Palestina: Un grito en la oscuridad: Hind Rajab, “Por favor, ven, ven y llévame”

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Francia: La mentira como arma de gobierno

La ceremonia conmemorativa organizada en el parque Saint-Gervais.

Francia conmemora los atentados del 13 de noviembre de 2005

Las autoridades francesas acaban de conmemorar los atentados perpetrados en París el 13 de noviembre de 2015, pero el ex presidente francés Francois Hollande y otros dirigentes del país siguen haciendo todo lo posible por esconder a sus conciudadanos la verdad sobre aquellos hechos. 

Así logran ocultar sus propias faltas. Al privar a los franceses del acceso a la verdad, también los privan de la posibilidad de sobreponerse al drama.

Francia es un país muy extraño. Para adormecer a la población aletargada, sus gobiernos adoran celebrar las desgracias nacionales. 

Así que, el 13 de noviembre de 2025, Francia conmemoró el 10º aniversario de la derrota que sufrió el 13 de noviembre de 2015, cuando grupos de terroristas asesinaron 131 personas e hirieron a otras 413 en 6 ataques perpetrados en diferentes lugares de París, contra el teatro Bataclan, el Estadio de Francia y varios cafés parisinos.

En su alocución conmemorativa, el presidente de Francia, Emmanuel Macron declamó «esta pregunta dolorosa: ¿Por qué? Uno quisiera encontrar un sentido a lo sucedido (…) No, no tiene sentido, no hay algo que justifique este dolor. No lo habrá nunca.»

Es una terrible mentira que impide a todos los que sufrieron en carne propia aquellos atentados hallar la paz. Sí, aquellos atentados tenían un sentido, pero nuestros dirigentes optaron por escondérnoslo para no tener que reconocer sus propias culpas.

Como siempre, para entender lo sucedido aquel día, hay que examinar primero el contexto alrededor de los hechos. 

En febrero de 2011, la Francia del presidente Nicolas Sarkozy quiso implicar a Turquía en la guerra de Occidente contra Libia, a pesar de que este último país era el segundo socio comercial de Turquía. 

París logró que Ankara movilizara contra Muammar el-Kadhafi la tribu de los misrata, que se compone de descendientes de soldados del ejército otomano. 

A cambio, el gobierno de Francia se comprometió a desplazar la minoría kurda de Turquía. 

Los ministros de Exteriores de la época, el francés Alain Juppé y el turco Ahmet Davutoglu, firmaron un acuerdo en ese sentido. 

Aquel acuerdo estipulaba que se crearía un Estado kurdo fuera de Turquía, en suelo sirio –Siria había acogido gran cantidad de kurdos turcos en los años 1980. 

La existencia de ese plan se desconoce en Francia, pero en aquella época la prensa argelina lo publicó bajo la denominación de “Plan Azul”.

Después de haber implicado a Francia en la operación de Occidente contra Libia y más tarde en la guerra, también de Occidente, contra Siria, el presidente Sarkozy cambió de opinión, en febrero de 2012, al parecer cuando comprendió que estaba alimentando un horrible derramamiento de sangre.

 Sus «amigos estadounidenses» se ocuparon entonces de hacer fracasar su intento de lograr un segundo mandato presidencial y pusieron en la presidencia de Francia a Francois Hollande, quien reactivó inmediatamente la guerra contra Siria organizando en París, junto con la secretaria de Estado Hillary Clinton, la 3ª reunión del “Grupo de Amigos de Siria”, el 6 de julio de 2012.
Los servicios de comunicación de la presidencia de Francia retiraron de su portal los videos de la 3ª reunión del “Grupo de Amigos de Siria” cuando observamos, desde “Red Voltaire”, que el presidente Francois Hollande expresaba una especial amistad hacia el yihadista Abou Saleh, quien había presidido el tribunal de la shariah que condenó a muerte numerosas personas en el Emirato Islámico implantado en Baba Amor, en la ciudad siria de Homs. 

En esta foto oficial aparece Abou Saleh sentado (a la extrema derecha), en el lugar de honor que le asignó servicio de protocolo de la presidencia de Francia, a pesar de que el presidente Hollande sabía que aquel personaje había ordenado un gran número de decapitaciones en Homs.

El 31 de octubre de 2014, durante la visita oficial del entonces primer ministro de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, en París, el presidente francés Hollande organizó en el Palacio del Elíseo un encuentro secreto con el copresidente de los kurdos de Siria, Salih Muslim. Erdogan y Muslim se pusieron entonces de acuerdo sobre la aplicación del proyecto Juppé-Davutoglu para la creación de un Estado kurdo en suelo sirio.

Pero, durante la batalla de Kobane, Estados Unidos apoyó al PKK [la organización independentista de los kurdos de Turquía que en Siria se hacía llamar YPG]. 

Fiel a sus «amigos estadounidenses», el presidente Hollande recibió entonces en París, el 8 de febrero de 2015, a la copresidente de los kurdos de Siria, Asya Abdullah, fiel al líder histórico de los kurdos de Turquía Abdullah Ocalan y la comandante Nesrin Abdullah, quien se presentó en el palacio presidencial de Francia en uniforme de combate. 

