Casi seis meses después de la asunción de Porfirio Lobo a la presidencia de Honduras, este país aún sufre una ley de hielo regional, atizada con vehemencia por los gobiernos del nicaragüense Daniel Ortega y el venezolano Hugo Chávez, aunque también el que encabeza el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva.
Entre los efectos de esta política aislacionista impuesta al gobierno de Honduras, donde en junio de 2009 fue perpetrado un golpe de Estado contra el entonces presidente Manuel Zelaya Rosales, destacan los escollos para la plena reincorporación hondureña a organismos como el Sistema de Integración Centroamericana (Sica) y la Organización de Estados Americanos (OEA).
Ortega rechaza la reincorporación de Honduras al SICA y a la OEA con el argumento de que ese país aún no ha vuelto al "cauce" de la democracia. La postura tiene el respaldo del presidente venezolano, Hugo chávez.
Esto pese a la elección en noviembre de 2009 de Lobo como sucesor de Zelaya Rosales, obligado a salir del país la madrugada del 28 de junio de 2009 tras un golpe militar.
Según Ortega, la ruptura institucional en Honduras dejó una "herida" en el proceso de integración centroamericana. Lula da Silva, a su vez, si bien es partidario de la integración regional, sostiene que ésta pasa por la defensa del orden democrático en la región.
A la fecha, Lula da Silva reserva el envío del embajador de Brasil a Tegucigalpa, algo que sí han hecho los gobiernos de Estados Unidos, México y Chile.
Ortega ha boicoteado hasta ahora los intentos de otros países del área para reincorporar a Honduras a foros regionales de integración como el Sica, lo que ha calificado de pretensión "absurda" y "ridícula". En un discurso reciente por el 31 aniversario del triunfo de la revolución popular sandinista, Ortega refirió que la resolución emitida por la OEA en Managua para suspender a Honduras de ese organismo regional en julio del 2009, sigue "viva". El presidente de El Salvador, Mauricio Funes, dijo sin embargo que fueron él y sus colegas centroamericanos quienes por "pleno derecho" acordaron reincorporar a Honduras al Sica.
El canciller hondureño Mario Canahuati, hizo ver que 24 países respaldan a Honduras, y sólo rechazan su reincorporación al Sica las naciones de la Alianza Boliviariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), que auspicia el gobierno de Venezuela y de la cual forma parte Nicaragua.
A su vez, el destituido presidente Zelaya Rosales, quien se mantiene en República Dominicana, sigue enderezando críticas al gobierno de Lobo, al que acusa de mantener a Honduras al margen de la democracia y el estado de derecho.
Lobo insiste a su vez que Zelaya Rosales puede regresar al país cuando lo desee con plenas garantías.
El secretario general de la OEA, el chileno José Miguel Insulza, recién entregó a los cancilleres de los países miembros un informe de la comisión especial de alto nivel de la OEA a fin de determinar la reincorporación plena de Honduras al seno del organismo regional.
En tanto, el dirigente de la oposición liberal nicaragüense, Eduardo Montealegre, ha acusado a Ortega de biocotear la integración regional mediante su inasistencia a la reciente cumbre del Sica en El Salvador.
Con Montealegre coincide el presidente de la Cámara de Comercio Americana Nicaragüense (Amcham), Róger Arteaga.
"AMCHAM respalda la decisión de los demás mandatario centroamericanos de reintegrar a Honduras al Sica, e insta al gobierno de Nicaragua a unirse a esa decisión unánime", argumento Arteaga.
Señaló el dirigente de la Amcham que el reconocimiento del gobierno de Lobo sería útil para "alcanzar la integración centroamericana" plena.
Al llamado de los dirigentes empresariales se ha sumado el presidente del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), José Aguerri, quien en nombre del sector privado empresarial de Nicaragua llamó al Sica a reintegrar de "inmediato" a Honduras en ese organismo regional. El ex presidente del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep), Eduardo Facussé, dijo a título personal que lo mejor sería un rompimiento de relaciones comerciales con Nicaragua para presionar a Ortega para que reconozca al gobierno de Lobo.
Un rompimiento de las relaciones comerciales con Honduras, como el propuesto por Facussé, lesionaría de inmediato a los exportadores nicaragüenses, que tienen en Puerto Ordaz, Honduras su principal punto de salida comercial hacia Estados Unidos. Datos del estatal Centro de Trámites de las Exportaciones (CETREX) indican que las compras hondureñas a Nicaragua en los primeros cinco meses de este año representaron casi el 4 por ciento de la oferta exportable nicaragüense.
La cifra asciende a poco más de 32 millones de dólares, de un total que rebasa los mil millones de dólares en exportaciones este año. El diputado del derechista Partido Liberal Constitucionalista (PLC), José Pallais, ha señalado que Ortega comete un "error político" al oponerse a la reincorporación de Honduras al Sica, lo que podría "aislar" a Nicaragua de las naciones centroamericanas. Para el ex embajador de Nicaragua en Costa Rica, el diputado socialcristiano del Parlacen, Mauricio Díaz, el problema radica en que Honduras mantiene "el velo" del golpe de estado.