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Ucrania: la pesadilla de los mercenarios colombianos

Aunque los antecedentes del conflicto ruso ucraniano se remontan a principios de la década pasada; fue recién con la operación militar especial de Rusia en Ucrania, iniciada en febrero de 2022, que la prensa occidental le ha dado amplia cobertura. 

Mientras algunos especialistas la tildan de “guerra proxy”, es decir, una guerra de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN)/Estados Unidos contra Moscú, empleando para sus fines a Kiev.

Pero, algo poco conocido hasta ahora es la participación de mercenarios latinoamericanos en el bando ucraniano –que llegan a casi el 40% de este tipo de fuerzas–, en particular de los más de tres mil colombianos enlistados en las Fuerzas Armadas bajo órdenes de Volodímir Zelenski.

¿Las motivaciones de su traslado desde el Caribe al este europeo? Casi siempre mejorar su situación económica personal y familiar.

Más de 10 mil kilómetros separan a Bogotá de Kiev, lo que no es impedimento para esos millares de colombianos que han decidido empuñar las armas contra Rusia.

El modus operandi es casi siempre el mismo: mercenarios que toman contacto con empresas contratistas privadas que los llevan primero a España, donde les someten a una evaluación física, idiomática, etcétera, y en breve a un rápido entrenamiento dirigido por oficiales del Batallón Azov –de reconocidas ideas neonazis–, para luego proveerle/vender los “servicios” al régimen de Zelenski.

Así empieza la travesía que para algunos se torna rápidamente en tragedia. 

Pues con la expectativa de hacerse de dos mil 500 dólares mensuales, al menos un tercio ha perecido en los fríos campos de batalla ucranianos, defendiendo un territorio, un proyecto país, una nación e ideología ajenas.

Y es que, contra lo esperado, y muchas veces suscrito en los contratos con las empresas reclutadoras, los mercenarios colombianos son irremediablemente enviados a la primera línea de fuego, según narran ellos mismos en los pocos videos que han podido filtrar por redes sociales y que la prensa occidental suele censurar.

Porque la cara de la medalla es otra: Kiev no solo oculta sus bajas reales en la guerra, sino que no declara las muertes de los colombianos ni recupera sus cuerpos y menos los hace llegar a sus familiares, quienes claman por su búsqueda. Entonces Kiev aminora así las estadísticas de bajas y, sobre todo, se ahorra las correspondientes compensaciones por cada mercenario abatido.

Las madres colombianas comienzan a vivir su propio Vía Crucis para saber si sus hijos están vivos o muertos en Ucrania. 

Para acceder a pormenores de los contratos, de la documentación de sus parientes y, en caso de tragedia, repatriar sus cuerpos, perdidos muchas veces en las zonas de combates por los incesantes ataques de drones.

Tanto Kiev como las empresas contratistas guardan silencio. Para ellos los colombianos no son más que “carne de cañón”. Y si se pueden ahorrar indemnizaciones a las familias por cada mercenario muerto, no dudan en hacerlo.

¿Hasta cuándo durará esta tragedia?
https://www.correodelalba.org/2025/12/15/ucrania-la-pesadilla-de-los-mercenarios-colombianos-video/

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