EEUU: La Doctrina Trump y el Nuevo Imperialismo MAGA

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¿Quién es Rosa María Payá, la mercenaria impuesta por EE.UU. en la CIDH?

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***En un nuevo capítulo de esa farsa que Washington llama “democracia”, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha «abierto sus puertas» a Rosa María Payá, una mercenaria de lujo financiada por el Tío Sam. ¡Cuánta ironía! 

Una institución supuestamente dedicada a los derechos humanos ahora acoge a una figura cuyo currículum brilla por su lealtad a la agenda imperialista y su desprecio por la soberanía latinoamericana. 

La Organización de los Estados Americanos (OEA), ese tentáculo de la política yanqui, continúa su deprimente trayectoria, sirviendo como escenario para que EE. UU. imponga a sus peones. Payá, con su maleta llena de dólares y su discurso lleno de cinismo, es la prueba viviente de que la OEA ha tocado fondo.

La elección de Payá como comisionada de la CIDH no fue un ejercicio de mérito, sino un espectáculo de coerción orquestado por el senador Marco Rubio, el «favorito» de la mafia miamense. 

El Departamento de Estado desató una operación de presiones y chantajes, amenazando con recortar presupuestos de cooperación a países de Nuestra América que se atrevieran a cuestionar a la candidata estrella de Washington. ¡Democracia al estilo yanqui!

Rosa María Payá, la nueva joya de la CIDH, promete defender los derechos humanos con la misma pasión con la que exige más sanciones contra Cuba. 

¡Qué coherencia tan inspiradora! En una reciente conferencia telemática en el Parlamento Europeo, junto a su colega de escena José Daniel Ferrer, Payá pidió a gritos nuevas sanciones económicas y la suspensión del Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación con Europa.

 ¿El motivo? Según ella, el gobierno cubano es el culpable de la “miseria” en la isla. 

Claro, ignora convenientemente que el bloqueo de EE. UU., al que ella aplaude con fervor, es el principal responsable de la escasez de medicamentos, alimentos y combustible que asfixia al pueblo. 

Las más de 240 medidas impuestas por Donald Trump, aún vigentes, son su razón de orgullo, pero no se preocupen: mientras los cubanos enfrentan penurias, Payá acumula millas de viajera frecuente en sus giras globales, cortesía de la USAID.

Y no solo Cuba sufre su hipocresía. Payá, la “defensora” de los derechos humanos, también se deshizo en elogios hacia Jeanine Áñez, la golpista boliviana que en 2019 dejó decenas de muertos tras el derrocamiento de Evo Morales. Porque nada dice “humanidad” como respaldar masacres, detenciones arbitrarias y golpes de Estado, ¿verdad, Rosa? 

Su apoyo a Áñez en tanto los bolivianos lloraban a sus víctimas, es un recordatorio de que para Payá los derechos humanos son solo un eslogan para adornar su agenda imperialista.

Nacida en La Habana en 1989, Rosa María Payá es la heredera de un legado tan contrarrevolucionario como lucrativo. 

Hija de Oswaldo Payá, fundador del ultraderechista Movimiento Cristiano Liberación, Rosa tomó las riendas del negocio familiar tras la muerte de su padre en un accidente automovilístico en 2012, un caso que la CIDH —¡oh, sorpresa!— atribuyó sin pruebas al Estado cubano en 2023.

 Con un título en Física por la Universidad de La Habana y un cursito de liderazgo en Georgetown, Payá se mudó a EE. UU. en 2013, donde encontró su verdadera vocación: ser la cara bonita de la subversión anticubana.

Su proyecto estrella, Cuba Decide, es un engranaje clave de la maquinaria imperialista yanqui. Financiado con más de 2 millones de dólares anuales por la USAID —una agencia con un historial sobradamente conocido en apoyar movimientos desestabilizadores en América Latina—, Cuba Decide no es más que un eufemismo en su propio nombre, no busca que Cuba decida su futuro, sino que EE. UU. decida el futuro Cuba. 

Payá, siempre acompañada por su mentor Rubio, ha tejido una red de alianzas con lo más rancio de la mafia de Miami. ¡Todo un currículum para una “defensora” de los derechos humanos!

Si hay algo en lo que Payá destaca es en «gastar», boletos de avión, hoteles cinco estrellas, conferencias en Bruselas, Miami y otras capitales… Su “activismo” es una maratón de turismo político financiada por la USAID, que le permite recorrer el mundo con un discurso reciclado sobre la “tiranía” cubana. Mientras acusa al socialismo de todos los males, ignora el impacto del bloqueo que ella misma defiende. 

Su agenda no se limita a Cuba: también apunta a Venezuela y Nicaragua, tejiendo una narrativa anticomunista que huele a Guerra Fría. Cada selfie en una cumbre internacional, cada discurso, es una factura más que la USAID paga gustosa. 

Porque, ¿quién necesita experiencia en derechos humanos cuando tienes un pasaporte lleno de sellos y una cuenta bancaria llena de dólares?

Cuba ha rechazado rotundamente la autoridad moral y legal de la OEA y su CIDH. 

El Ministerios de Exteriores de Cuba advirtió que el Centro para la Investigación Económica y sobre Políticas emitió un informe especial sobre esta candidata en el que expuso que “el historial público de la Sra. Payá demuestra un reiterado menosprecio por los derechos humanos y por el derecho internacional en esta materia”, además de difundir “desinformación sobre gobiernos de Estados miembros de la OEA”.

La imposición de Payá, una figura sin credenciales en derechos humanos pero con un historial de lealtad a Washington, es un acto de provocación que desnuda el verdadero rostro de la OEA: un instrumento servil de la política yanqui. 

Este organismo, que alguna vez quiso presentarse como defensor de la región, se hunde cada día más en el descrédito, convertido en un escenario para las maniobras de EE. UU. contra gobiernos soberanos, un verdadero Ministerio de Colonias como diría Raúl Roa.

Por Redacción del sitio

https://micubaporsiempre.wordpress.com/2025/06/28/quien-es-rosa-maria-paya-la-mercenaria-impuesta-por-ee-uu-en-la-cidh/

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