
La Justicia de Colombia sentenció a 11 años de cárcel a siete exdirectivos de Banadex —empresa filial de la compañía estadounidense Chiquita Brands— por haber financiado a un grupo paramilitar a cambio de que cuidara sus cultivos.
Se trata de un episodio más de los atropellos que el emporio bananero norteamericano ha cometido en varios países de la región, a tal grado de que esa es la razón por la cual a varias naciones latinoamericanas se les comenzó a describir despectivamente desde Washington como "Repúblicas bananeras".
Sputnik hace un recuento de cómo la empresa United Fruit Company —la antecesora de Chiquita— forjó por décadas una red de explotación e influyentismo desde Guatemala hasta Colombia.
El Juzgado Sexto Penal del Circuito Especializado de Antioquia determinó que la filial de Chiquita Brands sí dio dinero al grupo paramilitar Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) en la región del Urabá y en el departamento de Magdalena, desde 1997 hasta 2004.
Además de la pena carcelaria que deberá cumplir cada exdirectivo, cada uno de ellos deberá pagar una multa de 3,4 millones de dólares.
¿Pero por qué Chiquita Brands es un emporio con tan mala imagen en América Latina?
El historiador estadounidense Jason Colby explica en su libro "The Business of Empire" que United Fruit Company —madre de Chiquita Brands— fue instrumentalizada desde inicios del siglo XX por el Gobierno de EEUU para interferir en los asuntos internos de varios países latinoamericanos y, de ese modo, consolidar su expansionismo en lo que Washington consideraba "zonas de influencia".
"United Fruit Company ejemplifica el papel del capital transnacional, la migración laboral y el nacionalismo racial en la configuración de la expansión estadounidense en Centroamérica y el Caribe.
El Negocio del Imperio sitúa el poder corporativo y el contexto local en el centro de la historia imperial estadounidense", afirma el investigador.
En un inicio, el emporio bananero de EEUU dependió de los trabajadores afrodescendientes de los territorios de ultramar bajo el dominio de Washington, pero cuando ese músculo laboral se resistió y se rebeló, la empresa adoptó "una estrategia de división del trabajo reclutando a migrantes hispanos", de acuerdo con Colby.
El periodista y antropólogo salvadoreño, Juan Martínez d'Aubuisson, explica a Sputnik el papel de la United Fruit Company en un "nuevo colonialismo" de EEUU en América Latina, particularmente en Honduras.
"Es imposible entender el Caribe sin comprender que los países de esta región formaron parte de un enclave bananero con características muy injustas y que ejerció una violencia sistémica muy enraizada [contra los trabajadores]. El enclave bananero tuvo muchísimo que ver con toda la disposición geográfica, física y étnica de San Pedro Sula [que ha llegado a ser una de las urbes más violentas del mundo]".
"EEUU ha estado detrás de casi todo lo que ocurre en Honduras a través de la promoción de un capitalismo salvaje que llegó a toda Latinoamérica de mano de la United Fruit Company. Por ello, los sindicatos que tuvieron que enfrentarse a esta nueva forma de colonialismo", comenta Martínez, quien habla sobre ello en su nuevo libro 'El que tenga miedo a morir que no nazca'.
"United Fruit definió el concepto de corporación multinacional moderna en su forma más eficaz y, como se vio después, también en su forma más perniciosa", asegura Peter Chapman en su libro 'Bananas: cómo la United Fruit Company moldeó el mundo'.
"En el extranjero, United Fruit mimaba a los dictadores mientras utilizaba una mezcla de paternalismo y violencia para controlar a sus trabajadores. En cuanto a los regímenes represivos, eran los mejores amigos de United Fruit, con los golpes de Estado entre sus especialidades. United Fruit posiblemente había lanzado más ejercicios de 'cambio de régimen' en nombre del plátano que los que se habían llevado a cabo en nombre del petróleo", agrega.
Los autores también destacan que la empresa jugó un papel central en la "Masacre de las bananeras de 1928", cuando fuerzas militares abrieron fuego contra empleados de la United Fruit Company que llevaban a cabo una huelga para pelear por sus derechos laborales y no ser explotados.
Otro episodio en el que la compañía jugó un papel central fue el Golpe de Estado en Guatemala de 1954, cuando la compañía fue instrumentalizada para derrocar al presidente Jacobo Árbenz, quien dijo en uno de sus discursos: "La verdad hay que buscarla en los intereses financieros de la compañía frutera y en los de los otros monopolios norteamericanos que han invertido grandes capitales en América, temiendo que el ejemplo de Guatemala se propague a los hermanos países latinoamericanos".