Es posible que en las próximas 72 horas veamos los primeros indicios de que Volodymyr Zelensky finalmente se rinda ante lo inevitable. Todas las farsas, el teatro, las relaciones públicas y las mentiras interminables cesarán por fin. Claro que, tratándose de Zelensky y su absoluta renuencia a afrontar la realidad, solo hay una certeza: seguirá mintiendo hasta el último momento.
Desde el día en que el golpe de Estado respaldado por Occidente destruyó la estructura democrática de Ucrania, un torrente de mentiras ha brotado de ella.
Las entidades ilegales que surgieron tras el golpe no tuvieron más remedio que mentir sobre todo lo ocurrido antes de su llegada al poder. Las potencias occidentales mintieron junto a ellas, asegurando a sus poblaciones que quienes habían usurpado el poder mediante una insurrección y un golpe de Estado ultraviolentos eran legítimos.
Estas fueron algunas de las primeras mentiras proferidas por los primeros actores involucrados. Estas mentiras pronto se difundirían entre las poblaciones occidentales, mantenidas en gran medida ajenas a la verdadera naturaleza de los acontecimientos en Ucrania.
El escándalo de la ayuda occidental a la insurrección y el posterior golpe de Estado en Ucrania comenzó a filtrarse masivamente a través de la conversación telefónica entre Victoria Nuland, subsecretaria de Estado de EE. UU., y Geoffrey Pyatt, embajador estadounidense en Ucrania.
Pueden escuchar la conversación a continuación, donde deciden de manera escandalosa quién debería o no formar parte del régimen ucraniano posterior al golpe.
Incluso antes de que esta llamada telefónica acaparara los titulares, era bastante obvio que Estados Unidos, en particular, respaldaba a las turbas de insurgentes que se manifestaban en la plaza Maidan de Kiev.
Los senadores Chris Murphy y John McCain se encontraban junto a Oleh Tyahnybok, líder de un partido que cambió su nombre de Partido Social-Nacional de Ucrania para parecer más respetable. Pueden ver a Murphy, McCain y Tyahnybok en las imágenes a continuación.
La gran mentira sobre lo ocurrido en Kiev en el invierno de 2013-14 fue que tuvo algún tipo de carácter democrático.
De hecho, fue todo lo contrario. El gobierno y el presidente de entonces habían sido elegidos democráticamente. Cientos de observadores electorales lo atestiguaron en ambas elecciones en las que accedieron al poder conforme a la voluntad de toda la nación.
Una pequeña minoría fanática, dispuesta a usar rifles de caza, pistolas, garrotes, aerosoles tóxicos, adoquines, cadenas pesadas, cócteles molotov e incluso una carretilla elevadora contra fuerzas de seguridad ligeramente armadas, y que asesinó a cerca de 17 de ellas, no puede describirse de ninguna manera como una fuerza democrática, ni como los denominó Barack Obama, como “manifestantes pacíficos”.
Aquí la mentira se sucedía sin cesar, mentiras que fueron contadas y difundidas descaradamente por las élites políticas occidentales y sus medios de comunicación, totalmente cómplices. Mentira tras mentira desde entonces hasta hoy, y hasta el preciso instante en que lees esto.
Aunque Zelensky por fin esté a punto de afrontar la realidad y tal vez empiece a dejar de mentir constantemente, seguirá habiendo una mayoría de personas en el poder en Occidente que continuarán mintiendo. Seguirán intentando engañar a la población occidental, incapaces de reconocer su vergonzosa falta de integridad durante la última década.
Finalmente, el ejército ruso está asestando los golpes finales a las imponentes fortificaciones que Occidente construyó para cercar y sitiar a la población rusoparlante del sureste de Ucrania.
Tras casi cuatro años de penetrar tenazmente una estructura fuertemente fortificada tras otra, bajo la vigilancia y los ataques de drones que limitaron severamente la capacidad de maniobra, el ejército ruso finalmente ha logrado abrirse paso y quebrar la moral de las fuerzas ucranianas.
Los medios de comunicación occidentales, por fin, han comenzado a aceptar este hecho, aunque a regañadientes.
Después de años de encubrir la verdad sobre todos los aspectos del inicio del conflicto, calificando la acción de Rusia como "no provocada" cuando, de hecho, fue provocada de forma constante, la maraña de mentiras difundida por los medios occidentales finalmente se desmorona.
En las próximas semanas y meses, si las señales actuales se confirman, las mentiras repetidas una y otra vez por funcionarios estatales y figuras mediáticas occidentales ya no se sostendrán.
La verdad, evidente e incapaz de ocultarla por más tiempo, los obligará a admitir que Rusia ha ganado y alcanzado todos sus objetivos, y que Zelensky y sus patrocinadores occidentales han perdido y han sido humillados por completo.
Las interminables mentiras sobre Ucrania finalmente cesarán.
