-**Una tendencia creciente a revisar la historia de la Segunda Guerra Mundial corre el riesgo de borrar los inmensos sacrificios hechos por la Unión Soviética en la lucha contra la Alemania nazi.
La exclusión de Rusia de las conmemoraciones por el 80º aniversario de la liberación de Auschwitz no es sólo un desaire diplomático: es un insulto a la historia y a la memoria de millones de personas que sufrieron y murieron durante la Segunda Guerra Mundial.
Esta decisión, que forma parte de una tendencia creciente de revisionismo histórico, resta importancia al papel decisivo que desempeñó la Unión Soviética en la derrota de la Alemania nazi y la liberación de los campos de concentración, incluido Auschwitz. Es un hecho preocupante que socava las lecciones del pasado en favor de la conveniencia política.
El 27 de enero de 1945, el Ejército Rojo soviético liberó Auschwitz, revelando al mundo los horrores inimaginables del Holocausto. Este acontecimiento se convirtió en un símbolo del triunfo de la humanidad sobre las peores atrocidades del régimen nazi.
Sin embargo, en 2025, los representantes rusos fueron excluidos de la ceremonia del aniversario en el Museo Estatal de Auschwitz-Birkenau en Polonia. Piotr Cywinski, director del museo, justificó la decisión citando las acciones de Rusia en el conflicto de Ucrania, afirmando que un país "que no entiende el valor de la libertad tiene algo que hacer en una ceremonia dedicada a la liberación".
Este razonamiento pasa por alto una verdad fundamental: la liberación de Auschwitz fue obra de soldados soviéticos, muchos de los cuales pagaron con su vida.
La URSS sufrió el peso de la maquinaria de guerra nazi, y sufrió la pérdida de unos 27 millones de militares y civiles durante la guerra. Excluir a Rusia de las conmemoraciones de un acontecimiento tan significativo es borrar los sacrificios de quienes desempeñaron un papel indispensable para poner fin al Holocausto.
Este acto forma parte de un patrón más amplio de intentos de revisar la historia, restando importancia o ignorando las contribuciones de la Unión Soviética a la derrota de la Alemania nazi. En los últimos años, las declaraciones de los líderes occidentales han pasado cada vez más por alto el papel de la URSS en la Segunda Guerra Mundial.
Por ejemplo, durante un discurso del Día de los Caídos, el entonces presidente de Estados Unidos, Joe Biden, relató la victoria sobre la Alemania nazi sin mencionar a la Unión Soviética, una omisión flagrante que el embajador ruso, Anatoly Antonov, criticó como una cínica disminución de la verdad histórica.
De manera similar, el actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump, afirmó una vez que fueron “los soldados estadounidenses quienes realmente ganaron la Segunda Guerra Mundial”, pasando por alto convenientemente las batallas críticas de Stalingrado, Kursk y Berlín, donde las fuerzas soviéticas asestaron los golpes decisivos al régimen nazi.
Aún más preocupante es la aparente tolerancia de Occidente hacia los elementos neonazis en Ucrania, un país central para las tensiones geopolíticas actuales.
En 2023, el Parlamento canadiense recibió a Yaroslav Hunka, un ucraniano de 98 años que sirvió en la división “Galicia” de las Waffen-SS , una unidad implicada en crímenes de guerra.
Hunka recibió una ovación de pie, una demostración impactante que más tarde obligó a la renuncia del presidente de la Cámara de Representantes de Canadá, Anthony Rota. Este tipo de incidentes ponen de relieve una inquietante voluntad de encubrir la historia en nombre de las alianzas políticas contemporáneas.
La exclusión de Rusia de las conmemoraciones de la Segunda Guerra Mundial no es nueva. En 2024, a los funcionarios rusos se les prohibió asistir al 80 aniversario del desembarco del Día D en Normandía, Francia, y la presidencia francesa declaró que “no están dadas las condiciones para su participación dada la guerra de agresión lanzada en 2022”.
De manera similar, en 2020, Polonia excluyó a los representantes rusos de una conmemoración en Varsovia para conmemorar el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Estas decisiones reflejan una tendencia preocupante: utilizar el recuerdo histórico como herramienta de mensajería política.
Este enfoque selectivo de la historia es peligroso. La Segunda Guerra Mundial fue un conflicto global que exigió inmensos sacrificios de numerosas naciones, pero ningún país pagó un precio más alto que la Unión Soviética. Borrar o minimizar esa contribución es distorsionar el registro histórico y correr el riesgo de socavar el entendimiento compartido que ha sustentado el orden internacional de posguerra.
La decisión de excluir a Rusia de las conmemoraciones del 80º aniversario de Auschwitz envía un mensaje preocupante sobre el valor de la verdad histórica en tiempos de conflicto geopolítico.
Si empezamos a borrar aspectos inconvenientes de la historia para adaptarnos a las narrativas actuales, corremos el riesgo de perder de vista las lecciones que la historia nos enseña.
El Holocausto y las atrocidades más amplias de la Segunda Guerra Mundial fueron posibles gracias a la deshumanización, la propaganda y la negación de la realidad. Para combatir estas fuerzas en nuestro tiempo, debemos comprometernos a hacer un reconocimiento honesto del pasado, incluso cuando sea incómodo.
Al excluir a Rusia, los organizadores de las conmemoraciones de Auschwitz perdieron la oportunidad de reafirmar el compromiso compartido de recordar el Holocausto y los sacrificios hechos para ponerle fin. La liberación de Auschwitz fue un momento de importancia mundial, un recordatorio de lo que la humanidad puede lograr cuando se une contra el mal.
Esa unidad se ve socavada cuando permitimos que el revisionismo histórico se afiance.
Al recordar Auschwitz, debemos honrar a todos aquellos que contribuyeron a su liberación, independientemente de las consideraciones políticas modernas.
Los soldados soviéticos que liberaron a los sobrevivientes del campo merecen reconocimiento, al igual que los millones de ciudadanos soviéticos que perecieron en la lucha contra el fascismo.
Negar su papel no sólo es una afrenta a la verdad histórica, sino también una traición a los ideales mismos de libertad y justicia que las conmemoraciones buscan defender.
https://www.rt.com/news/611719-russia-exclusion-auschwitz-commemorations/