
***En el prontuario de crímenes del imperialismo estadounidense hay un capítulo tan repugnante como silenciado: el secuestro sistemático de niños con fines políticos, militares o de control social.
No es nuevo, no es excepcional y —lo más grave— no ha terminado. Hoy, cuando el Gobierno Bolivariano exige el retorno inmediato de 18 niños y niñas venezolanas secuestrados en Estados Unidos, el mundo “civilizado” calla.
Las ONGs se tapan los ojos. Los medios globales se rascan la garganta para no toser la verdad.
Y el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, no solo mira hacia otro lado: es cómplice por omisión.
I. El secuestro como política imperial: de “Peter Pan” a Guantánamo
Para entender lo que hoy sufre Venezuela hay que tener memoria. Y estómago. En 1960, la CIA ejecutó la llamada Operación Peter Pan, una de las más infames de la Guerra Fría: más de 14.000 niños cubanos fueron separados de sus familias bajo la excusa de “salvarlos del comunismo”.
El pretexto era tan burdo como efectivo: correr la voz de que Fidel Castro quitaría la patria potestad. ¿El resultado? Niños arrancados, traumatizados, enviados a orfanatos y campos de detención en EE.UU., muchos de ellos sin volver a ver a sus padres.
En El Salvador, durante la guerra civil, más de 5.000 niños fueron desaparecidos y vendidos para adopciones ilegales en Europa y EE.UU.
En Argentina, Chile, Paraguay las dictaduras secuestraron bebés nacidos en campos de tortura para entregarlos a familias de militares o de las clases pudientes en sus propios países o en los del “primer mundo”, esta barbaridad fascista se conoció como el Plan Cóndor.
Y hoy, en 2025, el guión se repite, con otro acento y otra bandera, pero con el mismo cinismo imperial: esta vez los niños son venezolanos, y el crimen ocurre en el propio territorio y con las fuerzas del estado del país de la “libertad”.
II. ¿Quién es Volker Türk y por qué está implicado?
El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, debería ser un garante de justicia. Pero se ha comportado más como un delegado diplomático de la OTAN con credencial de Naciones Unidas.
Su silencio ante el genocidio en Palestina, el secuestro de niños venezolanos en EE.UU, la desaparición y secuestro de jóvenes venezolanos a cárceles en el Salvador, sin haber cometido algún delito o tener una sentencia en ningún juzgado. No es omisión, es complicidad.
Mientras la Asamblea Nacional de Venezuela lo declara persona non grata, Türk sigue firmando informes que citan a ONGs financiadas por USAID y la NED, repitiendo matrices sin pruebas, y jamás se ha pronunciado sobre la retención ilegal de los niños y niñas venezolanos en territorio norteamericano.
¿Y los derechos humanos, Volker? ¿No hay infancias que valen menos que otras?
III. La lista del horror: los niños y niñas secuestradas
Aquí están. Con nombre, apellido y edad. No son cifras. No son titulares. Son niños venezolanos secuestrados. Separados a la fuerza de los brazos de sus madres. Y mientras esto ocurre, el mundo “libre” guarda silencio.Mía Zamara Suárez Rodríguez – 4 años
Miran Alejandro Salas Torre – 4 años
Kendra de los Ángeles Salas Torre – 12 años
Ashlei Yassiel Hernández Peña – 6 años
Alanna Sophia Ballesteros Herrera – 1 año
Nicol Ireni Briceño Santana – 6 años
Alitz Irene Durán Uzcátegui – 3 años
Marelbis Valentina Parra Castellano – 9 años
Gloriannys Daniela Molina Machado – 1 año
Cristian Hurtado – 3 años
Yoleider Yoel Hernández Caricote – 11 años
Suseiner Hernández – 7 años
Aron Daniel Peña Cáceres – 9 años
Sofía Guillén Monserrat – 2 años
Aidan Isaac Acuña Marín – 4 años
Ethan Manuel Padilla Moyetones – 2 años
Richmari Inciarte Carrasquero – 12 años
Reiner Inciarte Carrasquero – 10 años
Están en cárceles migratorias o bajo custodia irregular (secuestrados), separados de sus familias por la fuerza, retenidos como fichas de presión política. ¿Qué delito cometieron? ¿Ser venezolanos?
IV. El doble rasero: lo que callan CNN, HRW y Amnistía
Imaginen por un segundo que 18 niños estado unidenses, blancos, protestantes y anglosajones, hubiesen sido secuestrados en Caracas. La ONU emitiría condenas urgentes. Trump lo usaría en su delirante presidencia. El Papa daría un discurso. Las embajadas se llenarían de flores azules y amarillas.
Pero cuando son venezolanos, nacidos bajo una mata de mango y el calor del Caribe, hijos de familias humildes, la respuesta es silencio, burla o manipulación.
Ni HRW ni Amnistía Internacional han dicho una palabra. CNN, FOX, y los algoritmos prefieren hablar del “colapso del chavismo” que del colapso moral del imperio que secuestra infantes como estrategia geopolítica.
V. ¿Por qué los secuestran?
No se trata solo de castigar al Gobierno Bolivariano. Se trata de enviar un mensaje: “Podemos tocar lo más sagrado de su sociedad: sus niños”.
Es terrorismo psicológico. Es colonialismo disfrazado de ley migratoria. Es castigo colectivo. Es un recordatorio brutal de que el imperio no tiene límites cuando de quebrar pueblos se trata.
Pero también es una señal de desesperación. Porque ya no pueden invadir. Ya no pueden imponer títeres. Ya no pueden comprar elecciones. Les queda la crueldad. Les queda robar niños.
VI. ¿Qué hacer? Alzar la voz. Denunciar. No olvidar y movilizarce.
El presidente de la República Nicolás Maduro, ha solicitado al Papa León XIV —con carta firmada por todo el Parlamento— su mediación para exigir el regreso de los niños. El Gobierno venezolano ha activado rutas diplomáticas, judiciales y comunicacionales. Pero la batalla es también moral, cultural y en las calles.
En la calle rescatamos a Maikelys Espinoza, en las calles rescataremos a los 18 ñiños y niñas secuestradas, pudimos con Maikelys, podremos con todos, no solo el pueblo venezolano, sino los pueblos del mundo que reivindican la vida y el amor como condiciones fundamentales de la condición humana.
Hay que decir sus nombres. Hay que publicar sus rostros. Hay que convertirlos en símbolo de resistencia y verdad. Que ningún medio pueda tapar el crimen. Que ninguna embajada se esconda tras una burocracia.
Y hay que seguir preguntando, gritando, grabando, publicando, movilizando, escribiendo, hasta que cada niño y niña regrese a los brazos de sus madres.
https://cuatrof.net/analisis/de-peter-pan-y-el-plan-condor-al-secuestro-de-los-ninos-venezolanos/