Pablo Gonzalez

La macabra trampa de la élite que podría acabar con Donald Trump y dinamitar la paz social en los Estados Unidos


Recientemente se ha filtrado a los medios una extraña posibilidad que podría dar al traste con la decisión mayoritaria del pueblo norteamericano de respaldar a Donald Trump como presidente.

Los detractores de Donald Trump exigen a los miembros del colegio electoral que se reunirán el próximo 19 de diciembre que declaren a Trump como "no apto" para el cargo, algo para lo que ya se ha realizado la consabida recogida de firmas en Change.org:


En este punto hay que realizar una aclaración sobre el complejo sistema electoral estadounidense.

En primer lugar, los ciudadanos estadounidenses cuando votan a su candidato realmente están votando al partido que nombrará a los electores de su Estado. 

Cada Estado tiene un número determinado de compromisarios (electores), y el candidato, ya sea Trump o Hillary Clinton, que reciba más respaldo de los ciudadanos de ese estado se lleva todos los electores de dicho Estado.



Por ejemplo, si Hillary Clinton gana en California, será el Partido Demócrata quien disponga del número de electores que elegirán al presidente de E.E.U.U. en representación del estado de California.

Por eso es tan importante la reunión de todos los electores del país el próximo 19 de diciembre, ya que son ellos, representando a los estados, los que elegirán directamente al futuro presidente.

Tras el voto popular, 223 electores representarán al Partido Demócrata, y 306 al Partido Republicano.

Con lo que lo lógico es que se elija a Trump como presidente, a no ser que ... el candidato fuera proclamado incapaz o muriera, posibilidad apuntada por analistas como Paul Craig Roberts.

¿Qué sucedería si se diera una de esas dos circunstancias?



Respecto a la segunda, la ley electoral estadounidense estipula que en caso de fallecimiento o incapacidad del presidente electo hay ciertos estados en que los electores no pueden votar por un candidato alternativo y otros estados, concretamente 21 donde los electores no están obligados a votar por el candidato de su partido.

¿Entendéis la jugada?.

La siguiente pregunta es, ¿ha sucedido esto alguna vez en la historia de los Estados Unidos? ¿Ha muerto uno de los ganadores de los comicios a la presidencia antes de la elección definitiva en el colegio electoral?

La respuesta es que no, pero sí se ha dado la muerte de uno de los candidatos a la elección antes del pronunciamiento solemne del colegio electoral.


Horace Greeley

Remontémonos al año 1872, cuando el republicano Horace Greeley rompe con su propio partido y crea una escisión llamada "Partido Republicano Liberal", que se enfrentará en las elecciones de 1872 al candidato "oficialista" del Partido Republicano, el entonces presidente de E.E.U.U. Ulysses Simpson Grant.

Ante el auge popular de Greeley, que acusa a Grant de corrupto y de ser un vasallo de los magnates del ferrocarril, el partido demócrata opta ese año por no presentar candidato y dar su apoyo al nuevo Partido Republicano Liberal de Greeley.

Pero la élite no iba a permitir ninguna "nota discordante" en su bien afinada orquesta del bipartidismo.

La esposa de Greeley murió en extrañas circunstancias unos días antes de las elecciones tras regresar de un viaje por Europa.

Greeley entra en una profunda depresión en los días siguientes que le lleva al hundimiento de su campaña y a perder la elección ante Grant, obteniendo únicamente el respaldo de Georgia, Kentucky, Maryland, Missouri, Tennessee y Texas. 



Sus problemas depresivos se agravan ante la derrota y semanas después, el 29 de noviembre, muere en Nueva York, tan solo unos dias antes de la reunión de los miembros del Colegio Electoral que nombrará al Presidente. 

¿Que pasó con los 66 electores conseguidos por el derrotado y efímero partido de Greeley? 

Pues que repartieron sus votos entre cuatro candidatos a presidente y hasta a ocho candidatos a vicepresidente. 

El propio Greeley recibió tres votos póstumos que fueron rechazados por la ley electoral, que impide votar a un fallecido. 

Es obvio que esta premisa hace que la forma más expeditiva de cambiar el resultado de las elecciones sea el asesinato del candidato mayoritario.

El bloqueo de los votos de aquellos estados que no pueden apoyar a un candidato alternativo, y la posibilidad de cambio de voto de aquellos que no estarían obligados a respaldar al partido ganador podría dar la vuelta al resultado expresado en las urnas y otorgar la presidencia al candidato (en este caso, candidata) que comparece con menor número de electores.


Hoax ... de momento

Hillary Clinton necesita que solo 38 electores designados por el Partido Republicano la respalden en esta circunstancia (o en caso de que Trump sea declarado incapaz).

Si bien no hay -por ahora- campaña de Change.org para solicitar el asesinato del presidente electo, no está de más recordar que cuatro presidentes de E.E.U.U., Abraham Lincoln, James Garfield, William McKinley y John Fidgerald Kennedy, fueron asesinados durante su mandato, y otros nueve han sufrido atentados contra su vida.

Y que la nota común en la política de los cuatro asesinados fue su intento por devolver a la nación la capacidad de imprimir su propio dinero en vez de dejarla en manos de la Reserva Federal (un consorcio de bancos privados que es quien dicta la política monetaria de Washington), una medida que también Trump ha defendido en su programa electoral. 

Sin ponernos en la hipótesis del magnicidio, ¿qué sucedería si incapacitan a Trump para presentarse ante los electores como presidente en la votación decisiva del 19 de diciembre? 

¿Ha preparado la élite una encerrona a Trump como pretexto para provocar un gran estallido social en E.E.U.U.? 


Publicado por posesodegerasa

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