El otro copresidente de los kurdos de Siria, Salih Muslim, único dirigente kurdo favorable a la creación de un Estado kurdo en suelo sirio, no fue invitado a participar en la nueva reunión.
El 8 de febrero de 2015, el presidente francés Francois Hollande recibe en la presidencia de la República a los dirigentes del YPG (la rama siria del PKK kurdo). 

Obsérvese que, ignorando las normas del protocolo, la comandante Nesrin Abdullah se presentó en el Palacio del Elíseo en uniforme de combate.

El 20 de julio se produce la primera reacción de Recep Tayyip Erdogan: un ataque terrorista de Daesh [1] contra una manifestación de la minoría kurda en la ciudad turca de Suruc, en la región de Anatolia. 

Y el 13 de noviembre le tocará a Francia sufrir el ajuste de cuentas por haber traicionado a Erdogan.

Es importante entender que Francia había cometido el error, en primer lugar, de comprometerse a desplazar la minoría kurda de Turquía hacia Siria para crear un “Kurdistán” en el norte de este último país. 

Y después cometió el error de renunciar a ese compromiso. Erdogan, fiel a sí mismo, reaccionó organizando el ajuste de cuentas: primero un gran atentado terrorista contra los kurdos turcos en Suruc (34 muertos y 104 heridos) y después las acciones terroristas que ensangrentaron París (113 muertos y 413 heridos).

Pero la historia no termina ahí.

La policía francesa logró identificar y localizar algunos “terroristas”, que fueron arrestados en Saint-Denis, cerca de París, y logró impedir un atentado en el barrio parisino de La Defense. Pero el “equipo” adverso se reorganizó y Erdogan ordenó una segunda ola de atentados en Bruselas, la capital de Bélgica.

Para entonces, el dirigente turco ya ni siquiera se tomaba el trabajo de disimular. 

El 18 de marzo de 2018, en la conmemoración de la batalla de los Dardanelos, Erdogan amenazó directamente a la Comisión Europea, que había recibido varios representantes de los kurdos fieles a Abdullah Ocalan: «Lanzo un llamado a los Estados que abren los brazos [al PKK], que de forma directa o indirecta apoyan las organizaciones terroristas. Ustedes están alimentando una serpiente en su cama. Y esa serpiente que ustedes alimentan los puede morder a ustedes en cualquier momento.»

Cuatro días después, el 22 de marzo, el mismo “equipo” que había actuado París perpetraba los atentados que ensangrentaron el aeropuerto de Zaventem y la capital de Bélgica (35 muertos y 340 heridos).
Mohamed Abrini, “el terrorista del sombrero”, participó en los atentados perpetrados en Francia y en Bélgica. Fue juzgado en París sin que nadie le preguntara por sus relaciones con el MI6 británico, el servicio de inteligencia occidental que supervisaba a los yihadistas.

Es muy probable que usted no sepa, amigo lector, que uno de los terroristas que participó tanto en los atentados de Francia como en los de Bélgica, Mohamed Abrini, “el hombre del sombrero”, era… un informante del MI6 británico [2]. Antes de los atentados, Mohamed Abrini avisó a sus jefes en Reino Unido –que, por principio, apoyaba a Turquía– pero no avisó a las autoridades de Francia ni a las de Bélgica.

Y si no hubo una tercera ola de atentados fue porque Estados Unidos impuso que “Rojava” (nombre dado en Occidente a la región de Siria que los mercenarios kurdos se habían apropiado con ayuda de Francia) nunca sería un Estado independiente sino sólo una «región autónoma». 

De esa manera, los turcos pudieron darse por satisfechos –ya no tenían a los kurdos del PKK en Turquía– y los franceses podían afirmar que habían mantenido su promesa… más o menos.

En 2021-2022, se organizó en París un largo juicio, de 10 meses, contra los terroristas sobrevivientes. Francois Hollande participó como testigo… sin mencionar ni por un segundo su propia responsabilidad política y sin que alguno de los magistrados lo interrogara al respecto.

Nuestros dirigentes no asumen su propia responsabilidad ante la Nación.

En París se abrirá un museo sobre el terrorismo. Y será un fracaso porque, según se anuncia, su misión será «dar un sentido a los sufrimientos de las víctimas proponiendo claves para la comprensión de una historia que no ha terminado». O sea, la misión de ese museo sería ofrecernos las claves que nuestros irresponsables políticos se han empeñado en mantener ocultas.

En todo caso, el terrorismo, ya sea fruto de la acción de individuos aislados, de grupos o de Estados, no es un hecho en sí. Es un método de combate que pueden practicar todas las organizaciones militares, sin excepción, incluso los ejércitos regulares.

En 2001, después de los atentados en Nueva York y contra el Pentágono, el presidente estadounidense George W. Bush declaró la «guerra al terrorismo» y, bajo el pretexto de aniquilar el terrorismo, convirtió el mayor ejército del mundo en una banda de criminales que practicaba la tortura a gran escala.

Cada vez que se usa la palabra “terrorismo” se corre el riesgo de reaccionar sólo desde la emoción, sin entender lo que realmente está en juego.


[1] Daesh es la denominación peyorativa, en árabe, de la organización terrorista conocida en Occidente como Estado Islámico, también designada con las siglas ES, IS o ISIS. Nota de Red Voltaire.


https://www.voltairenet.org/article223182.html

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