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Iraq, desde Madeleine Albright a Tony Blair y “Save the Children”


“ Es una elección difícil, pero creemos que vale la pena este precio” (la entonces embajadora estadounidense ante la ONU Madeleine Albright acerca de la muerte de medio millón de niños iraquíes a consecuencia del embargo, 12 de mayo de 1996) 

“ La población infantil más traumatizada de la tierra” (Profesor Magne Raundalen, Centre for Crisis Studies, Bergen, Noruega, febrero de 1992)

El 19 de noviembre de 2014 se le entregó a Tony Blair el premio de Save the Children al Legado Global. En su discurso de aceptación afirmó que considera “[…] que en medio de todos los desafíos y de toda la miseria y privaciones que tratamos de conquistar y vencer, hay algo esperanzador [...] algo que agradecer”.

Irónicamente, Save the Children había publicado solo dos meses antes, el 15 de agosto de 2014, un Informe (1) sobre el trauma de los niños iraquíes solamente en el norte de Iraq después de once años de invasión ilegal encabezada por Bush y Blair, y del actual conflicto resultante de la invasión. Dejaba claro que los niños iraquíes no tienen esperanza ni nada “que agradecer”.

Sin embargo, Blair fue alabado por una organización que afirma: “Prevemos un futuro en el que ningún niño muera por causas evitables y en el que cada niño tenga comida nutritiva y agua limpia”.

Sin las afirmaciones de Blair acerca de unas supuestas armas de destrucción masiva con las que los iraquíes podrían provocar devastación en “45 minutos”, una mentira que citó el general Collin Powell en la ONU hace exactamente doce años, el 5 de febrero de 2003, los niños de Iraq podrían haber evitado unas “causas evitables” genocidas.

Por supuesto, la orden del Comando Central estadounidense de bombardear todas las instalaciones de agua de Iraq en 1991 había destruido deliberadamente la “comida nutritiva y el agua limpia”. El uso de armamento de uranio empobrecido, que contaminó toda la fauna y la flora, envenenó la comida. La vida media del uranio empobrecido es de 4.500 millones de años. Y no está “empobrecido”.

El uso posterior de armamento de uranio empobrecido en 2003, que Gran Bretaña volvió a utilizar bajo el gobierno de Blair (2), agravó la pesadilla de la contaminación.

La contaminación del aire, el agua y la comida de manera prácticamente indefinida condena a las generaciones futuras de quienes no ha nacido, de los recién nacidos y de los niños que están creciendo en Iraq y la región a un legado envenenado de cánceres y deformidades durante generaciones. Unos crímenes de guerra sin parangón en la historia.

Por otra parte, “el investigador especial del Subcomité de la ONU para la Promoción y Protección de los Derechos Humanos ha declarado que las municiones de uranio empobrecido son ilegales según el derecho humanitario existente. El armamento de uranio empobrecido también produce un humo metálico tóxico (sic) que viola el Protocolo de Ginebra sobre el empleo de gas en la guerra, firmado por Estados Unidos en 1975” (3).

Además, después de trece años del embargo impuesto por Gran Bretaña y Estados Unidos que provocó la muerte de una media de seis mil niños al mes debido a “causas relacionadas con el embargo”, según la ONU, el primer ministro Blair desempeñó un papel fundamental en instigar una guerra contra los niños: en 2003 la población de Iraq era de 24 millones de personas. Más del 40% de la población tenía entre 0 y 14 años. La edad media del país era de 19 años (4).

Al cabo de siete años de una guerra interminable, para el año 2010 más de una cuarta parte de los niños iraquíes sufrían síndrome de estrés postraumático (War Child Report, mayo de 2013). En los cinco años anteriores a la publicación del informe habían muerto 700 niños y jóvenes, una cifra que, como todas las referidas a Iraq, era casi con toda seguridad significativamente inferior a la real puesto que muchas muertes no están documentadas debido a las dificultades económicas, el miedo a la autoridad y los peligros que entrañan los viajes.

