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México: Denuncia colectiva contra Philips por respiradores defectuosos

La frase era lapidaria y recorría los pasillos de los hospitales de México durante la pandemia de covid: “Si te intuban, te mueres”. 

Y, efectivamente, años después se comprobó que miles de personas –más de 80 por ciento de los pacientes– morían a los pocos días de ser intubados con los respiradores Philips (multinacional Holandesa).

 Por eso, ahora, un grupo de 43 familiares de fallecidos por defectos de estos aparatos han interpuesto una demanda colectiva para exigir a la multinacional holandesa reparación del daño.

Se trata de un hecho inédito en la historia judicial de México. 

Por primera vez, un grupo de abogados altruistas encabezados por Eduardo Fuentes Celestrin, Alejandro Rojas Pruneda y Luis Miguel Velasco Lizárraga, presentaron el 6 del mes en curso una demanda pro bono (sin costo) para exigir a Philips México Commercial, SA de CV que repare el daño ocasionado por la distribución, comercialización y omisión en el retiro de sus 3 mil 500 ventiladores o respiradores defectuosos, que en otros países fueron retirados hace más de cuatro años, mientras en México continúan en los hospitales públicos y privados.

La hazaña judicial va más allá. Además de la demanda civil, los abogados y las víctimas han presentado una denuncia penal contra Philips por homicidio y lesiones a raíz del uso de 5 mil respiradores modelos E30, V60, V680, Trilogy 100, Trilogy 200, Trilogy Evo y EV300. 

Según los denunciantes, la espuma utilizada en estos aparatos defectuosos tiene el riesgo de liberar partículas tóxicas, afectar parámetros de oxigenación e incluso que esos instrumentos de ventilación se apaguen de forma inesperada.

“Perdí a mis dos pilares”

Andrea González Valderrama llora. No puede dejar de llorar al recordar a “los pilares” de su vida. Han pasado cuatro años desde que sus padres, Luis González y Lobo, de 76 años y Elizabeth Valderrama Correa, de 71, murieron días después de ser intubados en el Hospital General de México, en enero de 2021. “Hice todo lo posible por salvarlos”, dice en entrevista con La Jornada.

Periodista radicada en Los Ángeles, California, cuenta que sus padres fallecieron en la Ciudad de México en plena época de la pandemia de covid cuando aún no había vacunas ni tanques de oxigeno ni ambulancias. Dice que ambos llevaban dos días sin comer y en cama; su prima fue a su casa y llevó un oxímetro: “Ahí nos dimos cuenta de que era covid y era una emergencia”.

Consiguieron una ambulancia privada para llevarlos al hospital, mientras Andrea se preparaba para conducir dos noticieros en Univisión, a las 6 de la tarde y 11 de la noche. 

Su papá llegó a terapia intensiva, y el 18 de enero fue intubado, mientras su mamá esperaba una cama en el hospital y le habló por videollamada: “Me dijo que tenía mucho sueño y que le dieron un sándwich. La vi bien, nunca imaginé que sería la última vez que hablaba con ella. Tengo un video, mi mami se veía bien”.

Su madre estaba consciente, sólo con mascarilla de oxígeno, mientras su padre intubado ya estaba en coma y el médico le advirtió que podía morir. Estuvo intubado del 18 al 27 de enero de 2021; falleció este último entre las seis y siete de la noche.

Antes, el 23 de ese mes, el doctor le dijo que a su madre también la tenían que intubar: “El día en que fallece mi papá, mi mamá ya estaba intubada y en coma; un día y medio después, murió también”.

Añade: “Hay personas que me siguen diciendo que para qué los intubamos, que intubarlos era como matarlos; pero, la verdad, era intentar salvarlos. 

Ahora sabemos que esos respiradores que les iban a dar vida se las quitaron. Me atormenta pensar que un defecto en esos aparatos les pudo haber robado el oxígeno, en lugar de proporcionárselos. 

Philips sabía que esos equipos eran defectuosos. 

Es una negligencia criminal y también del gobierno. Una burla absoluta. Mis papás se pudieron haber salvado si se hubiera utilizado otro equipo. ¡Queremos justicia y que paguen!”

Jesús Ramírez Olvera perdió a su esposa María Teresa Enríquez Salazar. Ambos abogados, ella de 40 años, empezó a sentirse mal el 13 de enero de 2021. “Muchas familias pasamos la pandemia. De nueve personas que estábamos el 31 de diciembre, siete se enfermaron, dos murieron. Una era mi mujer”.

Tardaron 12 días para conseguir un hospital. El 12 de enero la llevaron al Ángeles de la colonia Roma: “Era una locura, no había oxígeno, no había nada. Cuando ella ingresó iba mal y la intubaron. La vi por última vez. Le dije que nos íbamos a ver cuando saliera, pero ya no salió. Uno en el fondo sabe lo que va a pasar.

“Sabíamos lo que pasaba. Te intubaban y te morías. Así como los intubaban se morían. Nada más los dormían y los mataban. Con el tiempo uno lo procesa y razona que fue así. Murieron miles, era infinita la cantidad; y seguramente murieron muchas más de lo que dicen las estadísticas. La probabilidad de que un gran porcentaje haya utilizado los respiradores Philips es altísima. Además, esos aparatos llegaron sin ningún filtro o revisión de la autoridad sanitaria; fueron adjudicaciones directas. Por eso, Philips y el gobierno tienen responsabilidad compartida.”

