Pedro Echeverría (especial para ARGENPRESS.info)
1. Los funestos medios de información –desgraciadamente también el de Aristegui- dedican horas y horas a hablar de terrorismo de manera parcial, es decir, sin analizar y denunciar sus causas.
La aparición de un coche-bomba los ha sobresaltado, pero los bombardeos sobre Afganistán, Irak, la instalación de bases militares, los miles de aviones con bombas, las armas nucleares monopolizadas por tres países, el saqueo de pueblos, la represión, encarcelamiento y asesinatos contra luchadores sociales, es para esas agencias informadoras empresariales, “simples actos de justicia”.
¿No es terrorismo acaso que haya un Estado y un gobierno que mantiene a la población en la miseria y el hambre y ante sus protesta ordena que ejército y policía invadan el país con la mayor violencia? Por favor no jodan, el llamado narcoterrorismo nació del narcoEstado, de los funestos gobiernos, del Estado empresarial y tiene bases en el desempleo y la miseria.
2. Terrorismo –según el diccionario Larousse- es “un conjunto de actos violentos cometidos por grupos revolucionarios, así como un régimen de violencia instaurado por un gobierno”. Terror es “un miedo grande, pavor, experimentar terror”. El terrorismo –como todo mundo sabe- tiene una larguísima historia: desde el terrorismo de Estado, las gigantescas y terroríficas guerras desatadas por los esclavistas, señores feudales y poderosos capitalistas contra el pueblo para conquistarlo y someterlo, hasta las últimas guerras mundiales, bombardeos e invasiones a países débiles por los imperios más grandes del mundo.
Durante toda esa historia no hubo “coches-bombas”, pero el pueblo se defendió de diferentes maneras: levantándose en armas como Espartaco, Canek, Tupac Amaru o realizando atentados contra los explotadores asesinos. ¿Cómo podrían entrar en “dialogo” si éste no ha existido en la realidad, fuera de la demogogia?
3. ¿De qué carajos pueden vivir las decenas de millones de seres humanos y sus familias que no tienen trabajo desde hace 20 años o que laboran ocho horas para recibir cuatro dólares que en México no alcanza ni siquiera para medio comer o medio vivir, y que cuando protestan los pueblos son salvajemente reprimidos? Esto no se soluciona, el narcotráfico no se acabará ni siquiera matando a los principales líderes de los cárteles.
Pero lo más grave será cuando los malditos medios de información –por órdenes de los gobiernos de México y de los EEUU- comiencen a decir de manera abierta –exactamente como sucedió en Colombia- que la guerrilla, la izquierda radical y el narcotráfico son lo mismo y por tanto tendrán que ser bombardeados por aviones y helicópteros. Eso es lo que desde que se firmó la funesta Iniciativa Mérida en 2007 hemos venido denunciando: la “lucha contra el narcotráfico sólo es un pretexto”.
4. El terrorismo de Estado es mil veces más violento, más destructivo y aniquilador que un secuestro o un coche-bomba que tanta alarma ha causado entre gobierno, empresarios e “intelectuales orgánicos”. ¿Será más peligrosa la política de Irán, Corea del Norte y Brasil que quieren entrar a la carrera nuclear para desarrollar más a sus países, que la de los yanquis, Israel, Moscú, Reino Unido que poseen miles de cabezas y bombas nucleares y quieren monopolizarlas?
¿Si no quieren la nuclearización de otros países por qué no se desnuclearizan todos? Me recuerda las declaraciones del maravilloso artista brasileño Chico Buarque al defender la Amazonia que pertenece a su país: “Si la Amazonia, desde una ética humanista, debe ser internacionalizada según EEUU, internacionalicemos también las reservas de petróleo del mundo entero, el capital financiero de los países ricos, así como los museos del mundo”.
5. Lo he dicho muchas veces en mi columna: ¿Quieren realmente acabar con el narcotráfico y los coches-bomba en México? Creen los 10 millones de empleos que hacen falta, paguen salario mínimo de 10 dólares diarios, eviten que algún funcionario cobre más de 40 dólares al día e impongan a los empresarios un límite máximo de ingresos. Mientras este país siga siendo modelo de corrupción y de desigualdad cada habitante de la nación tendrá las justificaciones para lo que quiera.
Si el ejército y la policía siguen en las calles retando a narcotraficantes y provocando la muerte a más de 27 mil 100 pobladores, los coches bombas se incrementarán. En Lima, Quito, Bogotá y Caracas, según pude constatar preguntando, los salarios mínimos son el doble y un poco más que el de México. Cuatro dólares diarios en México –que es el promedio de ingreso de la mayoría de los trabajadores- es quizá el más bajo de América Latina; ¡increíble!
6. El narcotráfico y el llamado terrorismo es un fenómeno internacional, pero se ha manifestado con mayor claridad en los países donde los gobiernos atacan el problema usando ejército y policías y dejando intacta la desigualdad social. Con la excepción de muchos de sus jefes y socios que pertenecen al gobierno, ejército y empresarios, el 95 por ciento de los narcotraficantes es de origen campesinos, clase mediero y del ejército. ¿Por qué no atacar el problema desde el lado social, es decir, resolviendo los problemas de ingresos y retirando a las fuerzas armadas provocadoras? En México han muerto hasta hoy 27 mil 100 (el gobierno sólo reconoce más de 24 mil); pronto llegaremos a 40 mil si el gobierno se niega a crear fuentes de trabajo y sigue contratando a miles de campesinos miserables para meterlos al ejército. ¿O es que en algún momento el mismo ejército se rebelará porque ya no quiere morir bajo las balas del narco?
7. Los medios de información mexicanos han sido siempre una basura, particularmente los monopolios Televisa, TV Azteca y Radio Fórmula; para no ser como ellos –que están 100 por ciento al servicio del capital- hay que hacer cosas totalmente diferentes.
Aristegui, hace entrevistas interesantes, pero luego cae en la tradición: habla de los hechos, de personajes y noticias que vendan; pero si no va a las causas pronto estará como los demás. Toda la gran bulla que se ha levantado el coche-bomba ha sido impulsada por gobierno y empresarios para silenciar fenómenos como la huelga de hambre de electricistas que está a punto de sufrir condenables desenlaces, la represión contra los profesores de Chiapas, Morelos, Michoacán y Oaxaca, así como el evidente desgobierno que existe en el país.
Por eso hay que preguntar
¿Cuál es el peor terrorismo que domina en México, el de Estado o el del coche-bomba?