cuerpos de los mineros que fallecieron en 2006 en Pasta de Conchos…¿Acaso el ocupante de Los Pinos tendrá miedo de que se descubra algo al excavar la mina para sacar dichos cuerpos?

Resulta inevitable recordar las declaraciones del obispo de Saltillo, Raúl Vera, al mencionar que a diferencia de Chile, en México todos se unieron (gobierno y empresarios) para no rescatar a los mineros. (La Jornada, 13 de Octubre de 2010).

El mismo obispo afirmó en el noticiario radiofónico de Carmen Aristegui que no se quiere recuperar los cadaveres para no dejar en evidencia al Grupo Minera México, y es por ello que se han negado a llevar a cabo el rescate de los cuerpos.

Resulta por demás indignante la actitud de una élite política que gobierna por y para otra élite, la empresarial, sin importar el dolor que implica para las esposas, las hijas, los hijos, las hermanas, los hermanos, los padres, etc, de los 63 mineros que a cuatro años del fatídico accidente permanecen sepultados en Pasta de Conchos.

Como se mencionó líneas arriba, el caso de los mineros chilenos se ha convertido en un festín mediático, el cual ha sido bien aprovechado por Sebastián Piñera, sin embargo, esto no deja de representar un dolor y un drama para las familias y para los propios mineros, quienes han expuesto su vida y su integridad física para poder llevar el sustento a sus casas, es por ello que da gusto saber que ellos si podrán abrazar nuevamente a sus seres queridos, respirar el aire fresco y sentir la calidez del sol. 

El exitoso rescate con vida de los 33 mineros chilenos después de más de 2 meses de estar bajo tierra a más de 600 metros de profundidad, pone el “dedo en la llaga” para México, nos recuerda que tenemos una herida que no ha dejado de sangrar, esa herida se llama Pasta de Conchos, los 65 mineros mexicanos que ahí perdieron la vida hace cuatro años y la cadena de injusticias que hasta hoy continúa creciendo.

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