También en 2010 un estudio sobre los cánceres, la leucemia y los defectos congénitos relacionados con el uso del uranio empobrecido demostró que “[...] hay un aumento generalizado de los casos de cáncer, los de leucemia se han multiplicado por 38 y los de cáncer de mama por diez, al tiempo que la mortalidad infantil es desmedida”, en palabras de uno de los autores, el científico Malak Hamdan. (5)

“Invertimos en la infancia, cada día, en época de crisis y por nuestro futuro. Damos a los niños un punto de partida saludable, la oportunidad de aprender y protección”, afirma Save the Children en Facebook.

Esta organización debería investigar urgentemente lo que provocó su ganador del Premio Global al ignorar el informe de la ONU sobre la cantidad total de muertos y heridos publicado mes a mes, desde noviembre de 2012 hasta la fecha. (6) El año 2014 fue “el más mortífero hasta la fecha desde 2008”, que había sido el más mortífero desde 2005 en el interminable infierno anual de Iraq. Estas cifras deberían estar grabadas en la lápida de Blair.

Mientras Tony Blair y los demás artífices de la invasión celebraban la Navidad y el Año Nuevo, el 1 de enero de 2015 se anunciaba que “según las cifras de defunciones publicadas hoy por la UNAMI, en diciembre murieron un total de 1.101 iraquíes y otros 1.868 resultaron heridos en actos de terrorismo y violencia”.

En enero de 2015 no hubo indicio alguno de mejora.

Por supuesto, como señalamos antes, después de la matanza de 1991 los aviones estadounidenses y británicos siguieron bombardeando Iraq ilegalmente, a menudo a diario, en medio de las enormes privaciones de los años del embargo y hasta la guerra relámpago e invasión de 2003. Este ataque criminal se intensificó bajo el gobierno de Blair.

Como siempre, los niños fueron las principales víctimas. Después de un ataque aéreo en Bagdad los niños del principal orfanato se negaron a volver a dormir en las camas y se escondieron debajo de ellas ya que consideraban que era más seguro.

Cuando se bombardearon sistemáticamente los rebaños de ovejas y cabras (los iraquíes estaban convencidos de que se les iba a privar de todo tipo de alimento ya que se atacó y destruyó aproximadamente el 50% de todo el ganado, como antes había ocurrido con las preciosas palmeras, en 1991), se hizo volar en pedazos a los niños pastores junto con sus rebaños.

Como ya hemos contado en otras ocasiones, cuando llamé por teléfono al ministerio de Defensa de Blair y le pregunté por qué atacaban esos rebaños que siempre cuidaban niños muy pequeños, cuyas edades ni siquiera llegaban a dos cifras, el portavoz no perdió la compostura: “Nos reservamos el derecho de tomar medidas enérgicas cuando nos amenazan”, respondió.

Al recibir el premio Blair también afirmó: “Lo que celebramos es lo contrario de cinismo y la razón del optimismo”. No si eres un niño en Iraq o Afganistán, ya que este último país también ha sido diezmado e invadido con ayuda de su ejército.

En Reino Unido Miranda Pinch se sintió tan indignada con la concesión del premio que inmediatamente elaboró una petición de condena por haber galardonado a Blair que reunió 125.000 firmas. Junto con Robin Priestly de la organización “38 Degrees” y la escritora Miranda Landgraf la entregó al director de política y promoción de Save the Children de reino Unido, Brendan Cox, el 31 de enero.

Landgraf tambión es bordadora profesional de ganchillo. “Entregamos a Brendon Cox tres cestos con 490 flores tejidas a ganchillo con el nombre y la edad (cuando la sabíamos) de un niño víctima de Gaza. Se podrían haber entregado otras muchas flores más que representaran a los niños inocentes que han muerto en todo Oriente Próximo bajo la mirada de Blair en los diferentes papeles que ha desempeñado”, escribe Miranda Pinch al describir la reunión. (7)

Brendan Cox aceptó hacer una declaración pública referente a la debacle de Blair y al “error de juicio” de su colega Justin Forsyth, ex asesor especial de Blair y actualmente director de Save the Children de Reino Unido. Él fue quien entregó personalmente a Blair la invitación al premio.

