En todo el mundo Gaza se ha convertido en un tema político y moral.
El mundo ha comenzado a darse cuenta de la magnitud de la ocupación, la magnitud de la agresividad del Ejército israelí y de los colonos, de lo que están pasando los palestinos, ya sea en Gaza, Cisjordania o Jerusalén Este.
Los colonos atacan a la gente, se apoderan de tierras de cultivo, queman casas y olivos. Siempre ha sido así, pero ahora está cada vez más claro a los ojos del mundo.
Las y los palestinos viven bajo ocupación desde 1948, con la luz verde de gran parte de los Estados. Pero las sociedades evolucionan. Se movilizan en nombre de la moral.
El peso de Israel y sus partidarios siempre es importante, por supuesto. Hay que pagar un precio cuando se quiere criticar a Netanyahu, denunciar el genocidio o simplemente pedir justicia para los palestinos. Esto puede costarle a alguien su carrera artística, política o intelectual.
En estos terrenos, muchos saben bien que para estar tranquilos, es mejor repetir “Israel tiene derecho a defenderse” así como otros elementos del lenguaje israelí.
Y para hacer carrera en política, pasar además por la cena del CRIF (Consejo representativo de las Instituciones Judías en Francia) [derecha extrema], y negarse a calificar la guerra en Gaza de genocidio.
El comienzo de un verdadero cambio
Pero en los Estados Unidos, un político se ha atrevido a usar la palabra y ha sido elegido.
El nuevo alcalde de Nueva York, Zohran Mamdani, ha sido muy claro: sí, ha habido un genocidio en Gaza.
Añadió que si Netanyahu viniera a Nueva York, la policía aplicaría la orden de detención emitida contra él por la Corte Penal Internacional.
Y cuando se le hizo la pregunta que se hace a todos los candidatos "¿Vas a visitar Israel?", respondió que era el alcalde de los neoyorquinos y que su trabajo era mejorar sus condiciones de vida.
Mamdani no ve por qué el alcalde de Nueva York debería obligatoriamente dar pruebas de una especie de lealtad a Israel, y esa es una de las razones por las que ha sido elegido.
Según las estadísticas, la mayoría de las y los jóvenes de entre 20 y 40 años votaron por él. Incluso el 38 % del electorado judio neoyorquino le dio su voto. Creo que estamos al comienzo de un cambio real.
Tal vez muchos otros políticos en todo el mundo entiendan que pueden posicionarse clara y moralmente en contra de las acciones del gobierno israelí. Y que es mejor que escuchen a sus sociedades. En todas partes la gente se da cuenta de lo que ha sucedido y de lo que sigue sucediendo, no solo en Gaza sino también en Cisjordania. Piden rendir cuentas a sus gobernantes cuando estos continúan apoyando, financiando y armando a Israel.
Y sobre todo, se rebelan contra la hipocresía de estos líderes que no paran de hablar de los valores occidentales, del derecho internacional, del derecho humanitario, de los derechos humanos, de los derechos de la mujer, de los niños, excepto cuando se trata de Israel, donde estos derechos aparentemente ya no son válidos.
Francia renuncia a sus valores
El derecho de expresión y la libertad académica se detienen tan pronto como se menciona la palabra Palestina, como acabamos de ver (incluso desde Gaza) con la cancelación por parte de la dirección del prestigioso Collège de France de un simposio sobre la historia de Palestina y Europa.
Es realmente grave ver a Francia renunciar a sus valores. Tal vez estas presiones existían antes, pero con la guerra en Gaza las cosas se vuelven muy claras y las máscaras caen. Cuando se trata de Palestina, se aplica la ley del más fuerte.
¿Cómo va a poder el Collège de France representar en el futuro la libertad de pensamiento y de expresión? Como saben, fui estudiante en Francia. Por lo tanto, esta cancelación me afecta personalmente.
Pero el movimiento de las sociedades no se detendrá.
La gente en Occidente, y especialmente la juventud, entenderá cada vez más que la cuestión palestina es una cuestión de justicia, y que criticar a Israel no es necesariamente ser propalestino, es ante todo ser pro justicia.
Es movilizarse contra un Estado que ha utilizado todos los métodos posibles para matar y deportar a una población: el arsenal más reciente y sofisticado, el hambre, la aniquilación de todo lo que es infraestructura, educación, sectores de salud, medio ambiente, economía... sin olvidar las manipulaciones para dividir a la población palestina.
Esta movilización es importante porque la historia no termina ahí. El objetivo israelí sigue siendo hacer la vida imposible en Gaza, para que la población se vaya. Los israelíes ya se están anexionando de facto más de la mitad del enclave, ya estrecho.
El proyecto de Netanyahu también afecta a Cisjordania, que los colonos, apoyados por el Ejército, están haciendo suyo pedazo a pedazo.
Pero los dirigentes israelíes ven más allá de la Palestina ocupada. Netanyahu habla del Gran Israel, lo que significa la ocupación de partes de tres o cuatro países árabes.
Esto no parece escandalizar a nadie en Occidente. Por otro lado, si un palestino dice voy a liberar a toda Palestina, genera un shock total. Entonces pedimos cambiar el contenido de la enseñanza palestina, evitar que se hable de ocupación en los libros de texto...
Pero nadie pide que cambiemos la enseñanza del odio a los niños israelíes, que se deje de llamarnos árabes para significar que Palestina no existe. Mirad el odio que irradia de los hijos de los colonos.
¿Qué crees que se les ha enseñado? ¿Habéis visto reportajes de televisión en sus escuelas? ¿Habéis escuchado a la gente preocuparse por el contenido de los manuales israelíes?
La guerra de Gaza ha sobrepasado todos los límites y la gente ha despertado. Quienes tal vez no estaban interesados en la cuestión palestina, que estaban más interesados en la política interna de su país, descubren lo que las y los palestinos han sufrido desde 1948.
La gente es inteligente. Puede distinguir entre el bien y el mal. Como decimos aquí, no se tapa el sol con un cedazo.
Traducción: Faustino Eguberri
Rami Abou Jamous escribe su diario para Orient XXI.
https://vientosur.info/con-la-guerra-en-gaza-las-mascaras-caen/

