¿Quién liberó la 'fábrica de la muerte' de Auschwitz?

¿Quién liberó la 'fábrica de la muerte' de Auschwitz?

Nicaragua: Héroes nacionales de magnitud mundial Rubén Darío y Sandino

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***A los hijos e hijas de Sandino y Darío de aquí y allá, de ayer, hoy y siempre.

Cuando Augusto C. Sandino nacía el 18 de mayo de 1895 en Niquinohomo, Rubén Darío tenía 28 años, ya gozaba de fama, había publicado siete años atrás Azul…, desde dos años antes vivía en Buenos Aires, en ese mismo año y mes de mayo moría en San Salvador su madre Rosa Sarmiento y escribía Marcha Triunfal, estaba próximo a publicar dos de las obras memorables del modernismo: Los raros (1896) y Prosas profanas (1897). 

Al día siguiente de aquel glorioso, aunque anónimo nacimiento ocurrido en el pequeño pueblo del oriente de Nicaragua, el 19 de mayo fallecía en combate el “Apóstol de la Independencia de Cuba”, el poeta, periodista y político revolucionario José Martí. Ellos son del linaje de los libertadores.

Parece que mientras Martí se apagaba temporalmente quedaba un heredero desconocido, la luz de un nuevo libertador indo hispano se encarnaba, -aun sin saberlo-, con los ideales patrióticos, de soberanía e independencia del inmortal prócer cubano. 

Fue como una misteriosa prolongación del abrazo ocurrido dos años antes, en Nueva York, en mayo de 1893, cuando Martí le dijo con particular afecto “hijo” al joven precursor modernista que lograba victorioso la conquista del idioma.

Cuando Félix Rubén nació, el 18 de enero de 1867, aún estaban las huellas terribles de la destrucción filibustera y de la Guerra Nacional de Centro América para expulsar al invasor. 

Aquel niño logró sobrevivir a las circunstancias y respiró en su niñez desde León, los aires liberales, unionista, anticlericales y la rebeldía ansiosa por descubrir e innovar.

Sandino y Darío son, desde dos ámbitos distintos y a la vez coincidentes, los personajes más relevantes e indispensables de la historia y la identidad nacional, son los de mayor impacto en Latinoamérica y tienen evidente trascendencia universal, coincidieron durante unos veinte años de existencia material (1895-1916), aunque nunca cruzaron de manera directa sus caminos.

Durante ese período Darío estuvo en Argentina y Europa y sólo retornó a su patria natal como “el hijo pródigo”, entre noviembre de 1907 y marzo de 1908

Es posible que el joven niquinohomeño a los doce años haya sido uno en la multitud de espectadores que, los días 6 y 7 de diciembre de 1907, se aglomeraron a orillas de los rieles y en las estaciones del tren para ver pasar al ilustre visitante que regresaba después de casi quince años de ausencia.

Cuando el retorno final de Darío al cementerio de su León querido, entre noviembre de 1915 y febrero de 1916, el poeta moribundo llegó a Corinto, pasó por Chinandega, estuvo unos días en Managua y permaneció en León hasta su deceso.

Sandino había cumplido veinte años en mayo de 1915, estaba en la dinámica privada de una sencilla vida de labores agrícolas y comerciales con su padre Sócrates Sandino y por su cuenta, carecía de aficiones literarias, aunque se pudo enterar, quizás de manera tardía, de la muerte del ilustre compatriota; no conocía su obra, pero sin dudas algo escuchaba y se enorgullecía de su fama.
Patriotas y antimperialistas

Cuando inició la ocupación militar norteamericana a mediados de 1912 y fue asesinado el patriota Benjamín Zeledón el 4 de octubre, Sandino, de diecisiete años, se indignó al ver pasar por su pueblo en una carreta los restos del héroe antiimperialista. 

Allí se sembró en su conciencia juvenil la semilla de la rebeldía que florecerá con esplendor quince años después, en mayo de 1927.

Darío, cuando se inauguró aquella nefasta noche de la historia, residía en España y realizaba un viaje por América del Sur, había cesado de manera forzada dos años antes como Ministro de Nicaragua ante España designado por el presidente liberal José Santos Zelaya, por lo que la renuncia impuesta al mandatario por la injerencia norteamericana –que no tuvo capacidad de resistir- y el empuje de la contrarrevolución conservadora, desplazaron al poeta de la más alta función diplomática que se le había otorgado. 

Darío, desde los espacios literarios, culturales y políticos en los que interactuaba denunció, sin ocultar su repudio y vergüenza, la intervención americana en su país.
Tuvo frente a aquel bochornoso acontecimiento una posición política clara, expresó su inconformidad y fue esa la principal razón por la que, cuando tuvo que salir de Europa a fines de 1914 por el estallido de la Gran Guerra Europea (Primera Guerra Mundial), evadió regresar a la patria ocupada, cuya soberanía había sido cedida por el presidente conservador Adolfo Díaz, quien pidió las tropas yanquis en 1912.

Después, reafirmando su posición subalterna, otra vez en 1926, año en el que Sandino inició su participación en la Guerra Constitucionalista para posteriormente, ante el entreguismo libero-conservador de Moncada, transformar la lucha en antiimperialista, por la defensa de la soberanía nacional y en contra de la intervención militar estadounidense.