Después de la reunión y de algunas negociaciones Miranda Pinch recibió una carta (8) de Brendan Cox, en la que entre otras cosas se decía:

“Como usted sabe, esta fue una decisión tomada por la organización Save the Children de Estados Unidos y aunque nos hicieron partícipes de la decisión e hicimos llegar la invitación a su oficina a petición de ellos, nosotros no participamos en el proceso de toma de decisiones. Visto de manera retrospectiva, deberíamos haber previsto la controversia que podría generar ”. Efectivamente, deberían haberla previsto.

“Por varias razones, Save the Children de Reino Unido no habría tomado esta decisión ”.

Lo verdaderamente endiablado es lo siguiente: “No es que Tony Blair no merezca que se reconozca el liderazgo que mostró en África (lo merece), sino que sus otras acciones, especialmente las de Iraq, a las que Save the Children se opuso firmemente en su momento, ensombrecen la consideración que el público tienen de él en Reino Unido”.

Por supuesto, Blair ha ganado una fortuna asesorando a algunos de los controvertidos supuestos destructores de los derechos humanos en África. En la página web de su organización Africa Governance Initiative se puede leer:

“En estos momentos AGI trabaja en Rwada, Sierra Leona, Liberia, Guinea, Nigeria y Senegal, y tienen nuevos países en perspectiva. Trabajamos en dos ámbitos: en el de liderazgo político Tony Blair se basa en sus diez años como primer ministro para ofrecer a los líderes el tipo de asesoramiento sobre reformas que solo alguien que ha desempeñado el papel de líder puede ofrecer”.

Dejando de lado la arrogancia de estas palabras, solo un psiquiatra podría comprender cómo sus “diez años como primer ministro”, los cuales incluyen eliminar niños y sus familias, participar en engaños para justificar una invasión ilegal y emprender otra (Afganistán), además de diezmar la antigua Yugoslavia, cualifican a Blair para “ofrecer a los líderes el tipo de asesoramiento sobre reformas”.

Su implicación directa en el embargo de Iraq como primer ministro desde 1997 y la subsiguiente invasión ilegal no son un “ensombrecimiento”, sino un genocidio.

Una frase verdaderamente sorprendente de la carta de Brendan Cox es la siguiente: “La intención del Premio (de Save the Children Estados Unidos) era incentivar y reconocer el liderazgo político en el ámbito del desarrollo”.

“¿Liderazgo político en el ámbito del desarrollo?” Blair impuso la destrucción de la “Cuna de la civilización”, con lo que superó a las hordas mongolas con su destrucción de Bagdad en en año 1258.

La arremetida de Bush y Blair destruyó totalmente tesoros arqueológicos únicos, bibliotecas antiguas, manuscritos y monumentos de todo el país, además de las infraestructuras, el tejido social, la educación, la sanidad, el bienestar, todos los registros civiles (nacimiento, defunción, matrimonio, posesión de la tierra, archivos nacionales, etc), el medioambiente y la normalidad.

La cofundadora de Save the Children, Eglantyne Jebb, estableció la organización en Reino Unido en respuesta a las tragedias sufridas en Europa y de Rusia tras la Primera Guerra Mundial. Eglantyne Jebb “quería convertir los derechos y el bienestar de los niños en una cuestión fundamental en todo el mundo. 

Su “Declaración de los Derechos del Niño” fue adaptada por el precursor de la ONU, la Liga de las Naciones, e inspiró la actual Convención sobre los Derechos del Niño de la ONU”.

Tras asegurarme por teléfono de que la sede de Save the Children Internacional continúa en Londres, envié un correo electrónico: “Mi consulta principal es bastante sencilla. 

Si, por lo que sé, Orange Street (en el centro de Londres) es la “oficina central” de Save the Children Internacional, a) ¿por qué no se les consultó respecto a la concesión del premio a Tony Blair y b) ¿por qué no opinan respecto a anularlo?”.

Por el momento no ha habido respuesta. 

Notas: 














Traducido del inglés por Beatriz Morales Bastos. Rebelión

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