
¿Quiénes pagan los hallazgos noticiosos de Nora Gámez?
¿Por qué cada artículo llega lleno de veneno, desprecio y acusaciones incendiarias para prejuiciar a la opinión pública de Miami contra su país y su gente?
¿Cuál es su rol dentro de la mafia terrorista de Miami?
¿Cómo ha sobrevivido a todas las cacerías en los medios miamenses y entre tanto extremismo antiinmigrante, y nadie cuestiona su militancia política y progubernamental como estudiante y luego profesora de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana?
¿Serán investigaciones periodísticas de la profesora o productos exclusivos prefabricados por agencias de inteligencia o de los grupúsculos académicos secretos del capo Rubio y su coro mafioso en el Capitolio?
¿Cómo llega esta académica busca becas y viajes en Países Bajos, España, Inglaterra, a las entrañas de Miami?
¿Quién fue su padrino, contacto o enlace con los recalcitrantes? ¿Quién fue a reclutarla? ¿Cuánto le pagaron? ¿Qué se esconde en su ascenso en posiciones de poder mediático en la Florida?
¿Cuánto tiene que ver cada aparición en El Nuevo Herald con los planes desestabilizadores y difamatorios del secretario de Estado contra Venezuela, Nicaragua y Cuba?
¿Cuánto le pagan por cada mentira o infundio? ¿Por qué es la elegida para los asuntos demonizadores e intrigantes contra Cuba?
¿Por qué tantos créditos biográficos al final de cada artículo? ¿Para profesionalizar al mentiroso o lavar con academia a una agente más de la CIA o marioneta de esta?
¿Graduada de Periodismo en La Habana y Londres, doctorados y premios americanos al buen servilismo por engendros del periodismo subversivo?
Matar el entusiasmo de la convivencia civilizada entre Estados Unidos y Cuba o revivir muertos que alienten los peores momentos de las históricas malas relaciones bilaterales, es una misión que se paga bien por la CIA y los halcones pro-Rubio en otras agencias de la comunidad de inteligencia.
La empleada de la agencia y de la mafia obedece órdenes superiores, vive de la mentira, de los fondos para la subversión y el odio, sin ruborizarse al reconocer lo bien que le pagan su servicio, justificando con ello su desfachatado actuar, no importa cuánto daño provoque al país que la hizo gente, a quienes un día la admiraron como profesora y hasta quisieron como persona, a los que hoy traiciona por intereses espurios, los mismos que criticó en sus clases por ser faltos de ética, compromiso ideológico y profesionalismo periodístico.
Tampoco aquilata cuánto ha perdido su prestigio como “académica periodista” servil al Imperio y cuánto aún le puede costar a nivel internacional y en el propio Estados Unidos.
No es ocioso recordarle frases que utilizaba, como “Saturno devora a sus hijos”.
No es la menos inescrupulosa ni la más entregada a la “buena vida” del desarraigo.
Son muchos los que viven del antiperiodismo “académico” y la traición a la verdad, a Martí y a su patria.
Hacen colas a las puertas de la repartición de migajas del dinero de la subversión, la mayoría del cual se queda en las cuentas de políticos que cobran en el Departamento de Estado, el Capitolio y en el negocio de la guerra contra Cuba y Nuestra América.
http://www.cubadebate.cu/especiales/2025/10/05/periodistas-o-agentes-descubiertos-la-cara-culta-de-la-cia/?fbclid=IwY2xjawNRXgFleHRuA2FlbQIxMQBicmlkETFWUU5CMjcwQ2w4Q3JUdVVxAR5sUXHF_Fz6vhwH5VxM8daOOQv-s2NlMP_LVmeEbbODbjUkRs_QTsx0MouW3Q_aem_3kyUmQGcOKtPgnf_H_RRzA