Los héroes del Pequeño Ejército Loco, en los recesos y en el silencio después del combate, en las largas noches interrumpían los ruidos de la montaña con las melodías de Pedro Cabrera “Cabrerita”, los corridos propios y los que el General Sandino aprendió de la revolución mexicana; Francisco Estrada y otros leían sus versos y declamaban poemas de Rubén Darío que Sandino escuchaba con reverente atención, principalmente la Marcha Triunfal que le sonaba al oído como música victoriosa.

Entre estos dos personajes indispensables que complementan la identidad hispanoamericana de trascendencia universal y que superaron su tiempo y las fronteras, identificamos doce circunstancias o características:

1. Rubén Darío ocurrió primero en el tiempo, fue prócer de independencia cultural. Después sucedió Sandino, héroe antiimperialista, prócer en el proceso de independencia política. 

Ambos referentes complementarios, ineludibles e inmortales.

2. Asumieron una visión y propósito que percibieron como supremo destino, fueron persistentes en el rumbo emprendido, se pusieron en marcha en lo que creyeron y asumieron con determinación inalterable. 

Inesperados, impredecibles

3. Son autodidactas, con educación formal básica, insaciable curiosidad, inteligencia natural y agudeza intuitiva. Desde la profundidad de sus planteamientos fueron capaces de interpretar su realidad e influir en ella, constituyéndose con su mensaje y práctica en líderes que arrastraron a muchos.

4. Son cisnes negros, inesperados, impredecibles e impronosticables por las dificultades y adversidades de origen, por lo que emprendieron, lo que lograron y hasta adonde llegaron, por el impacto que provocaron.

5. Proceden de carencias y relaciones familiares conflictivas o disfuncionales, hay en sus semblantes melancolía, buscan afecto y son sensitivos, tienen la fortaleza para superar las circunstancias que les impiden lograr lo que se propusieron.

6. Darío completó la concepción modernista en El Salvador en la primera salida de Nicaragua. Sandino completó su pensamiento indigenista, nacionalista y antiimperialista, la visión espiritual e indo hispana en el contexto histórico, social, político, laboral y revolucionario de México.

7. Estuvieron limitados en mantener un hogar. La primera esposa de Darío, Rafaela Contreras, falleció en enero de 1893, cuatro años después del matrimonio; la esposa de Sandino, Blanca Aráuz, falleció en el parto en junio de 1933, seis años después del matrimonio en mayo de 1927. A Rafaela le sobrevivió el primogénito, Rubén Darío Contreras, a Blanca la hija Blanca Segovia Sandino. Uno fue absorbido por la vida bohemia de las tertulias y ocupaciones literarias de viajero incansable, el otro, por la lucha y la resistencia en condiciones adversas hasta las últimas consecuencias.

8. Sandino fue militar y político por necesidad, con compromiso social, de posiciones patrióticas, nacionalistas y antiimperialistas. Darío fue un literato innovador, pacifista, de sensibilidad social y posiciones políticas patrióticas, nacionalistas y antiimperialistas.

9. A m bos tienen enfoques latinoamericanos e indo hispanos, sus planteamientos trascienden el ámbito nacional y a su tiempo. Son inmortales en la memoria y en la conciencia nacional por su legado universal. Sandino es héroe por su resistencia antiimperialista que se incorpora como principio y valor nacional e hispanoamericano, Darío es prócer de independencia cultural por innovar desde la periferia, y conquistar con voz propia el mundo de habla española para la universalidad.

Alcanzaron la gloria de la inmortalidad

10. Mientras la vida pública de Sandino apenas duró siete años y medio (incluidos el preámbulo de seis meses en la Guerra Constitucionalista), comenzó a la edad de 31 años y concluyó con su inmolación; la de Darío comenzó en la adolescencia, a los 14 años, con los poemas y escritos en León y Managua, se prolongó hasta su deceso 35 años después, cuando habiendo cumplido su destino se rindió a la eternidad.

11. Rubén, en el camino de búsqueda, fue intermitente en la fe católica desde una constante espiritualidad profunda y sensible, se inició masón, pero no fue consistente; Sandino, con el temple de la disciplina forjó una espiritualidad que enfocó el rumbo de sus actos, inició y avanzó en la masonería y fue “Siempre Más Allá”.

12. Pagaron los costos del propósito asumido, Sandino al extremo de sacrificar su vida, y Darío por las renuncias personales que implicó su comprometida dedicación literaria hasta el agotamiento.

Ellos alcanzaron la gloria de la inmortalidad y dejan como herencia imperecedera su legado.

Ante la grandeza de lo logrado por ambos desde la adversidad, remando contra la corriente, fuera de todo pronóstico y desde sus imperfecciones humanas, es imposible la indiferencia, ocurrieron en su tiempo y continuarán ocurriendo ahora. 

No son sólo un referente histórico de impacto, sino también consecuencia presente que no se puede llevar el viento, son como franjas inseparables de una misma bandera que se agita y alza en la conciencia libertaria de los pueblos.

Son dos caras de una misma moneda, auroras de medianoche, esperanza y compromiso, uno para revitalizar el idioma en la decadencia y restaurar la identidad inaugurando el camino de la independencia cultural. 

Y el otro, en la oscuridad de la sumisión que cedió la soberanía y sacrificó la independencia, para rescatar con vigor y dignidad la voluntad de libertad y autodeterminación, que al traspasar las fronteras de su nacionalidad se hacen referentes continentales en todo tiempo.

Francisco Bautista Lara(*)

(*) Escritor y analista político.

https://www.visionsandinista.net/2025/01/21/dario-y-sandino-indispensables/

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