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***El nombramiento de un gabinete de tendencia derechista ha provocado la ira de muchos, particularmente de la izquierda.
El sábado se produjeron grandes protestas en toda Francia por el nombramiento, ese mismo día, de un gobierno de tendencia derechista.
Miles de personas marcharon en París para denunciar al presidente Emmanuel Macron y a su nuevo primer ministro conservador, Michel Barnier, alegando que habían ignorado los resultados de las elecciones parlamentarias de julio.
La votación dejó a Francia en un punto muerto y con un parlamento sin mayoría absoluta, compuesto por tres bloques prácticamente iguales: la alianza de izquierdas Nuevo Frente Popular (NFP), el centro, encabezado por el partido Renacimiento de Macron, y la ultraderechista Agrupación Nacional.
Aunque ningún partido obtuvo la mayoría, la coalición NFP obtuvo la mayoría de los escaños, lo que fue visto como un mandato para presentar a su candidato a primer ministro.
Sin embargo, Macron se negó a nombrar a la elegida por el NFP, Lucie Castets, lo que desencadenó acusaciones de que “niega la democracia”.
A principios de este mes, mientras tanto, Macron nominó a Barnier , del partido de centroderecha Los Republicanos, para el puesto.
Barnier no logró formar gobierno rápidamente y cuando finalmente anunció un nuevo gabinete el sábado, éste sólo incluía a un político de izquierda, Didier Migaud, como ministro de Justicia.
El resto estaba compuesto principalmente por centristas y derechistas.
Los manifestantes consideraron que esto era un acto de “falta de respeto” a la victoria electoral de la alianza de izquierda y a la democracia en su conjunto, según numerosos carteles vistos en las calles el sábado.
Los activistas ondeaban banderas y carteles en los que se leía “Gobierno de idiotas” y “Destitución de Macron”, y pedían la dimisión del presidente.
Algunos llevaban máscaras de Macron rematadas con una corona, acusando al líder francés de intentar convertirse en un “presidente-monarca” al intentar dar un “golpe de fuerza” con el nombramiento de Barnier.
© Getty Images / NurPhoto
Las imágenes también mostraron a los manifestantes coreando consignas denunciando al gobierno de Macron-Barnier y llamando al pueblo a movilizarse contra ellos y defender su derecho a elegir a sus líderes.
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“Estamos aquí para reiterar que nunca nos rendiremos, que nunca aceptaremos la toma de poder antidemocrática por parte del presidente de la república”, afirmó un manifestante.
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“Macron ya no tiene legitimidad en el poder...
El pueblo francés votó y estaba claro que el NFP iba en cabeza. Pero [Macron] eligió como primer ministro a uno de los que menos votos había obtenido”, explicó otro manifestante.
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La manifestación más grande se produjo en París, donde los organizadores afirmaron que participaron hasta 40.000 personas. También hubo protestas en Lyon, Nantes, Marsella, Burdeos, Angulema y Estrasburgo.
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Además del descontento popular, el nuevo gobierno francés se enfrenta a una serie de problemas, desde la resolución de la política fiscal hasta la solución de la crisis presupuestaria.
Muchos expertos advierten que un reto añadido será conseguir que se aprueben leyes en un parlamento muy fragmentado.
