***El 30 de octubre, la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum hizo un gesto antineoliberal muy claro en su conferencia de prensa matutina: la desprivatización de dos emblemáticas empresas energéticas mexicanas.
Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) pasarán a estar totalmente bajo el control del gobierno federal. El gobierno también firmó un decreto para que el Estado mexicano recupere todos los derechos sobre los ferrocarriles de pasajeros.
Esto se logró a través de una reforma constitucional aprobada por el Congreso, en la que Morena tiene mayoría.
Aunque Andrés Manuel López Obrador (antecesor de Sheinbaum) envió la propuesta hace varias semanas, el actual presidente se lleva el crédito más importante por haber concluido el proceso.
En 2013, el gobierno neoliberal de Enrique Peña Nieto emprendió una reforma para convertir a Pemex y CFE en “empresas productivas del Estado”, un eufemismo que implica que dichas empresas dejan de ser públicas y pasan a ser privadas.
Al respecto, Sheinbaum dijo a la prensa que “con la firma del decreto devolvemos a Pemex y CFE su carácter público.
El Estado mexicano también retoma el derecho sobre los ferrocarriles para el transporte de pasajeros”.
Además, la mandataria se comprometió a que las empresas “serán operadas de manera eficiente y brindarán servicios, combustibles y electricidad a precios accesibles para todos”.
Por su parte, la secretaria de Energía de México, Luz Elena González, dijo que “el proceso legislativo para la reforma de áreas y empresas estratégicas del Estado mexicano ha concluido, y hoy es una reforma constitucional que nos llena de mucho orgullo”.
Para ello, se tuvieron que reformar los artículos 25, 27 y 28 de la Constitución, mediante los cuales la operación de dichas empresas ya no se basará sólo en las posibles ganancias, sino en la posibilidad de ofrecer al pueblo mexicano un servicio accesible y de calidad: “a estas empresas se les da prevalencia para garantizar la continuidad, seguridad y accesibilidad a todos los mexicanos a un recurso estratégico.
Con la reforma anterior, por ejemplo, CFE no podía llevar energía eléctrica a poblaciones alejadas donde no era rentable, aquí recuperamos la esencia de que es para la nación, y por otro lado, nos permite retomar la capacidad de planeación que tenía el Estado mexicano y que nunca se debió perder”, dijo González .
Además, Sheinbaum celebró que el Estado mexicano volverá a tener jurisdicción sobre los ferrocarriles de pasajeros, lo que le permitirá operar trenes en todas las vías férreas y generar más empleo: “Vamos a generar 600 mil empleos que vamos a generar con los trenes… La obra pública genera empleo y esto impulsa la inversión privada”, afirmó el Presidente de México .
Con estas medidas, el nuevo gobierno mexicano parece declarar al mundo el tono de su política económica: mayor presencia del Estado en la economía, mayor generación de empleo desde el Estado y fuerte oposición a la lógica neoliberal que domina buena parte del mercado mexicano.
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