Jesús se emociona al recordar cómo sus hijas de ocho y nueve años vieron a su madre por última vez: “Te cambia la vida totalmente. Mis hijas vieron cuando su mamá salió de la casa en camilla y ambulancia. Uno aprende a vivir con eso, pero no lo superas”.

Responsabilidades

Agrega: “Aquí hay tanto una responsabilidad de la empresa trasnacional Philips como del gobierno mexicano que permitió que estos respiradores estén en los hospitales. Cofepris debería haber avalado estos aparatos y no lo hizo; eso trajo como consecuencia la muerte de muchas personas que se podía haber evitado; hay mucha negligencia y omisión. Para eso es esta demanda. No se vale que de esta manera las personas pierdan la vida”.

Dice que todos los días habla con su esposa: “No hay día que no lo haga: al amanecer, en otro momento, siempre. Platico con ella, le digo te quiero. 

Ya le dije de la demanda. Es para reivindicar su muerte, aunque es irreparable dejar a dos niñas sin su mamá. Los muertos viven con nosotros; son muertos cuando dejas de pensar en ellos”.

En tanto, Miriam Vivanco es química y trabaja en el IMSS. En abril de 2021, su progenitor, Gabriel Vivanco López, de 62 años y padre de nueve hijos, se contagió de covid. Tenía un poco de sobrepeso y prediabetes, cuenta. Recuerda que lo internó en Puebla en el hospital del IMSS La Margarita, donde estuvo cinco días, “pero me dijeron que no estaba mal. Lo trasladaron a la clínica 5 en Plaza San Pedro, donde estuvo siete días. Luego fue llevado al hospital de especialidades para intubarlo. 

“Hice el traslado de mi papá por mis propios medios. Él iba bien, incluso me dijo que ya le tocaba su pensión del Bienestar de Andrés Manuel; yo le dije que primero se recuperara. Lo intubaron, pero vi que se estaba poniendo mal, con fiebre. 

Duró 12 días con respirador. Fue mucha la negligencia, no le dieron la atención debida”.

Dice que la última vez que lo vio fue para despedirse: “Por más que luchara, él ya no iba a tener remedio. Estaba sedado. Movía los ojos, me escuchaba. Ese día en la madrugada me notificaron que había sufrido un paro cardiaco. No pude reconocerlo, fue su hermano; yo ya lo había visto mucho tiempo y no quería verlo más así. Lo sepultamos en Acajete, donde nació”.

Recuerda que en su acta de defunción anotaron una diferencia de cinco minutos en la hora. “Yo no sabía que en otros países ya habían demandado a Philips por el defecto de los respiradores. Aquí en México sí sabían, pero, lamentablemente, hay mucha corrupción. Saben lo que compran y el daño que hacen. No deberían lucrar con la salud, y ahora Philips se está haciendo la ofendida y demanda al Estado mexicano. Todo al revés y mal. La vida de mi papá ya no la voy a recuperar, pero con esta demanda espero que tengan más conciencia sobre la salud de las personas. Son vidas, no deben poner en primer lugar el negocio en vez de la salud”.

El editor Luis Dariel Acosta Velázquez, de 26 años, perdió a su mamá, Maritza Velázquez Ibáñez, de 49. Era recepcionista en una empresa en Santa Fe. Dice que seguramente se infectó en los trayectos de su casa al trabajo, y el 25 de junio de 2020 la llevó de urgencia al hospital general de zona 27 del IMSS en la Ciudad de México.

“Nos dijeron que le tenían que colocar suero y oxígeno, y vimos como mejoró. Luego, toda la comunicación que tuvimos fue por medio de videollamada y nos preguntaron si autorizábamos el uso de un respirador; accedimos porque nos dijeron que si no era así podía dejar de respirar y fallecer. Mediante la página checábamos el estatus. Cinco días después nos llamaron para decirnos que ya había muerto.”

Añade: “No puedo creer lo que hizo Philips. Muchas personas siguieron usando esos respiradores defectuosos. Ese fue el motivo por el que mi mamá falleció. Si el equipo estaba en malas condiciones, es increíble que el gobierno haya permitido que estuvieran esos aparatos; peor aún, en una situación tan grave, en la pandemia. Es una irresponsabilidad total de las autoridades y de Philips. No es justo que una multinacional haga eso. Tengo mucho enojo y mucha tristeza”.

Dice que siempre se preguntará qué hubiera pasado si su mamá hubiera usado otra marca de equipo. “Siento mucha culpa, pero no sabíamos qué hacer. Me duele mucho. Espero que con esta demanda retiren todos los respiradores de los hospitales. Quiero justicia, yo sé que es irreparable lo que hicieron, pero al menos que paguen, que se hagan responsables. Necesitamos una disculpa pública y la reparación económica”.

https://www.jornada.com.mx/noticia/2025/10/12/politica/denuncia-colectiva-contra-philips-por-respiradores-defectuosos
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