Roberto Hernández (PL)...
La Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) en Cuba mantiene hoy el desafío de formar médicos de numerosos países, incluidos de Estados Unidos, con la capacidad de brindar sus servicios en cualquier parte del mundo.
La idea de que el gobierno cubano realiza propaganda a favor del socialismo con la existencia de la escuela y el respetable número de graduados se estrella con la existencia de unos 78 mil galenos cubanos formados para atender una población de 11,2 millones de habitantes.
Ese ha sido uno de los derroteros para los casi 10 mil egresados de la Escuela, ubicada en la periferia oeste de La Habana, incluidos los 153 estadounidenses que recibieron sus títulos hasta el momento, en su mayoría integrantes de minorías étnicas y pobres.
Lo único que se les pide a los jóvenes (de 17 a 25 años) es que una vez recibidos regresen a sus localidades o barriadas humildes a ejercer allí y devolver lo aprendido, comentó recientemente la vicerrectora académica de la ELAM, Midalys Castilla.
"Necesitamos médicos en todo el mundo, pero sobre todo médicos como los cubanos, dispuestos a trabajar en cualquier lugar", dijo Helen Bernstein, una de las líderes de la Caravana de la Amistad Estados Unidos-Cuba, que trajo más de 100 toneladas de ayuda a la Isla.
Queremos galenos con una atención centrada en el ser humano, capaces de sentir y de compartir sus conocimientos cuantas veces sea necesario, añadió la también coordinadora interina de la Fundación Interreligiosa para la Organización Comunitaria (IFCO).
Bernstein ofreció esas declaraciones durante la graduación de 40 connacionales como galenos y hablando a nombre de IFCO, la organización que desde principios de este siglo otorga las becas para formarse en Cuba.
Más allá de motivaciones políticas, la presencia de norteamericanos en la nación caribeña les ha reportado dividendos a los jóvenes al nutrirse de una visión en la atención preventiva, ausente de la mayoría de las escuelas del país norteño.
Los estudiantes de medicina en La Habana, por ejemplo, están capacitados para estabilizar a la gente en lugares sin electricidad o agua potable, cuando no se puede pensar en equipos de diagnóstico de alta tecnología.
Uno podría pensar que esos talentos no son útiles en Estados Unidos, pero comunidades pobres allí no tienen ni un médico y han llegado a parecerse a sectores del Tercer Mundo.
La idea cobró fuerza especialmente después del desastre ocasionado en 2005 por el huracán Katrina, que provocó más de mil 800 muertos y que puso en evidencia los problemas en la atención sanitaria en aquel país.
Cuba comenzó a educar a los estudiantes estadounidenses de Medicina después de que miembros del Caucus Negro del Congreso se reunieron con el entonces presidente Fidel Castro en el 2000.
El congresista Bennie Thompson de Mississippi le contó a Fidel Castro sobre los problemas en las zonas de su distrito legislativo que sufrían una extrema escasez de médicos.
El líder de la Revolución respondió prometiendo becas para 500 estadounidenses para asistir a la Escuela Latinoamericana de Medicina, fundada en noviembre de 1999 para darle estudios a jóvenes de la región, idea extendida a africanos y asiáticos.
Para calificar, los estudiantes tendrían que demostrar aptitud y compromiso de trabajar en las comunidades desfavorecidas de Estados Unidos, por cierto el país que por más de 50 años ha intentado derrotar el proyecto revolucionario cubano.
Desde 2001 el grupo interreligioso IFCO, Pastores por la Paz y su fallecido líder Lucius Walker se trazaron como propósito aumentar la participación de las minorías en medicina para aumentar la proporción de médicos por pacientes en zonas desatendidas.
La falta de estos en las comunidades más necesitadas de Estados Unidos es exactamente lo que la Fundación Interreligiosa para la Organización Comunitaria quería remediar, cuando empezó a reclutar para las becas en Cuba.
La mayoría de los estudiantes procedentes de aquel país en la Escuela Latinoamericana de Medicina de La Habana son afroamericanos de Nueva York o California, el 85 por ciento pertenece a minorías y el 73 por ciento son mujeres.
El surgimiento de la ELAM
Las clases se iniciaron en febrero de 1999 con unos mil 900 jóvenes, especialmente de Centroamérica, entonces afectada por el paso del huracán Mitch, que entre muertos y desaparecidos cobró la vida de unas 19 mil personas.
Inicialmente todos los estudiantes se preparaban en las instalaciones de la ELAM, en una superficie de un millón 200 mil metros cuadrados.
Esa situación cambió en 2005 cuando desde el tercer año de estudios los futuros egresados se ubican en las 21 facultades de ciencias médicas del país, en las que comparten su formación junto con los colegas cubanos.
En la actualidad estudian unos 10 mil muchachos de 55 países, de los cuales el 75 por ciento son hijos de obreros y campesinos, además de estar representadas 104 comunidades originarias de América Latina.
La idea de que el gobierno cubano realiza propaganda a favor del socialismo con la existencia de la escuela y el respetable número de graduados se estrella con la existencia de unos 78 mil galenos cubanos formados para atender una población de 11,2 millones de habitantes.