Hernán Cortés y otros hechos desconocidos sobre el canal de Panamá

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Haití: La geología del Imperio

El envío de más de 10 mil soldados y marines, y una flota capitaneada por un portaaviones nuclear, sin que la ONU fuese siquiera consultada, revela una estrategia demasiado conocida.
Gilson Caroni Filho |
Mientras las placas tectónicas del Caribe y de América del Norte no se estabilizan, el pueblo haitiano vive, una vez más, el límite de sus posibilidades históricas.

El envío de más de 10 mil soldados y marines, y una flota capitaneada por un portaaviones nuclear, sin que la o­nU fuese siquiera consultada, revela una estrategia demasiado conocida.

Si la naturaleza, así como la guerra, tiene sus propias leyes, los hechos desatados por sucesivos temblores sísmicos sirven como ejercicio para que los Estados Unidos reafirmen la preeminencia en la América Caribeña, descartando cualquier posibilidad de que países vecinos interfieran en su supremacía en la región.

Cuando la secretaria de Estado norteamericana Hillary Clinton, a bordo de un avión militar, declaró que “el socorro a las víctimas del terremoto podría llegar mas rápidamente si el Parlamento haitiano aprobase un decreto dando mas poderes al presidente René Préval,    algunos de los cuales podrían ser delegados a los Estados Unidos como la posibilidad de declarar el toque de queda", sus palabras no pueden ser comprendidas fuera de la lógica de los poderes que comandan la  manipulación internacional.

Lo que les interesa (a los poderes), en cualquier circunstancia, es ejecutar la estrategia de dominación de la gran potencia mundial de nuestros días, preocupándose muy poco por el deterioro de las condiciones de vida de la población afectada, por los escombros de Puerto Príncipe o con los miles de muertos que están siendo enterrados en fosas comunes.

Lo que cuenta, es experimentar nuevas formas de control sobre los países periféricos, organizando una logística que privilegia la acción militar en detrimento de una operación humanitaria. No fue por que sí, que la organización Médicos Sin Fronteras (MSF), una de las principales organizaciones humanitarias de Francia, acusó a los Estados Unidos de obstaculizar las operaciones de rescate en Haití, causando graves demoras para los médicos que intentaban llevar ayuda a las víctimas.

Es conveniente recordar que la ostentación de la superioridad militar, aunque en algunas ocasiones sea grotesca, es una de las características del imperialismo. Los repetidos actos de agresión contra el país más pobre de América Latina son de conocimiento público. De la ocupación militar estadounidense de 1915 a 1934, seguida del apoyo a la dictadura de los Duvallier- basada en el terror  parapolicial de los Tonton Macoutés-, hasta la participación directa en el golpe que derroca en 1991 al presidente electo Jean-Bertrand Aristides, la política de tierra arrasada siempre fue considerada el “argumento" mas eficaz para la contención geopolítica de ensayos de emancipación.

Respecto del cambio de lenguaje en relación al gobierno de Bush, los adeptos o intérpretes de ese tipo de diplomacia, se basan aún en los mismos ejes: seguridad hemisférica, defensa de supuestos principios civilizatorios, amenazas del terrorismo internacional y algunas otras variaciones semánticas.

La ocupación del palacio presidencial por una centena de paracaidistas de la 82ª División de los Estados Unidos va más allá del campo simbólico: es la reiteración de una estrategia de solución basada en el uso unilateral de la fuerza, fuera de los marcos de legitimidad de las Naciones Unidas. Sin sutilezas, la intervención preventiva da lugar a la “guerra justa” de Hillary Clinton.

Para el Departamento de Estado parece no haber dudas en cuanto al futuro de Haití. En un universo regido por el ejercicio del poder económico y militar, la posibilidad de convertirse en un nuevo Protectorado es el mejor destino para un pueblo que muere joven y tiene una renta anual de 560 dólares. En el peor de los casos, la producción de pelotas de baseball tendrá un considerable incremento.
Si el objetivo es detener el nacimiento de estrategias de organización de la economía y el desarrollo político social y cultural que se escapen de la conveniencia de la hegemonía estadounidense en el hemisferio, la geología puede dar contribuciones considerables. Las placas tectónicas pueden liberar una energía destructiva impensable.

La adaptación, no obstante, depende de una generosidad que, para que se haga efectiva, tendrá que ser desarrollada como resistencia política. Eso no es asunto exclusivo de los haitianos. Tal vez, la asociación entre los desiguales nunca habrá sido tan necesaria.

Traducción: Insurrectasypunto 
Texto original en portugués: www.cartamaior.com.br
Gilson Caroni Filho  es profesor de Sociología de as Faculdades Integradas Hélio Alonso (Facha),  Rio de Janeiro, columnista de Carta Maior  y colaborador del Jornal do Brasil.
http://www.insurrectasypunto.org

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